Gimnasia y Tiro entró el pasado miércoles, tras la dura y merecida derrota frente a Chaco For Ever en el Gigante del Norte, en una zona pantanosa y complicada, dejando atrás los tiempos de márgenes y tolerancia para que el equipo aparezca, se conozca y se afiance. Es que ya no hay tiempo. Solo restan por jugar 24 puntos de la fase clasificatoria y las tendencias ya muestran una tabla de posiciones parcialmente partida en dos -exceptuando de este cuadro a Boca Unidos de Corrientes-, entre cuatro equipos que lucharán por los tres lugares de la clasificación a la zona campeonato y otros cuatro (entre los que se hallan Gimnasia y Juventud) que deberán remarla mucho, ganar la mayor cantidad de puntos posibles y esperar que los de arriba, sobre todo los litoraleños y San Jorge de Tucumán, se caigan en el camino, para evitar condenarse a la deficitaria reválida y a pelear por la permanencia.
Por todo eso, el traspié en casa con los chaqueños no fue un partido más, provocó un quiebre, un fastidio generalizado y una necesidad de canalizar ese orgullo herido para seguir esperanzándose con pelear por algo más que mantener la categoría.
El partido contra el albinegro significó el aplazo y el pulgar abajo del DT Víctor Riggio para el arquero Damián Cebreiro y los mediocampistas Matías Rosso y Emanuel Morete, que tuvieron actuaciones para el olvido en un juego clave.
Por ello el Tano hará un nuevo intento por buscarle una rosca más sólida, equilibrada y compacta para otro choque trascendental en el que no puede fallar, nada menos que ante el escolta de la zona 4, Crucero del Norte, al que recibirá mañana a las 17.30 en la Vicente López.
Tanto Juan Manuel Cobelli como Diego Martínez aportaron mayor claridad al ataque cuando ingresaron en la adversidad del duelo ante los chaqueños; sin embargo, el DT se terminó inclinando por este último para acompañar en el ataque a Luciano Herrera, relevando a Emanuel Morete, de flojísimo partido.
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Gimnasia y Tiro entró el pasado miércoles, tras la dura y merecida derrota frente a Chaco For Ever en el Gigante del Norte, en una zona pantanosa y complicada, dejando atrás los tiempos de márgenes y tolerancia para que el equipo aparezca, se conozca y se afiance. Es que ya no hay tiempo. Solo restan por jugar 24 puntos de la fase clasificatoria y las tendencias ya muestran una tabla de posiciones parcialmente partida en dos -exceptuando de este cuadro a Boca Unidos de Corrientes-, entre cuatro equipos que lucharán por los tres lugares de la clasificación a la zona campeonato y otros cuatro (entre los que se hallan Gimnasia y Juventud) que deberán remarla mucho, ganar la mayor cantidad de puntos posibles y esperar que los de arriba, sobre todo los litoraleños y San Jorge de Tucumán, se caigan en el camino, para evitar condenarse a la deficitaria reválida y a pelear por la permanencia.
Por todo eso, el traspié en casa con los chaqueños no fue un partido más, provocó un quiebre, un fastidio generalizado y una necesidad de canalizar ese orgullo herido para seguir esperanzándose con pelear por algo más que mantener la categoría.
El partido contra el albinegro significó el aplazo y el pulgar abajo del DT Víctor Riggio para el arquero Damián Cebreiro y los mediocampistas Matías Rosso y Emanuel Morete, que tuvieron actuaciones para el olvido en un juego clave.
Por ello el Tano hará un nuevo intento por buscarle una rosca más sólida, equilibrada y compacta para otro choque trascendental en el que no puede fallar, nada menos que ante el escolta de la zona 4, Crucero del Norte, al que recibirá mañana a las 17.30 en la Vicente López.
Tanto Juan Manuel Cobelli como Diego Martínez aportaron mayor claridad al ataque cuando ingresaron en la adversidad del duelo ante los chaqueños; sin embargo, el DT se terminó inclinando por este último para acompañar en el ataque a Luciano Herrera, relevando a Emanuel Morete, de flojísimo partido.