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Tras el hallazgo, el dolor ahora es un reclamo por saber

Los familiares piden reflotar el submarino e investigar qué pasó.
Domingo, 18 de noviembre de 2018 00:00

La noticia del hallazgo del submarino ARA San Juan en el fondo del Mar Argentino provocó desconsuelo en familiares y allegados de los 44 de los tripulantes, la mayoría de los cuales exige con fuerza que el buque sea reflotado.

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La noticia del hallazgo del submarino ARA San Juan en el fondo del Mar Argentino provocó desconsuelo en familiares y allegados de los 44 de los tripulantes, la mayoría de los cuales exige con fuerza que el buque sea reflotado.

En declaraciones periodísticas, varios familiares indicaron que la empresa les informó en su momento que "hasta 1.500 metros de profundidad" es posible "reflotar" los restos hallados a 907 metros, a casi 500 kilómetros del golfo de San Jorge, en Chubut.

"La empresa que lo encontró dice que tiene las herramientas para sacarlo", afirmó Luis Niz, padre del cabo homónimo, aunque señaló que "desde el gobierno se fijan más en la plata que van a gastar que en sus soldados y en que puedan volver con sus familias".

A su vez, Isabel Polo indicó que la empresa encargada de la búsqueda informó que "hasta 1.500 metros se puede reflotar" si bien, poco antes de tomar contacto con las autoridades, vaticinó: "Estoy segura de que van a decir que no se reflotará".

"Para mí esto fue un circo armado, se eligió el 16 de noviembre. Yo no creo en las casualidades", indicó Polo, quien criticó con dureza a presidente Mauricio Macri.

Tras señalar que "el circo les salió redondo", cuestionó "el discurso de Macri del 15 de noviembre donde dice caraduramente que contamos con él desde el día uno".

"¿De qué contención y de qué "cuentan conmigo desde el día uno' me hablan? Yo no soy estúpida ni pierdo la memoria", enfatizó la mujer.

Por su parte, Yolanda Mendiola también dijo que en la reunión informativa con la empresa Ocean Infinity se informó a los familiares que "hasta 1.500 metros se puede reflotar", pero consideró que esa decisión ahora "depende del Presidente".

En el hotel en el que están alojados, en las afueras de la ciudad y cerca de la base naval adonde el submarino debía arribar se vieron sollozos y abrazos, al conocerse la noticia.

"Tenemos nuestra duda de que quizás el submarino esté vacío en el fondo", dice Yolanda, madre del cabo primero Leandro Cisneros, quien tenía 28 años al momento de la desaparición de la nave.

"No podemos hacer el cierre", explica Yolanda, como si la palabra duelo fuera una entrega imposible de soportar.

"Vamos a exigir al Presidente (Mauricio Macri) que vea la forma de sacarlo (al submarino del fondo del mar) porque sí se puede, porque la empresa lo dijo", sostuvo la mujer, con voz quebrada pero firme.

"Tranquilidad no vamos a tener nunca, es mucho dolor lo que tenemos", dijo Julia Chazarreta, madre del tripulante Luis Leiva.

Una voz disidente

El criterio de la mayoría de los familiares no es compartido por el capitán de navío Jorge Bergallo, que comandó el ARA San Juan y es padre del capitán de corbeta Ignacio Bergallo, subjefe del submarino en el momento del hundimiento.

"Preferiría que no lo rescaten. Es mi parecer, sería someter a las familias a reconocer cuerpos que estuvieron durante un año sumergidos", explicó.

El militar consideró que "aunque entren y lo refloten no van a saber lo que pasó".

Bergallo advirtió además: "Hace muchos años que tanto la Armada como la Prefectura perdieron las condiciones para recuperar la nave, que hace mucho sí tenía".

“Está en su lugar, en el mar”

La voz se entrecorta, se interrumpe, no por mala comunicación, sino por el llanto. “Fue como una de esas películas malas yankees que a último minuto da una vuelta de tuerca y todo termina bien”, relata, a bordo del Seabed Constructor, Luis Tagliapietra, padre de una de las víctimas y abogado, que decidió no “bajarse” del buque de la empresa Ocean Infinity hasta “encontrar al submarino, que es la tumba de mi hijo Alejandro, y sus 43 compañeros, entre ellos una mujer. Ya está, los encontramos. Él era marino, y este es el lugar donde tiene que estar. Alejandro, mi Alejandro está en su lugar, en el mar, con su submarino. Yo ya cumplí con lo que le prometí. Le dije que lo iba a encontrar. Y lo hice. Como hombre gigante, pide disculpas por el llanto. Son lágrimas de emoción, de amor, de misión cumplida. De juramento cumplido. También de rabia. Pero ahora ese 60% se transformó en cien por cien y estamos muy felices”.

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