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Congreso de los que quieren ir por todo

Jueves, 22 de noviembre de 2018 00:00

Cumbre del pensamiento totalitario. "No podemos ser nunca la contracumbre del G-

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Cumbre del pensamiento totalitario. "No podemos ser nunca la contracumbre del G-

20, porque nosotros tenemos pensamiento propio, pensamiento crítico. Ellos vienen para implantar los mecanismos de dominación, quedarse con todo", manifestó Adolfo Pérez Esquivel, en su participación en el 1er. Foro Mundial de Pensamiento Crítico del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) en Buenos Aires. La calidad y la cantidad de los organizadores, participantes e invitados no dejan dudas: Zaffaroni, Baradel, Carlotto, Grabois, Borón, Ramonet, Donda, Monedero, Kicillof, Brieguer, Saintout, García Linera, Garzón, Carosio, Lander y otros representan lo más granado del populismo y/ totalitarismo propio y ajeno. Inmunes a la sensación que provoca el ridículo, no los acobarda el denominar "Primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico" a un encuentro que rinde un homenaje especial a los sesenta años del régimen carcelario y castrador (del pensamiento crítico) cubano. Si fueran coherentes debieran también reivindicar al Tercer Reich. Después de todo, Stalin, Mao, Pol Pot, Trotsky, Ceausesco y los ancestros de Kim Jong-un en materia de genocidio han batido todos los récords (al punto de relegar a la mitad de la tabla a Hitler y su banda de asesinos.)

Filosofía política kirchnerista. Pues bien, en este ambiente de "pensamiento crítico" que provee el "cochino" capitalismo argentino disertó Cristina contra el, también, "cochino" neoliberalismo (vaya usted a disertar contra Maduro en Venezuela o contra de Castro en Cuba y, si sobrevive, después me cuenta). Un discurso que no resiste el análisis. Eso sí, en tono épico, provocador y dando cátedra con una audacia sin límites. Ello porque Cristina, que no le hace asco ni a las honduras filosóficas, lanzó una crítica demoledora nada menos que contra el principio republicano de división de poderes. Esgrimió que dicho principio resulta obsoleto a esta altura de los tiempos. Dijo, para apuntalar el argumento de la decrepitud, que en la época de su proclamación (la revolución francesa de 1789) "no existía la luz eléctrica ni el auto". Luego, al pasar y como quien zanja la cuestión con una "genialidad", preguntó: "¿alguien se sacaría una muela como se la sacaban en 1789?". La ovación K no se hizo esperar. Acto seguido, se despachó contra los poderes que debiera y no controla el estado. Sostuvo que el legislativo y el ejecutivo sumados solo controlan el 20 o el 30% del poder total. Que los medios de comunicación, las empresas trasnacionales y los capitales disponen del otro 70 u 80% (le faltó agregar aquí a los ciudadanos de a pie). Ahora bien, ­Si esto no es una justificación del totalitarismo, el totalitarismo dónde está! ­Quiere la suma del poder y lo dice a los cuatro vientos! ­Resulta que Montesquieu está pasado de moda y hay que tirarlo a la basura! ¿No será Cristina la que está fuera de época? Ya en su momento el maestro francés advertía que el enemigo más peligroso de la libertad es el poder político ("es una experiencia eterna que todo hombre que tiene poder tiende a su abuso").

El totalitarismo es más viejo que la democracia. Por otro lado, las ideas totalitarias que propone la "reina-

filósofa" no son ninguna novedad. Precedieron largamente a la revolución francesa y tenían plena vigencia aún antes de que se inventaran la luz eléctrica y el agua caliente.

 

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