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12 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Por su aniversario, una tradicional heladería de Salta hoy regalará helados

La heladería Fili cumple 69 años y es en honor a su fundador su hijo invitó a la población a festejarlo entre las 19 y las 22. 
Jueves, 22 de noviembre de 2018 16:36

¿Quién no ha degustado en Salta un helado en la esquina de Güemes y Sarmiento?  ¿Quién no tiene a su sabor dulce de leche entre sus favoritos?

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¿Quién no ha degustado en Salta un helado en la esquina de Güemes y Sarmiento?  ¿Quién no tiene a su sabor dulce de leche entre sus favoritos?

Se trata de la heladería Fili, un tradicional local en Salta que hoy cumple 69 años deleitando paladares salteños. Y porque quiere celebrarlo, hoy sus dueños resolvieron compartir un "happy hour" entre las 19 y las 22. "Hoy 22 de noviembre cumple 69 años Heladería Fili y quiero contarles que para mi padre este día era de los más felices del año. Así que recordando aquellos momentos los invito a compartir un Happy Hour de 19 a 22", escribió hoy en las redes sociales del local Ángel Fili, hijo de don Vicente Fili. 

“Yo considero que esto no es mío, que me lo prestó Dios. Como si me lo hubiese dado en concesión y me hubiese dicho "tomá, trabajá y en la medida en que lo administres te va a rendir'”, le había contado años atrás a El Tribuno, don Vicente Fili quien murió en enero de 2017. 

Recordamos aquí su historia: 

Angel Fili padre vino de Italia en 1922. Llegó con 36 pesos a Argentina e inmediatamente compró un boleto de segunda clase para venirse a Salta. Eligió esta provincia por los cerros, la precordillera... Se parecía mucho al pueblito en el que él había nacido, Pettineo. Aquí formó una familia. Por esos años todos vivían en un conventillo en General Gemes 940, a mitad de cuadra de la heladería.

Angel era vendedor ambulante de frutas, verduras y leche. Salían a vender en una jardinera. A la leche se la mandaba un señor, Alberto Durán, de Rosario de Lerma. A veces sobraba, muchas veces no se vendía, entonces su papá la utilizaba para preparar helado artesanal. Fue entonces cuando comenzaron a vender helado, un par de horas todos los días, hasta que se ocultaba el sol. Se decía que el helado hacía mal si se tomaba de noche. Lo que sobraba lo comían en casa o les convidaban a los vecinos del conventillo.

El recorrido era casi siempre el mismo: Alto Molino, el sector de los cuarteles, entre otros. Por ese tiempo había tres o cuatro carritos de heladero. “Yo le decía a mi papá: "¿Cuándo tendremos la suerte de tener plata para comprar nuestro propio carrito?'. Porque había mucha gente que lo esperaba para comprar helado. Hasta que un buen día se dio que se vendía uno y papá, con mucho esfuerzo, lo pudo comprar. ­Qué alegría que teníamos! Cada vez que lo recuerdo me dan ganas de llorar”, rememora Vicente, con la mirada en los pensamientos, sentado en una de las sillas, en el interior de la heladería. Sabor que es tradición

Todos los días hacían helado de vainilla y chocolate. El tercer sabor rotaba: frutilla, naranja o limón.

Crecía la demanda. Crecía también el entusiasmo por el negocio. Así, Angel, Vicente y sus hermanos invirtieron un poco de plata y compraron las máquinas fabricadoras y conservadoras de helado para producir en más cantidad.

El primer tiempo la heladería estaba en Güemes 1046. Un año más tarde se trasladaron a la esquina de Sarmiento y General Güemes, donde se sitúa actualmente. “Algunos nos dicen que esta esquina, en vez de llamarse Sarmiento y Güemes, debería llamarse "La esquina de la dulzura'”, contó Vicente en tono de broma. 

Fili fue la cuarta heladería en Salta. El primer heladero que hubo en la ciudad era un señor árabe, Miguel Apas. Su negocio estaba al lado del hotel Provincial. Después funcionó la heladería Los Andes y en tercer lugar, Cercená. “Nos conformamos con ser los cuartos”, dice risueño Vicente, quien también trabajó 40 años como empleado del Banco Hipotecario.

 

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