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El trigo, entre la ciencia y el comercio

Miércoles, 19 de diciembre de 2018 00:00
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El trigo salió a escena. Ya sea porque le puede aportar una buena noticia a la alicaída economía nacional o porque los avances científicos que se lograron con el cultivo abren un debate en la estrategia comercial.

El debate que se suscitó respecto del pedido de Bioceres para que se apruebe su trigo genéticamente modificado tolerante a sequía abrió una discusión sobre la estrategia comercial del cultivo. Hasta ahora, el desarrollo del HB4 tuvo la aprobación de la Conabia y del Senasa, pero no del área de Mercados de la Secretaría de Agroindustria. El argumento es que los compradores del cereal argentino no aceptan el trigo transgénico y que una eventual autorización, aunque no pueda comercializarse, podría provocar un escape que afecte a los embarques del cereal convencional. Esta posición logró el respaldo de los exportadores, los acopiadores y los ruralistas. "Nosotros lo vemos positivo desde el punto de vista del avance tecnológico", dice Carlos Vila Moret, vicepresidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA). Sin embargo, cree que lo ideal es que se prevea algún mecanismo de segregación que permita "diferenciar el trigo genéticamente modificado del resto para no afectar la comercialización". También propone consultar a los compradores del exterior como, por ejemplo, los molineros brasileños, "para conocer su opinión y anticipar su reacción, ya que podrían verse afectado el precio si el comprador decidiera previsionarse ante una eventual contaminación de cargamentos de trigo tradicional con transgénico". Hasta el momento, según acopiadores y corredores de granos, los molineros brasileños han dicho que no estaban de acuerdo con importar trigo transgénico. El secretario de Ciencia, Lino Barañao, dijo en declaraciones a Telam que la Argentina no puede perder la oportunidad de ser líder en biotecnología. "Hay que tener en cuenta las condiciones objetivas que afectarían la venta de nuestros granos", en referencia a la decisión de Agroindustria. Hay un riesgo claro de perder mercados por un eventual escape con materiales no autorizados. Pese a los reparos, el trigo también está en la carrera de la innovación tecnológica. En agosto pasado, unos 200 científicos de 73 institutos de investigación en 20 países, descifraron el genoma del trigo, lo que abre las puertas a profundizar la mejora de rendimientos y su calidad. Más tarde o más temprano las innovaciones tecnológicas deberán incorporarse y el debate, acaso, deberá arrojar un resultado.

 

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