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La fiesta fue completa: domingo soleado y caluroso, ideal para probar y conocer una interesante variedad de cervezas hechas en Salta. Pero también fue la ocasión para charlar con sus hacedores, esos fanáticos del especial sabor de esta bebida que, además, acaba de celebrar a su propio santo, San Patricio.
Una docena de stands se distribuyeron en el predio La Mandinga, en villa Rebeca, un poco antes de llegar a San Luis por la ruta nacional 51. Bajo gazebos se instalaron los cerveceros artesanales que se organizaron para promover la actividad y grupos de amigos y familias completas se sumaron a esta movida que incluyó pizzas, tacos y empanadas.
Probablemente, por tratarse de una primera experiencia, algunos detalles se escaparon, como la falta de mesas para la gran demanda que hubo. En definitiva, la gente se acomodó en el pasto y disfrutó de “cervecear”
Los expertos explicaron repetidamente a quienes se acercaban las técnicas que emplean para fabricar sus cervezas, y dieron a conocer la amplia variedad de sabores (entre todas unos 30 tipos), en cada caso, y los ingredientes que usaron.
Todo acompañado por música, una banda en vivo y juegos para los más chicos.
Los artesanos
La agrupación Acción Cervecera Salteña (ACES) junto a Mandinga y la Municipalidad de Salta fueron los encargados de convocar a los más de diez productores de la provincia con una amplia variedad de sabores característicos de una de las bebidas más populares.
José Laxi lleva adelante una producción familiar que dio en llamar La Churita, y el encuentro le permitió presentar sus productos al mismo momento que contarán en qué consiste la producción y la materia prima que utilizan. En su caso, presentaron tres tipos de cerveza: Ipa (India Pale Ale), Porter (negra) y Apa (American Pale Ale). “La diferencia está en el tipo de malta que se usa para cada una”, destacó. ACES agrupa a 15 productores salteños que mayormente tienen un trabajo familiar y hasta unipersonal, como Fernando Poma, de Orán, que produce unos 2.000 litros mensuales de su marca Shout, y propone alguna de las variedades entre la que se destaca una colorada con locoto, ideal para acompañar comidas bien saladas. “Tiene un dejo de picor que se siente al final de la garganta”, dijo.
En crecimiento
Tras cinco años de estancamiento, el consumo de cerveza volvió a aumentar en el país en 2017. Actualmente se sitúa en 40 litros anuales per cápita, casi el doble del consumo de vino (22 litros al año por habitante), aunque detrás de países de la región como Brasil, Colombia y Venezuela, con más de 65 litros anuales por cabeza y muy lejos de los líderes: Alemania, con 160 litros anuales, y República Checa, con la friolera de 175 litros al año por cabeza.
Pero lo interesante es cómo los productores artesanales comenzaron a ganar terreno en el mercado y los “birreros” no se privan de probar y discutir sobre los sabores como verdaderos expertos.
Según Pablo Querol, ejecutivo y titular de Cerveceros Argentinos, “hay nuevos hábitos de consumo por los cambios en el estilo de vida y la mayor incidencia de los hogares unipersonales, lo cual nos impulsa a adaptarnos a las distintas ocasiones”. En cuanto a lo tributario, remarcó que la industria finalmente podrá absorberlo, “aunque estimamos que los precios acompañarán a la inflación”.
A favor
Hace poco más de un año, el Gobierno nacional introdujo una reforma al Código Alimentario para que las cervezas que no contengan aditivos alimentarios y posean solo ingredientes naturales, cuya elaboración sea manual o semiautomática, se comercialicen con la leyenda “elaboración artesanal”, y así favorecer la competitividad.
Este marco legal es la expresión de un nuevo fenómeno cultural. Un movimiento que es mundial y ya se puede ver en distintas ciudades del país. Primero aparecieron los elaboradores caseros, pero cada vez son más los que se animan a producir y hasta montar un bar especialista.