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Aciertos y errores del desafío más grande de Salta Basket

El proyecto falló en el resultado deportivo al perder la categoría en la histórica Liga Nacional, pero le dio rodaje y experiencias únicas a juveniles salteños a través del torneo Desarrollo y la Mini Liga.
Miércoles, 23 de mayo de 2018 22:10
Foto: Andrés Mansilla.

La palabra fracaso está muy pegada a nuestro vocabulario. Mucho más cuando se trata de deporte; con ella se busca englobar todo un proyecto bajo el aspecto negativo de no haber conseguido un objetivo, y en la mayoría de los casos se pasan por alto muchos esfuerzos individuales y grupales que pueden servir de experiencia para el futuro. Por eso, englobar toda una etapa de trabajo por un solo resultado es injusto, perjudicial y nos vuelve cada más escépticos cuando se trata de promover algo distinto.
Salta Basket falló en su objetivo de mantener la categoría en la Liga Nacional y su futuro estará en la Liga Argentina; la dolorosa derrota del lunes pasado frente a Ferro Carril Oeste le puso punto final a diez meses, que tuvieron aciertos y errores, desprolijidades y también un roce que el básquet salteño nunca tuvo en su historia. 
En lo estrictamente deportivo, los infernales no pudieron competir de igual a igual durante la temporada, salvó en esas primeras semanas del Súper 20, cuando el equipo fue revelación. Fue un inicio promisorio, pero en la lucha larga de la Liga el clima fue distinto, con bajos promedios de actuación individual y colectivos. 
Poner el equipo en cancha necesitó de una inversión de $20.000.000; la cifra no solo refiere al pago de jugadores, sino también a viajes, estadías, comidas, alquiler de viviendas, arancel de árbitros y otros aspectos. 
Salta Basket entró tarde al mercado de pases. La confirmación de la plaza en la Liga Nacional se dio cuando la mayoría de los equipos estaban armados y las opciones de compra eran escasas. El equipo se armó prácticamente en un mes y con el debut en el Súper 20 sobre la cabeza; en general, los extranjeros no rindieron salvo el caso de Ricky Harris y Al Thornton, en lo poco que jugó.
En total fueron 21 los jugadores que Ricardo de Cecco y Leandro Hiriart utilizaron desde el debut en el Súper 20 hasta la derrota contra Ferro en el Héctor Etchart. Algunos fueron fundamentales como el chaqueño Pablo Espinoza, el cordobés Diego Gerbaudo y hasta el salteño Emiliano Stucky logro destacarse, mientas que de Alejandro Zilli y Gabriel Mikulas se esperaba algo más. 
De De Cecco también se esperaba algo más; el entrenador fue parte fundamental del proyecto desde 2014, pero en la Liga no pudo torcer el mal rumbo en momentos claves. Su campaña estuvo marcada por lesiones inoportunas de algunos de sus elementos; con todos en condiciones Salta Basket le ganó a San Lorenzo, San Martín de Corrientes e Instituto de Córdoba, los tres mejores de la fase regular. 
De lo positivo también se puede hablar, como la participación de Salta Basket en la Liga Desarrollo con un 80 por ciento de juveniles salteños, una experiencia que nunca hubieran ganado de otra manera. El U-15 también representó otro punto alto; los pibes terminaron tercero en la Mini Liga con triunfos sobre Boca, Quilmes de Mar del Plata, Argentino de Junín y Regatas de Corrientes.
Además, por primera vez Salta fue sede del Junior NBA que acercó al básquet a cientos de jóvenes que nunca habían tenido contacto con la disciplina. En total se jugaron 150 partidos en dos meses de competencia. Otro aspecto no menor es que desde que se puso en marcha el proyecto de los infernales se han volcado al básquet más de 600 chicos hoy ligados a algún club de la Asociación Salteña.
Salta Basket pasó de una estructura semiprofesional a una profesional en meses, sin escalas y con las consecuencias de equivocarse y corregir sobre la marcha. 
 

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La palabra fracaso está muy pegada a nuestro vocabulario. Mucho más cuando se trata de deporte; con ella se busca englobar todo un proyecto bajo el aspecto negativo de no haber conseguido un objetivo, y en la mayoría de los casos se pasan por alto muchos esfuerzos individuales y grupales que pueden servir de experiencia para el futuro. Por eso, englobar toda una etapa de trabajo por un solo resultado es injusto, perjudicial y nos vuelve cada más escépticos cuando se trata de promover algo distinto.
Salta Basket falló en su objetivo de mantener la categoría en la Liga Nacional y su futuro estará en la Liga Argentina; la dolorosa derrota del lunes pasado frente a Ferro Carril Oeste le puso punto final a diez meses, que tuvieron aciertos y errores, desprolijidades y también un roce que el básquet salteño nunca tuvo en su historia. 
En lo estrictamente deportivo, los infernales no pudieron competir de igual a igual durante la temporada, salvó en esas primeras semanas del Súper 20, cuando el equipo fue revelación. Fue un inicio promisorio, pero en la lucha larga de la Liga el clima fue distinto, con bajos promedios de actuación individual y colectivos. 
Poner el equipo en cancha necesitó de una inversión de $20.000.000; la cifra no solo refiere al pago de jugadores, sino también a viajes, estadías, comidas, alquiler de viviendas, arancel de árbitros y otros aspectos. 
Salta Basket entró tarde al mercado de pases. La confirmación de la plaza en la Liga Nacional se dio cuando la mayoría de los equipos estaban armados y las opciones de compra eran escasas. El equipo se armó prácticamente en un mes y con el debut en el Súper 20 sobre la cabeza; en general, los extranjeros no rindieron salvo el caso de Ricky Harris y Al Thornton, en lo poco que jugó.
En total fueron 21 los jugadores que Ricardo de Cecco y Leandro Hiriart utilizaron desde el debut en el Súper 20 hasta la derrota contra Ferro en el Héctor Etchart. Algunos fueron fundamentales como el chaqueño Pablo Espinoza, el cordobés Diego Gerbaudo y hasta el salteño Emiliano Stucky logro destacarse, mientas que de Alejandro Zilli y Gabriel Mikulas se esperaba algo más. 
De De Cecco también se esperaba algo más; el entrenador fue parte fundamental del proyecto desde 2014, pero en la Liga no pudo torcer el mal rumbo en momentos claves. Su campaña estuvo marcada por lesiones inoportunas de algunos de sus elementos; con todos en condiciones Salta Basket le ganó a San Lorenzo, San Martín de Corrientes e Instituto de Córdoba, los tres mejores de la fase regular. 
De lo positivo también se puede hablar, como la participación de Salta Basket en la Liga Desarrollo con un 80 por ciento de juveniles salteños, una experiencia que nunca hubieran ganado de otra manera. El U-15 también representó otro punto alto; los pibes terminaron tercero en la Mini Liga con triunfos sobre Boca, Quilmes de Mar del Plata, Argentino de Junín y Regatas de Corrientes.
Además, por primera vez Salta fue sede del Junior NBA que acercó al básquet a cientos de jóvenes que nunca habían tenido contacto con la disciplina. En total se jugaron 150 partidos en dos meses de competencia. Otro aspecto no menor es que desde que se puso en marcha el proyecto de los infernales se han volcado al básquet más de 600 chicos hoy ligados a algún club de la Asociación Salteña.
Salta Basket pasó de una estructura semiprofesional a una profesional en meses, sin escalas y con las consecuencias de equivocarse y corregir sobre la marcha. 
 

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