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Cómo vivir 4 décadas de las artesanías hechas en casa

La historia de Juan Carlos Bellone merece ser conocida. El hombre trabaja desde chico el cuero y de sus manos salen verdaderas obras de arte.
Martes, 24 de julio de 2018 00:00

Juan Carlos Bellone es un vecino de la ciudad de El Bordo que vive de sus habilidades para transformar el cuero en artesanías regionales. A sus 57 años se encuentra en su mejor momento debido a que las ventas que está realizando tienen como destino distintos lugares del mundo debido al tipo de turismo que llega hasta su pueblo y su casa.

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Juan Carlos Bellone es un vecino de la ciudad de El Bordo que vive de sus habilidades para transformar el cuero en artesanías regionales. A sus 57 años se encuentra en su mejor momento debido a que las ventas que está realizando tienen como destino distintos lugares del mundo debido al tipo de turismo que llega hasta su pueblo y su casa.

Juan Carlos está casado con Carina Frías, con quien tuvo tres hijas, Verónica, Nahir y Carla. Comenzó a manipular el cuero desde muy joven, junto a su padre, quién trabajaba con la distribución del agua para el riego de los campos de esta parte del Valle de Sianca, pero le dedicaba un tiempo al trabajo del cuero. No lo hacía para vender, sino para uso personal, solo las botas se vendían, pero por encargo.

"Un día tomé un tiento e hice una especie de trenzado, no me salió bien pero mi padre me alentó a que continuara practicando, desde ese día, hace ya 40 años, mi vida comenzó a girar en torno al trabajo del cuero. Tengo otros oficios y pude emplearme en empresas del medio para el mantenimiento de máquinas, pero la talabartería era mi pasión, cuando juntaba dinero para comprar material dejaba el trabajo y volvía a lo mío", recuerda.

Poder vender sus productos nunca fue fácil, se lo solía ver instalado a la orilla de la ruta 34 con su viejo Renault, que aún conserva, con toda su mercadería expuesta sobre la banquina, también realizaba viajes para estar presente en los principales festivales folclóricos.

"He viajado mucho, siempre en el mismo auto, que es de fierro, tengo a mis dos hijas que por muchos años practicaron ciclismo, yo las acompañaba en cada competencia que se realizaban en distintas provincias de nuestro país, allí aprovechaba para vender mis cosas, por suerte siempre me fue muy bien", agregó.

En la actualidad sus trabajos permanecen en una gran sala de su casa, allí recibe a los visitantes que llegan para conocer El Bordo, monturas para caballos, sombreros, cintos, riñoneras, botas, chaquetas, tientos, boleadoras, alpargatas, boinas, llaveros, portamates y otras tantas cosas forman parte de su patrimonio.

"La familia Arias tiene su finca cerca de aquí y recibe turistas de nuestro país y de otras partes del mundo, ellos nos traen a sus visitantes hasta nuestra casa para que conozcan lo nuestro, parte de nuestras tradiciones, y puedan llevarse un recuerdo. Ya no salgo tanto, pero si hay algo importante subo todo a mi autito y salgo con mi señora", dijo.

Un anhelo que tiene como cuenta pendiente Juan Carlos es la de poder ayudar a las otras personas que realizan trabajos similares pero que no cuentan con la posibilidad de insertar sus productos. "No soy el único que hace trabajos de talabartería, o que realiza artesanías con distintos productos, he visto gente muy joven realizando muy buenos trabajos, pero al no poder vivir de sus producciones deben hacerlo como una especie de pasatiempo".

Un espacio para todos

"Yo tengo un terreno muy grande en mi domicilio, mi sueño es poder hacer un gran galpón adonde se puedan instalar todos los artesanos de mi departamento, que se transforme en un punto atractivo de venta, pero por ahora es algo muy lejano".

Bellone presentó un proyecto a nivel provincial dentro del programa "Tus ideas tienen fondo", "si salgo seleccionado no quiero comprar máquinas, porque todo lo que hago es en forma manual, no uso ningún tipo de maquinaria, pero podría cumplir con esa gran meta de hacer ese paseo de artesanos que tanto anhelo".

La familia Bellone tiene su casa ubicada a metros de las vías del ferrocarril, por donde circula el tren de pasajeros, a dos cuadras de la glorieta de ingreso a la ciudad, un lugar que podría ser estratégico para sus pretensiones turísticas.

 

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