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La radiografía social del departamento más pobre

Tiene el índice de NBI más alto, 81%. El 88% de su población vive en ranchos sin agua segura.
Domingo, 29 de julio de 2018 00:00

En Rivadavia, los hogares con necesidades básicas insatisfechas (NBI) representan el 81,3%. La desnutrición infantil es uno de los marcadores más dolorosos del departamento que tiene el 65% de pobreza infantil. Las adicciones hacen estragos en chicos que se inician en el consumo de alcohol a edades cada vez más tempranas y en adolescentes que se drogan hasta con nafta.

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En Rivadavia, los hogares con necesidades básicas insatisfechas (NBI) representan el 81,3%. La desnutrición infantil es uno de los marcadores más dolorosos del departamento que tiene el 65% de pobreza infantil. Las adicciones hacen estragos en chicos que se inician en el consumo de alcohol a edades cada vez más tempranas y en adolescentes que se drogan hasta con nafta.

El sector rural en general carece de servicios e infraestructuras esenciales: agua, electricidad, comunicaciones y caminos vecinales transitables.

Las casas son en su casi totalidad ranchos de adobe que se prestan como refugios de insectos hematófagos, como la vinchuca que transmite el Chagas, un mal endémico en la región.

La brucelosis es una enfermedad zoonótica muy peligrosa de la que se carece

de datos fidedignos sobre la implicancia en la salud de la población rural.

El sistema productivo actual, en relación a la ganadería bovina, se basa en un aprovechamiento del monte sin manejo adecuado de la hacienda.

Mortandad de vacunos

Por falta de agua y alimento, la mortandad de vacunos ronda entre el 30 y el 40%, en los años más desfavorables. Los forrajes que envía el Gobierno para asistir a pequeños productores afectados no son una solución de fondo.

En la región el porcentaje de terneros destetados es de apenas el 35% anual, un valor que no llega a la mitad de lo aceptable. La baja eficiencia productiva se traduce en el quebranto de la economía chaqueña, una escasa generación de trabajo genuino y el desarraigo.

Migración de jóvenes

En una propuesta técnica que enviaron al Ministerio de Ambiente y Producción Sustentable de la Provincia, el municipio de Rivadavia Banda Norte y la Secretaría de Agricultura Familiar (SAF) advirtieron que el 80% de los jóvenes emigra por falta de oportunidades a los centros urbanos.

En este contexto, Argemina Gutiérrez aclaró que ella y otros pequeños productores chaqueños no pueden pasarse la vida sin pasturas para sus vacas. "No quiero andar mendigando a ningún político algunas bolsas de maíz o fardos para que no se mueran de hambre mis animales", resumió.

La pobreza y la falta de desarrollo del Chaco salteño suele asociarse con el avance de las grandes empresas agropecuarias sobre los pequeños productores ganaderos. La realidad de la región, sin embargo, excede a esa idea. Las fincas con siembra de pasturas cubren menos de un 5% del total de la superficie de Rivadavia Banda Norte, que perdió sus pastizales originales por un siglo de pastoreo irracional y sobreexplotación del bosque.

Era un paraíso con bosques y pasturas

Rivadavia, hace apenas un siglo atrás, era completamente distinta a lo que vemos actualmente. “La vegetación original de la región chaqueña era un mosaico de bosques, arbustales y sabanas, no un manto homogéneo de leñosas”, aclaró Carlos Kunst, ingeniero del INTA, en uno de sus trabajos.

El periodista y escritor metanense Federico Gauffín, quien acompañó en 1903 al cordobés Domingo Astrada en la expedición del Pilcomayo, describió la fisonomía que tenía en ese entonces el chaco salteño. “Cruzábamos campos abiertos de hermosos pastizales, donde disparaban tropas de avestruces. Algunas corzuelas deteniendo su carrera, nos miraban con sus grandes ojos azorados, avanzaban unos pasos y después, presintiendo el peligro, daban media vuelta y a saltos elásticos, recto el índice de la cola, se hundían en la maraña... Durante ese tiempo habían llegado cientos de pobladores y los desiertos del Pilcomayo se habían convertido n una colonia floreciente, donde pastaban más de 100.000 cabezas de ganado vacuno y gran cantidad de rebaños de cabras”, escribió Gauffín en su obra “En tierras de Magú Pelá”. 

 

 

 

 

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