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“Por lo general la gente quiere creer en algo pero no sabe bien en qué”

Entrevista a Mariano Marquevich, psicólogo y escritor.
Martes, 04 de septiembre de 2018 15:01

Psicólogo forense y escritor, Mariano Marquevich es autor de La llave maestra, un manual en el que pretende “crear un método racional que permita al lector descubrir sus propias herramientas para estar mejor”. En diálogo con El Tribuno, el especialista asegura, entre otras cosas: “la gente quiere creer pero no sabe bien en qué”.

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Psicólogo forense y escritor, Mariano Marquevich es autor de La llave maestra, un manual en el que pretende “crear un método racional que permita al lector descubrir sus propias herramientas para estar mejor”. En diálogo con El Tribuno, el especialista asegura, entre otras cosas: “la gente quiere creer pero no sabe bien en qué”.

“La llave maestra” tiene un subtítulo que lo presenta como un “manual para transitar el camino del Ego al Ser” ¿a qué te referís puntualmente con estas categorías? ¿Por qué son puntos de partida y llegada?

El Ser es la existencia, la fuente imprescindible. Por eso es impronunciable, es aquello que permite la pronunciación. No hace falta ser un gurú para entenderlo. Las mismas reglas de la lingüística lo establecen. Una palabra no puede ser definida por la misma palabra. El ser... ¿es...? Para los descreídos de todo, aún siendo el caso extremo de que la vida misma fuera una ilusión, el Ser sería lo que la sueña. El ego es un desdoblamiento del Ser que se cree independiente. Su trabajo pasa por seleccionar, separar, etiquetar. Tu ego se conforma cuando asociás a tu esencia con algo, te identificás con algo, ya sea un pensamiento, una actividad, una emoción. Más que partida y llegada, uno es error y el otro acierto. Uno es ilusión y el otro es conciencia. Eso no quita que haya una distancia a recorrer dentro de la ilusión para despertar.

Entre las páginas del libro resumís algunos de los volúmenes más renombrados de la autoayuda o la filosofía, desde Miguel Ruiz y Osho hasta Jung y Hegel y mostrás a lo largo del trayecto una propuesta personal ¿ qué aprendiste en él y cómo llegaste a tu propio abordaje?

Antes que nada, quiero aclarar que se trata de un abordaje racional. Es decir, que no necesitás de la fe para creer lo que está escrito en el libro. Los filósofos están la mayoría peleados entre ellos. Los curanderos y religiosos dicen todo lo mismo pero meten su cuchara, y ahí me parece que la embarran, cuando universalizan su propio método. Me interesaba plasmar esos conceptos tan unívocamente tratados como el Ego, el Ser, la aceptación, el perdón, etcétera, eximiendo al lector de tener que dar un salto místico para concebirlos. Sobre mi formación, en la universidad tuve muchas materias de filosofía y de teología, pero el grueso me encargué de explorar por mi cuenta. Un autor me conducía a otro. El plan fue anárquico y deductivo a la vez, pero sobre todo fue placentero. Y lo sigue siendo. No hay un podio de llegada. Lo vivo más bien como una aventura singular. Por más que leas mucho, la gran mayoría de los libros te los perdés. Son pocos años...

En el libro hacés referencia al Santo, no como algo místico sino con esa voz interna que busca felicidad real, que dialoga con el ego para intentar acercarnos a nuestro ser ¿es un concepto superador respecto de la afamada voz de la conciencia? ¿o la felicidad no es un proceso consciente?

El Ego y el Ser no dialogan. La oscuridad no permanece cuando se la alumbra con la linterna y viceversa. Por eso, mi gran pregunta cuando atravesé el pensamiento oriental fue, cómo llego de acá hasta allá. Me di cuenta que quién formulaba esa pregunta era la respuesta. Se trataba de algo distinto al Doctor Jekyll y Mister Hyde. Había una instancia bisagra entre el Ego y Ser. Sólo le puse un nombre. El Santo. La instancia del Santo interno (que todos llevamos dentro, y que describo en el libro) es aquella faceta que detecta los errores del Ego y busca métodos para resolverlos. No tiene la posta. Pero si la intención. Y es al Santo al que el libro le ofrece su herramienta: la llave maestra. Le dice “La mayoría de las cosas no las vas a poder comprobar. En todo aquello que tengas que usar tu fe, en lo que sea que vayas a creer sin reaseguros, procurá que te traiga bienestar y, sino, reemplazalo por otra”. Tan simple como eso.

Reflexionás acerca de la sobreabundancia actual de información y afirmás que nos autoprogramamos ¿Cuál creés que es el acuerdo más dañino y el más saludable de los que abundan en el inconsciente colectivo actual?

El más dañino es desoír nuestro sufrimiento o en su defecto, aún peor, naturalizarlo. Y el más saludable es ver en el problema una oportunidad y, si no la hay, inventarla. El optimismo no es utopismo. Nuestra capacidad creativa nos permite ser positivos sin por ello tener que convertirnos en negadores seriales o en ingenuos descerebrados.

Sos psicólogo y trabajás en la investigación forense del delito ¿qué te aportó esa formación a la hora de escribir? ¿Fue en contacto con la muerte que sentiste la necesidad de fortalecer una espiritualidad racional?

La búsqueda compulsiva de identidad que persigue el Ego proviene del miedo. Hay muchos tipos de miedos, pero el más radical, el primordial, es el miedo a la muerte. Una enfermedad, una ruptura amorosa, el envejecer, todo eso es muerte. No es requisito ser forense para estar en contacto con la muerte. Y como es inevitable, debemos aceptarla, y abrazarla. Es un combustible de primera y no contamina. La nafta de hecho es un líquido compuesto por cadáveres en descomposición. Mi trabajo tiene un costado surrealista. Luego de leer el expediente, la persona de la que habla el libro en algún momento se te aparece enfrente y tu tarea es evaluarla. Entonces es un libro que cobra vida. Esa dinámica me puso enfrente del escritorio a todo tipo de personas (el abanico entero de caracteropatías criminales). Muchas de ellas me convocantes de un rechazo profundo. Ya desde mi experiencia como pasante, supe de inmediato que si quería trabajar de un modo imparcial y sereno debía llevar adelante un cambio interno. Esto no lo encontré en los libros. Lo experimenté trabajando. La llave maestra me sirvió para reestructurar las viejas categorías de “bueno” y “malo” por otras más sofisticadas y asertivas. El simple hecho de percibir al Ego distinto del Ser abre un universo nuevo de percepción del mundo externo. Y como siempre digo, se puede llegar ahí con la lógica y la razón. No hace falta que pagues un diezmo o que te afilies a una religión.

¿Cuáles son las consultas u opiniones más particulares que recibís de tus lectores en las redes sociales?

Por lo general la gente quiere creer pero no sabe bien en qué. Las repercusiones y los comentarios hasta el momento fueron muy cálidos y positivos. Fue un libro que empezó de manera independiente y en muy poco tiempo ya va por su tercera edición lo que supone cierta demanda para este tipo de abordajes. 

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