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Julio Bocca: “Era exigente conmigo porque busqué esa excelencia que debía ser”

Retirado desde hace 12 años, establecido en Uruguay y dedicado a pleno a la enseñanza y a la Fundación Julio Bocca, tiene listo un viaje a Salta, lo que ya despertó enorme expectativa entre los amantes de la danza.
Lunes, 07 de octubre de 2019 10:43

 

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Moisés Torfe
El Tribuno


Mencionar el nombre de Julio Bocca es penetrar en la danza misma, un hombre que “paseó” su talento en cuanto escenario lo requirió e iluminó los ojos en todos los continentes. 
Desde pequeño se “colaba” en las clases que brindaba su mamá Nancy, por eso no sorprendió que a los 15 ya realizara algunos papeles en el Teatro Colón, como también unas temporadas en Río de Janeiro, Brasil. Cuando llegó a la mayoría de edad ganó la medalla de oro en la ciudad rusa de Moscú, y un año después entró al American Ballet Theatre. A partir de entonces recorrió el mundo bailando en sus principales escenarios, recibió innumerables premios, creó su propia compañía y se propuso popularizar el ballet.
Procedente de una familia de origen humilde, siempre fue visto como un muchacho de barrio, ajeno al glamour que por lo general ostentan las estrellas del ballet.
Después de cerca de 30 años de carrera profesional bajo la rigurosa exigencia de esta disciplina, el prestigioso bailarín abordó la que, quizás, fue la decisión más trascendente de su vida: retirarse y comenzar una nueva vida. Pero jamás dijo adiós...siguió apegado desde su sabiduría en la materia, para el bien de bailarines y docentes de la disciplina.
En diálogo exclusivo con El Tribuno, recordó aquella imborrable noche: “Ese 22 de diciembre de 2007 había más de 300.000 personas en la avenida 9 de Julio. Esa imagen quedará muy dentro mío, la gente fue generosa, amable, y me mimó durante sobrado tiempo”.
En Uruguay dirigió el Ballet Nacional Sodre y tras siete años decidió dar un paso al costado. Su charla con El Tribuno fue abierta y gentil.
Tu llegada moviliza al circuito de la danza...
Una alegría inmensa volver a pisar el bendito suelo salteño: Hace bastante tiempo que no voy por esa pintoresca ciudad, por lo consiguiente también voy a recoger aprendizaje. Llegaré para dictar un seminario intensivo, donde intentaré volcar, a través de la docencia, mi experiencia profesional. Un evento único e imperdible, que también contará con la presencia de un ícono indiscutible de la danza: la maestra Silvia Bazilis, exprimera bailarina del Teatro Colón. El curso se realizará entre los días 18, 19 y 20 de octubre en el Teatro Provincial de Salta para alumnos de nivel principiante, intermedio y avanzado, profesionales de la danza, docentes y personas afines al arte. Con Silvia dictaremos tres clases cada uno y, como punto final, ofreceré una charla-debate con material audiovisual inédito para todos los participantes e interesados en el arte de la danza y la cultura en general.
¿Cómo ves hoy la danza en el país?
Tengo un dejo de tristeza porque no observo el nivel que quisiera ver. Lo veo atrasado, falta el trabajo cotidiano, disciplina y técnica; deberían ser muchas más las exigencias. Se encuentran alumnos con talento y también buenos profesores, pero eso no alcanza, se debe poner esfuerzo e incentivo, pero lo importante es que se puede mejorar. Yo era exigente conmigo mismo porque buscaba esa excelencia que debía ser. Soy exigente porque la danza lo es, no porque Julio Bocca dice que hay que ser exigente. Me gusta ver las cosas bien hechas. Tenemos que apostar siempre con el corazón.
¿Extrañás los escenarios?
La verdad que no, me siento muy bien ejerciendo de maestro y ensayador. Llevo una vida bastante agitada, porque visito diferentes compañías y escuelas del mundo. Desde mi alejamiento, jamás dejaron de llegarme propuestas laborales, pero no acepté. La decisión está tomada, no volvería a bailar porque requiere de un trabajo diario, y, como soy exigente, no lo haría. Se necesita de un entrenamiento especial. Estoy muy bien en el lugar que elegí y disfruto en demasía de poder transmitir mi experiencia a los bailarines. Además, mis rodillas me pasan factura, tengo nueve operaciones (cuatro de rodilla izquierda, meniscos, rótula, una de rodilla derecha, menisco, y en los dos pies los ligamentos rotos. También cirugía de costilla y en uno de los dedos de la mano). Pero en definitiva amo la danza, desde cualquier ángulo.
¿Cómo es un día de descanso?
Soy tranquilo, muy hogareña. Disfruto de caminar por la playa... me encanta un buen vino tinto. Ahora estoy enchufado con el Mundial de Rugby.
Venís a una tierra netamente folclórica...
Mi madre era profesora de danzas folclóricas, por lo consiguiente desde muy pequeño aprendí a querer y respetarla, y también practicaba el malambo. Hay una parte muy importante en esta historia del folclore que se llama composición: grandes poetas y escritores de esta tierra se encargaron de brindar un enorme aporte a la cultura. Jamás olvidaré mi maravillosa experiencia junto al Ballet Argentino, en el Festival Mayor de Folclore de Cosquín, en Córdoba.
En materia de políticas educativas, ¿observás interés en los gobiernos de desarrollar la disciplina?
Se intentó una vez hacer la Ley de Danza y no avanzó. ¡Con la cantidad de bailarines y compañías que tenés en todo el país! Falta interés sobre esto, que es lo nuestro, porque ¿qué más nuestro que la danza folclórica, por ejemplo, que son nuestras raíces?
 

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