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Lí, una mexicana enamorada de Salta

La mujer hizo amigos salteños y mantiene una estrecha relación con los trabajadores de AM840. Visitó la provincia y cumplió un sueño.
Domingo, 29 de diciembre de 2019 01:40

Lila María Teresa Bustos Martínez vino hace unos días a Salta. En poco tiempo, ya en 2020 cumple los 60 y su hijo quiso darle como regalo el sueño de su vida: conocer Salta. Eduardo Alonso Lozano Bustos fue el ideador y acompañante de su madre en esta aventura. 

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Lila María Teresa Bustos Martínez vino hace unos días a Salta. En poco tiempo, ya en 2020 cumple los 60 y su hijo quiso darle como regalo el sueño de su vida: conocer Salta. Eduardo Alonso Lozano Bustos fue el ideador y acompañante de su madre en esta aventura. 

El amor de Lí por Salta surgió hace varias décadas, cuando esta mujer era una niña. Nacida en la Ciudad de México, durante su niñez conoció a varios argentinos. “Desde niña crecí escuchando folclore. Sabía que era sudamericano, pero no sabía de dónde era. En aquella época había muchos refugiados argentinos y chilenos en México. Además, había peñas. Cuando crecí, en la adolescencia, junto con mis primos hicimos un grupo folclórico, y cantábamos pero no sabíamos qué era. Por ejemplo, cantaba ‘Balderrama’, pero no tenía la más mínima idea de lo que era”, contó, luego de haber conocido a Leo Tejerina de la radio AM 840 y compartir el micrófono. 

En su encuentro con El Tribuno, la mujer recordó que su tía escuchaba todo el tiempo a Mercedes Sosa y a Los Chalchaleros. Y que por aquellas épocas llegó un salteño a la casa de su familia de visita. Así fue que conoció, a través del relato de esta persona, los secretos de esta tierra que “esconde un cantor en cada piedra”. 

Con el paso de los años, esta mexicana comenzó a reconocer como propios a los artistas salteños, como el Chaqueño Palavecino, y de pronto encontró el programa de radio de Leo Tejerina. Así primero lo siguió en la Cacharpaya y luego en AM 840. 

Gracias a internet, fue haciendo amigos de esta tierra. Así se contactó con la familia de aquel salteño que le enseñó de los poetas y artistas locales. Luego, se comunicó con Leo Tejerina, y le contó de este amor incondicional por Salta. Las invitaciones para visitar esta ciudad no faltaban, pero por cuestiones de salud o estudio no lograba llegar. 

Hasta que hace unos meses, su hijo le pidió el pasaporte. “Para qué, le pregunté. Y me dijo que iban a regalarme un viaje por mis 60. Primero pensé que iba a Las Vegas, por qué allí fue mi esposo en sus 60. Entonces Eduardo me dijo: ‘No, más al sur’. Los Ángeles. ‘No, más al sur’. Y me quedé pensando... Argentina?”, cuenta emocionada y feliz de estar recorriendo las calles de Salta, donde aún se vive con pausa y con siesta. 

Lí confesó que tenía miedo, porque en un principio pensó que se venía sola. Luego, supo que su hijo la acompañaba y sin darse cuenta los meses pasaron tan rápido. Entre los amigos salteños con los que cuenta, está Marcela Palma que en algunos de sus viajes a México volvió cargada de presentes para los chicos de la AM. Ella ayudó en la organización de este viaje de ensueño. 

Corresponsal de lujo

Con el paso de los meses, la amistad entre ella y radio AM 840 fue fortaleciéndose. Las necesidades de conocer más de México y esta mujer enamorada de Salta facilitaron las primeras llamadas. Y ahora, las charlas desde Ciudad de México y Salta se hacen a diario. 

“Mi familia era de Veracruz, y Salta se me figura como aquel lugar. Es como que se quedó en el tiempo, siguen viviendo con pausa y tranquilidad. Disfrutando de las salidas con los amigos”, expresó la habitante del país del norte, quien vive en una megametrópoli como el Distrito Federal, con una población de unas 10 millones de personas. 

“La vida allá es siempre correr, siempre agitada, con manifestaciones y cortes de calles todos los días y a toda hora. Su ciudad es muy bonita”, expresó la mujer.

Docentes de alma

Lí se jubiló hace un par de años, antes de la reforma previsional en México. Afirma que tuvo la suerte de jubilarse con 28 años se servicio sin necesidad de cumplir los 60, como es desde la nueva legislación. Toda su vida se dedicó a la docencia. Era maestra de pre escolar (jardín de infantes). 

Su hijo es quimico-farmacéutico y biólogo y realizó un maestría en enfermedades infecciosas. También es chef, respostero y desde hace seis años lleva adelante su emprendimiento con una línea de cosmética. 

Su hija es mercadóloga con maestría en alta dirección. Es docente de inglés, y hace unos días abrió una cafetería. 

El esposo es ingeniero civil y también ya está retirado, aunque terminó los últimos años como profesor de Física, en la Universidad de México. 

El 22 de diciembre, Lí y su hijo regresaron a Buenos Aires, y el 23 partieron hacia México, donde los esperaba la familia para pasar la Navidad.

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