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Un proceso malo, un descenso cantado

Lunes, 08 de abril de 2019 02:36

Cuando un equipo desciende o sale campeón, no hay un solo culpable ni una sola razón. La pérdida de categoría de Gimnasia y Tiro obedece a un cúmulo de situaciones y a varios responsables. Si Gimnasia se fue al descenso es porque fallaron todos, de arriba a abajo. Luego se busca la gradualidad, se culpa más a uno u a otro, de acuerdo a la cara del cliente o al amiguismo que en Salta se utiliza mucho, cuando, en definitiva, todas las partes confluyeron para esta debacle deportiva.
Este proceso arrancó mal ya con el armado del plantel que pergeñaron el dirigente Juan Carlos Ibire con el Tano Víctor Riggio. Sin embargo, los fanáticos empedernidos piden la cabeza del presidente Marcelo Mentesana por no haberse opuesto a un equipo de bajo presupuesto prometido desde un principio por su hombre fuerte del fútbol: Ibire. Y así les terminó yendo. 
Los jugadores son la otra pata fundamental del fracaso. No estuvieron a la altura, ni los de acá ni los de allá. No se puede dejar pasar por alto que estaban prácticamente salvados y que debían ganar un punto más en los últimos dos partidos de la reválida y que solo obtuvieron dos unidades de los últimos 15 que disputaron. ¡Era uno más! No estuvieron a la altura los de afuera ni los chicos del club, hay que decirlo. Es que en la provincia todavía existen los ilusos que creen que solo con jugadores de Salta se puede llegar lejos.    
Armado mal el plantel, con jugadores “porros” como se dice en el barrio, otro error dirigencial fue el de creer que por apostar por un hijo de la casa como Daniel Ramasco -para reemplazar a Riggio- el equipo podía mejorar. Y no fue así. El Gato dirigió la misma cantidad de partidos que Riggio y nunca logró darle otro impulso al equipo. No estaba preparado para asumir el puesto y debió decirlo antes de querer quedar como un héroe de brasas calientes. Ya no puede sacarse el lazo de las responsabilidades en un proceso que había arrancado mal, que tuvo tiempo para mejorar pero que terminó en un fracaso que ya estaba anunciado.    

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Cuando un equipo desciende o sale campeón, no hay un solo culpable ni una sola razón. La pérdida de categoría de Gimnasia y Tiro obedece a un cúmulo de situaciones y a varios responsables. Si Gimnasia se fue al descenso es porque fallaron todos, de arriba a abajo. Luego se busca la gradualidad, se culpa más a uno u a otro, de acuerdo a la cara del cliente o al amiguismo que en Salta se utiliza mucho, cuando, en definitiva, todas las partes confluyeron para esta debacle deportiva.
Este proceso arrancó mal ya con el armado del plantel que pergeñaron el dirigente Juan Carlos Ibire con el Tano Víctor Riggio. Sin embargo, los fanáticos empedernidos piden la cabeza del presidente Marcelo Mentesana por no haberse opuesto a un equipo de bajo presupuesto prometido desde un principio por su hombre fuerte del fútbol: Ibire. Y así les terminó yendo. 
Los jugadores son la otra pata fundamental del fracaso. No estuvieron a la altura, ni los de acá ni los de allá. No se puede dejar pasar por alto que estaban prácticamente salvados y que debían ganar un punto más en los últimos dos partidos de la reválida y que solo obtuvieron dos unidades de los últimos 15 que disputaron. ¡Era uno más! No estuvieron a la altura los de afuera ni los chicos del club, hay que decirlo. Es que en la provincia todavía existen los ilusos que creen que solo con jugadores de Salta se puede llegar lejos.    
Armado mal el plantel, con jugadores “porros” como se dice en el barrio, otro error dirigencial fue el de creer que por apostar por un hijo de la casa como Daniel Ramasco -para reemplazar a Riggio- el equipo podía mejorar. Y no fue así. El Gato dirigió la misma cantidad de partidos que Riggio y nunca logró darle otro impulso al equipo. No estaba preparado para asumir el puesto y debió decirlo antes de querer quedar como un héroe de brasas calientes. Ya no puede sacarse el lazo de las responsabilidades en un proceso que había arrancado mal, que tuvo tiempo para mejorar pero que terminó en un fracaso que ya estaba anunciado.    

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