Esta situación se asemeja a cuando le dan un colchón a alguien que sufrió los efectos de una inundación: es inobjetable ese tipo de ayuda para gente que enfrenta carencias.
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Esta situación se asemeja a cuando le dan un colchón a alguien que sufrió los efectos de una inundación: es inobjetable ese tipo de ayuda para gente que enfrenta carencias.
No se puede estar en contra de estas políticas, pero el punto es que, de la misma manera de que lo único que resuelve el problema de la gente a la que perjudican las inundaciones es hacer obras para evitar los anegamientos y desbordes que afectan las casas, en este caso corresponde diseñar una estrategia de crecimiento y desarrollo de la economía que haga que las personas dispongan de un empleo genuino.
Para ello hay que hacer transformaciones muy profundas que tienen que ver con las cuestiones laborales y la concentración de actividades vinculadas a la industria en un solo lugar del país, que es Buenos Aires, resolver problemas de transporte, fomentar las actividades que están presentes en toda la geografía nacional que son las agropecuarias.
De eso no se habla ahora, aunque hay que rescatar que en el Gobierno anterior hubo una preocupación con respecto a la cuestión de la infraestructura, la energía y el apoyo al campo; en ese aspecto hubo avances, pero yo no veo que haya ninguna estrategia para resolver problemas estructurales de fondo. Estos son paliativos, pero después los gobiernos los sostienen y nunca han hecho transformaciones de fondo.
Volviendo al ejemplo anterior, es como que todos los años le vamos a dar un colchón a la gente que le afecta la inundación y eso, claramente, no es una solución.