La situación de las rutas nacionales y provinciales que surcan los Valles Calchaquíes padece un profundo deterioro. Tanto, que pueblos como Luracatao permanecen prácticamente aislados desde el viernes. Tampoco es posible llegar a Pucará ni Jasimaná (Angastaco). El acceso a muchos parajes, es una empresa casi imposible. El tramo de la ruta 40 a la altura de La Quesera, en el empalme con la ruta 51, se encuentra cortado por derrumbes y crecida de arroyos. Luego, prácticamente por todas las vías de comunicación de Cachi, Seclantás, La Poma, entre otros puntos, se debe circular con extrema precaución. Mientras que el tramo Cachi-Seclantas está complicado por la crecida de los arroyos de la quebrada, a la altura del Km 4.479
Las inclemencias climáticas fueron implacables este verano y los desbordes de ríos y arroyos hicieron lo suyo. Lo que los lugareños reclaman es una mayor capacidad de reacción de los organismos pertinentes, como Vialidad de la Nación y de la Provincia para despejar y reparar los caminos. En los últimos años, la falta de mantenimiento agravó las consecuencias propias del periodo estival.
inicia sesión o regístrate.
La situación de las rutas nacionales y provinciales que surcan los Valles Calchaquíes padece un profundo deterioro. Tanto, que pueblos como Luracatao permanecen prácticamente aislados desde el viernes. Tampoco es posible llegar a Pucará ni Jasimaná (Angastaco). El acceso a muchos parajes, es una empresa casi imposible. El tramo de la ruta 40 a la altura de La Quesera, en el empalme con la ruta 51, se encuentra cortado por derrumbes y crecida de arroyos. Luego, prácticamente por todas las vías de comunicación de Cachi, Seclantás, La Poma, entre otros puntos, se debe circular con extrema precaución. Mientras que el tramo Cachi-Seclantas está complicado por la crecida de los arroyos de la quebrada, a la altura del Km 4.479
Las inclemencias climáticas fueron implacables este verano y los desbordes de ríos y arroyos hicieron lo suyo. Lo que los lugareños reclaman es una mayor capacidad de reacción de los organismos pertinentes, como Vialidad de la Nación y de la Provincia para despejar y reparar los caminos. En los últimos años, la falta de mantenimiento agravó las consecuencias propias del periodo estival.
Hay sectores muy comprometidos, como el Camino a Luracatao, El Santuario, Quebrada la Paya, Angastaco adentro, el tramo Cachi-Seclantás, entre otros.
Si bien es parte fundamental de su movimiento económico, el turismo pasa a segundo plano si se tiene en cuenta que esta situación afecta a la vida diaria de las poblaciones locales. Los problemas de transitabilidad alcanzan por ejemplo al normal traslado de pacientes en ambulancias; los artesanos no han vendido nada en esta temporada y se quedaron sin ingresos, los productores no pueden comercializar sus cosechas de cebolla y tomate, porque los camiones no se arriesgan a la posibilidad cierta de roturas o de quedar varados.
El turismo es casi nulo esta temporada, por la imposibilidad de transitar hacia las localidades de la zona.
La situación se agrava y el malestar crece. Una vez finalizada la temporada de lluvias, se hace imprescindible poner en marcha un plan integral de reparación y mantenimiento de caminos nacionales y provinciales, para que los Valles Calchaquíes puedan desarrollarse y lucir como las postales que deslumbran al mundo entero.