Siempre existió, aunque vale la pena recordar. Se cumplirán hoy 29 años de una de las historias más penosas de la Copa Libertadores y del fútbol argentino, cuando Boca empató de forma deliberada y descarada con Oriente Petrolero de Bolivia con el propósito de perjudicar a River.
Si hubiera sucedido en estos años acaso habría habido una investigación oficial y una condena pública, pero los medios de comunicación no tuvieron una posición uniforme, algunos interpretaron el hecho como un exceso de picardía o una mera anécdota y más temprano que tarde la huella del oprobio se diluyó.
El viernes 5 de abril de 1991 se enfrentaban Boca y Oriente Petrolero en la Bombonera en un partido correspondiente al grupo 1 de la trigésima segunda edición de la Copa Libertadores de América.
En tiempos de dos unidades por partido ganado, Bolívar de La Paz llegaba con 7 puntos y Boca, River y Oriente Petrolero con 5.
Como se clasificaban a la siguiente fase los tres primeros, River, que había cumplido con la totalidad de sus compromisos, dependía de que Boca venciera a Oriente Petrolero en cuyo caso se favorecería por la diferencia de gol.
Sin embargo, en la Bombonera no hubo un partido propiamente dicho sino un amaño tácito compartido y además fomentado por los propios hinchas del local: “¡Esta noche tenemos que empatar!”.
Se jugó los 90 minutos de área a área, prácticamente sin remates a los arcos y cuando a falta de un cuarto de hora, Diego Latorre se salió del libreto y buscó el gol de forma decidida fue abucheado por unos cuantos seguidores de Boca.
De hecho, resultó un secreto a voces que el intento de Latorre fue cuestionado a viva voz por algunos de sus compañeros.
Consultado por Télam, el hoy comentarista de televisión se excusó: “Prefiero no hablar del tema”.
Lo cierto es que sellado el caricaturesco 0 a 0 del que hoy se cumplirán 29 años, en las tribunas del estadio de la Ribera sonó un elocuente “Chau, River; chau River; chau River, chau”.
Orientado por Oscar Washington Tabárez, aquella noche Boca formó con Carlos Navarro Montoya; Diego Soñora, Carlos Moya, Víctor Marchesini e Ivar Stafuza; Walter Pico, Blas Giunta, Antonio Apud (Julio César Gaona) y Carlos Tapia; Alfredo Graciani (Diego Latorre) y Gabriel Batistuta.
Árbitro del singular y penoso partido fue el uruguayo Ernesto Filippi, que en el correspondiente informe que entregó a la Confederación Sudamericana de Fútbol, hoy Conmebol, subrayó que los equipos incurrieron en “falta de esfuerzo”.
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Siempre existió, aunque vale la pena recordar. Se cumplirán hoy 29 años de una de las historias más penosas de la Copa Libertadores y del fútbol argentino, cuando Boca empató de forma deliberada y descarada con Oriente Petrolero de Bolivia con el propósito de perjudicar a River.
Si hubiera sucedido en estos años acaso habría habido una investigación oficial y una condena pública, pero los medios de comunicación no tuvieron una posición uniforme, algunos interpretaron el hecho como un exceso de picardía o una mera anécdota y más temprano que tarde la huella del oprobio se diluyó.
El viernes 5 de abril de 1991 se enfrentaban Boca y Oriente Petrolero en la Bombonera en un partido correspondiente al grupo 1 de la trigésima segunda edición de la Copa Libertadores de América.
En tiempos de dos unidades por partido ganado, Bolívar de La Paz llegaba con 7 puntos y Boca, River y Oriente Petrolero con 5.
Como se clasificaban a la siguiente fase los tres primeros, River, que había cumplido con la totalidad de sus compromisos, dependía de que Boca venciera a Oriente Petrolero en cuyo caso se favorecería por la diferencia de gol.
Sin embargo, en la Bombonera no hubo un partido propiamente dicho sino un amaño tácito compartido y además fomentado por los propios hinchas del local: “¡Esta noche tenemos que empatar!”.
Se jugó los 90 minutos de área a área, prácticamente sin remates a los arcos y cuando a falta de un cuarto de hora, Diego Latorre se salió del libreto y buscó el gol de forma decidida fue abucheado por unos cuantos seguidores de Boca.
De hecho, resultó un secreto a voces que el intento de Latorre fue cuestionado a viva voz por algunos de sus compañeros.
Consultado por Télam, el hoy comentarista de televisión se excusó: “Prefiero no hablar del tema”.
Lo cierto es que sellado el caricaturesco 0 a 0 del que hoy se cumplirán 29 años, en las tribunas del estadio de la Ribera sonó un elocuente “Chau, River; chau River; chau River, chau”.
Orientado por Oscar Washington Tabárez, aquella noche Boca formó con Carlos Navarro Montoya; Diego Soñora, Carlos Moya, Víctor Marchesini e Ivar Stafuza; Walter Pico, Blas Giunta, Antonio Apud (Julio César Gaona) y Carlos Tapia; Alfredo Graciani (Diego Latorre) y Gabriel Batistuta.
Árbitro del singular y penoso partido fue el uruguayo Ernesto Filippi, que en el correspondiente informe que entregó a la Confederación Sudamericana de Fútbol, hoy Conmebol, subrayó que los equipos incurrieron en “falta de esfuerzo”.