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Pandemia y cuarentena en el "país jardín de infantes"

Son muy oscuras las sombras que se ciernen sobre la economía.
Domingo, 21 de junio de 2020 01:17

El país atraviesa un momento sombrío, esta vez, por la amenaza de una pandemia que nos cayó del cielo, y nos encontró con una dirigencia política inmadura (sin distinción de banderías, por cierto). Inmadura para gobernar, como lo muestran los balances, por lo menos en las dos primeras décadas del siglo. El presidente Alberto Fernández ha logrado un éxito provisorio en su decisión de imponer el aislamiento para evitar el contagio. Claro que el mérito mayor es haber escuchado a los científicos, que hasta ahora lo llevaron por buen camino y haber convencido a una ciudadanía que se avino a cumplirlo.

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El país atraviesa un momento sombrío, esta vez, por la amenaza de una pandemia que nos cayó del cielo, y nos encontró con una dirigencia política inmadura (sin distinción de banderías, por cierto). Inmadura para gobernar, como lo muestran los balances, por lo menos en las dos primeras décadas del siglo. El presidente Alberto Fernández ha logrado un éxito provisorio en su decisión de imponer el aislamiento para evitar el contagio. Claro que el mérito mayor es haber escuchado a los científicos, que hasta ahora lo llevaron por buen camino y haber convencido a una ciudadanía que se avino a cumplirlo.

Pero la cuarentena tiene sus costos económicos y, según los expertos, acumula riesgos en la salud física y mental a futuro. Sin duda, distribuir el ingreso familiar de emergencia entre 9.000.000 de familias supone un esfuerzo en un país con déficit, con deuda, paralizado, sin recaudación suficiente y sin capacidad de endeudamiento.

Por eso debe primar la madurez y la prudencia.

Son muy oscuras las sombras que se ciernen sobre la economía del país y del mundo. Y el Gobierno no ha mostrado qué piensa hacer al respecto.

Tanto Fernández como su jefe de Gabinete Santiago Cafiero dijeron que "el problema no es la cuarentena sino la pandemia". Claro, las vidas humanas son sagradas y justifican "quemar las naves". Cuando Hernán Cortés decidió quemar las naves para que los amotinados no se volvieran a España sabía que el precio a pagar iba a ser caro.

María Elena y el Nano

La falta de precisiones evoca la tentación paternalista de los dirigentes de todos los tiempos, que María Elena Walsh describió como "el país jardín de infantes". La poeta se refirió como "conjuro mágico" a una frase inolvidable de Christian Zimmermann, vicepresidente del Banco Central designado por José Alfredo Martínez de Hoz: ""La inflación ha muerto (por lo tanto, no existe)". Al fin y al cabo, el kirchnerismo intervino el Indec para esconder la inflación, la pobreza y el desbarajuste (que, por cierto, existían).

La cuarentena es un problema que preocupa al mundo. La Unión Europea acaba de conformar un fondo de 700.000 millones de euros para asistir a las economías en emergencia por la recesión causada por el coronavirus. Se trata, como se sabe, de naciones con indicadores de ingresos per cápita, distribución del ingreso y equidad social que duplican y triplican los de la Argentina. Chile, con menos éxitos sanitarios, ha conformado un fondo soberano de 15 mil millones de dólares para hacer frente a la emergencia. Brasil, con un mal gobierno y con torpezas incalculables, dispone sin embargo de reservas por casi 340.000 millones de dólares.

Nuestro país, con una deuda al borde del default, solo tiene reservas netas de menos de 8.000 millones de dólares (en agosto de 2019 tenía 20.000 millones) y ha realizado la mayor emisión monetaria (en relación con el PBI) en treinta años. "Ahora nos ocupamos de la salud. Después, de la economía. Y sabemos cómo hacerlo", dijo el presidente varias veces. Y su frase evocó a Joan Manuel Serrat: "Niño, deja ya de joder con la pelota... Eso no se dice, eso no se hace, eso no se toca".

¿Hacia dónde vamos?

El misterio no ayuda. En 2003, Roberto Lavagna (el único ministro con vida propia de la era K) jugaba ese juego y nunca definió su programa. Bueno, en 2015 el déficit era del 7%, el gasto público se había duplicado y las reservas estaban en su punto más bajo en los últimos quince años. Y siempre quedó la duda sobre si alguna vez hubo un plan, o fue todo coyuntura.

La consultora Ivenómica, con datos de la Cepal, sostiene que "son alarmantes" la brecha cambiaria (73,25%) y el bajo nivel de las reservas internacionales netas (US$ 7.500 millones). El 6,4% que representan las reservas del BCRA en el PBI argentino es un valor sustantivamente inferior al que muestran países como Perú (32,4%), Uruguay (25,1%) y Brasil (21,2%)".

Según todos los pronósticos, el segundo semestre estaría signado por mayor inflación, devaluación y el pico de caída de actividad económica.

Un combo riesgoso: más déficit y menos recaudación

Los fondos para contener el impacto del virus suman $1,88 billones. 

La pérdida del poder adquisitivo de los asalariados sería muy elevada, la economía será mucho más informal, con márgenes escasos y una presión tributaria exuberante.
Un laberinto: entre enero y mayo, el déficit fiscal de la Administración Pública Nacional acumuló $ 890.000 millones. Entre marzo y mayo la caída de la recaudación tributaria en términos reales fue de 25%, mientras que el gasto público creció 20% en comparación con el mismo lapso de 2019. De esta manera, hasta el mes pasado se acumuló un déficit de alrededor de 3% del PIB.
Hasta mayo, los recursos excepcionales previstos para contener el impacto del coronavirus suman $1,88 billones (6,7% del PBI).
“Síganme, no los voy a defraudar”, prometía Carlos Menem en los tormentosos días de 1989, con la inflación galopante que marcó el primer tramo de su gobierno.
Es inoportuno e injusto objetar el liderazgo del Presidente en la campaña sanitaria, aunque eso va a ocurrir en la medida en que quienes conducen, politicen la pandemia.
Porque el panorama es sombrío en el mundo.
El diario The Economist tituló esta semana: “Después de la caída: la inversión en el suministro de petróleo se ha derrumbado. Puede que no vuelva a rugir”. La recesión, el cambio tecnológico, el Acuerdo de París desalientan la inversión en hidrocarburos, mientras que en una Argentina escasa de divisas aún se ilusionan con el milagro de Vaca Muerta.
Stephen Roach, profesor en la Universidad de Yale y expresidente de Morgan Stanley en Asia, en una columna publicada en Bloomberg, advirtió sobre los estándares de vida en Estados Unidos, “los cuales pueden reducirse como nunca antes”.
El mundo está endeudado al extremo: la deuda global a inicios de siglo era de US$ 85 millones de millones; en 2008 se duplicó y al cierre del tercer trimestre de 2019 llegó a los US$253 millones de millones.
Las decisiones deben ser claras y los misterios son “conjuros mágicos”.
Por eso el Gobierno español tomó una decisión “sanitaria” para el colapso económico: convocó a un centenar de expertos de élite, sobre todo economistas. Según El País, les encomendó “imaginar la España de la era poscovid”. Una “especie de think tank como los que han creado la Francia de Macron y la Italia de Conte, es plural y no obedece a la línea ideológica de la coalición.
Claramente, frente a semejante colapso, la foto con Joseph Stiglitz o Kristalina Giorgieva no alcanza.
 

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