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5 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Por ley se determinó el 30 de agosto de 1947, la fecha fundacional

Si bien había pobladores desde principios del siglo XX, en 1947 se independizó de la jurisdicción de Aguaray. 
Viernes, 28 de agosto de 2020 02:01

Colocaron una piedra fundacional en ese lugar que con los años sería la Avenida 9 de Julio pero que en ese entonces era solo una senda más, apenas abierta en medio de un monte frondoso que se empeñaba en cubrirlo todo de árboles añejos y valiosos. Era 30 de agosto y moría el invierno en ese lugar tan alejado de todo que por su riqueza natural había concitado la atención de algunas pocas familias, casi aventureros que llegaron para poblarlo.

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Colocaron una piedra fundacional en ese lugar que con los años sería la Avenida 9 de Julio pero que en ese entonces era solo una senda más, apenas abierta en medio de un monte frondoso que se empeñaba en cubrirlo todo de árboles añejos y valiosos. Era 30 de agosto y moría el invierno en ese lugar tan alejado de todo que por su riqueza natural había concitado la atención de algunas pocas familias, casi aventureros que llegaron para poblarlo.

Los Figueroa, los Landrié, los Ruperez, dedicados a la cría de ganado, habían elegido a esta porción de suelo salteño como su lugar en el mundo, el lugar al que le dedicaron sus sueños, sus proyectos y sus incansables horas de trabajo. Esas son las tres familias consideradas pioneras de esta localidad por lo que sus nombres figuran en las recopilaciones de aquellos que han trabajado para reconstruir esta joven historia y alejarla del olvido, y en los cuadernos de los niños de hoy cuando sus maestros los hacen regresar imaginariamente a esos años.
 
Son 73 años de vida institucional

Este domingo 30 de agosto, Salvador Mazza -aún sin actos alusivos ni multitudinarios desfiles- celebrará 73 años de vida institucional, fecha que fuera determinada por una ley provincial. A consecuencia de la pandemia, las autoridades del sur de Bolivia que con su presencia suelen reafianzar los lazos de hermandad entre las dos naciones tampoco podrán estar presentes. En un clima diferente, la localidad recordará a sus pioneros.

Aunque el ir y venir de vendedores, de quienes transitaban al pie de los cerros del oeste arriando animales en pie, de aquellos que provenían de la hermana Bolivia trayendo el valioso caucho para destinarlo a las fábricas de Argentina, tiene mucho más años.

Si hoy en día vivir en el Pórtico Norte de la Patria, donde comienza o termina la República Argentina tiene tantas dificultades, es difícil imaginar lo que los pobladores de aquel entonces enfrentaron. Pero aún así a esas tres primeras familias se fueron sumando otros apellidos tan tradicionales como Aparicio, Sáenz, Carpio, Katz o James. Fue en la década del 50 con el descubrimiento de los pozos petrolíferos del área de Madrejones, sumado a la llegada del ferrocarril que con su punta de rieles arribó a la frontera en el año 1947, lo que produjo el mayor oleaje migratorio hacia este lugar virgen, donde todo estaba por hacerse.

Recién allí los pobladores comenzaron a tener agua corriente y electricidad, porque hasta entonces había que agudizar el ingenio. Y sin duda que lo hicieron porque se dedicaron a la actividad que fue la génesis del comercio de frontera, a la cría de animales, levantaron sus viviendas, construyeron aquella primera casa municipal de madera, que es casi una postal histórica y trajeron la primera escuela primaria. 

La historia de Salvador Mazza es simple, como la de tantos pueblos de la Argentina profunda y como un detalle importante: vale recordar que en el año 1910 ya había sido instalado el primer resguardo aduanero que se ubicó en la margen sur de la quebrada internacional, hoy cabecera sur del puente que conecta ambos países, lo que da una idea que el comercio de frontera ya comenzaba a dar sus primeros pasos en aquellos primeros años del siglo XX.

Las primeras familias se ubicaron casi al pie de los cerros, en lo que hoy sería el costado izquierdo de la avenida San Martín, de ingreso a la localidad. Años después, Pocitos, como también se conoce a este lugar de la Argentina, fue delegación municipal dependiente de su vecina Aguaray y en 1930 fue designado al frente de la misma don Ernesto Aparicio, un maderero que había llegado unos pocos años antes para dedicarse a esta prolífica actividad y que tenía su propio aserradero. Él mismo hizo construir ese edificio municipal de dos plantas ubicado en la esquina de las actuales avenida San Martín y calle Balcarce. 

Los pociteños siempre recordarán que don Ernesto fue el poblador que construyó canaletas con madera de su aserradero para llevarle el agua a sus vecinos. Era un puñado de familias, en realidad, que como él se habían aventurado a poblar este lugar inhóspito, difícil, pero al que todos le veían futuro. En la década del 40 comenzó a funcionar una delegación de la Gendarmería Nacional y otra de la Policia Federal a la vez que las autoridades de aquel entonces disponían de los terrenos para la construcción de un hospital, la plaza principal, iglesia y comisaría.
 
La llegada del progreso

En1942, el presidente Ramón Castillo llegó en tren a Tobantirenda, 10 kilómetros al sur de la frontera, donde se entrevistó con su par de Bolivia, Enrique Peñaranda y firmaron un acuerdo para el tendido del ferrocarril a Santa Cruz de la Sierra. Y el 27 de septiembre de 1947 el presidente Juan Domingo Perón fue quien lo inauguró.

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