Todavía no comienzan las lluvias fuertes que arrastran todo en el cauce del río Rosario y los desperdicios arrojados por manos inescrupulosas siguen en aumento. Desde Rosario de Lerma hasta Campo Quijano hay 7 kilómetros atestados de basura doméstica, desechos industriales, mercadería descompuesta y residuos de fertilizantes. La triste postal resulta recurrente año a año. La falta de control y la desidia humana son cómplices de la destrucción paulatina en el ambiente.
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Todavía no comienzan las lluvias fuertes que arrastran todo en el cauce del río Rosario y los desperdicios arrojados por manos inescrupulosas siguen en aumento. Desde Rosario de Lerma hasta Campo Quijano hay 7 kilómetros atestados de basura doméstica, desechos industriales, mercadería descompuesta y residuos de fertilizantes. La triste postal resulta recurrente año a año. La falta de control y la desidia humana son cómplices de la destrucción paulatina en el ambiente.
El corolario de este continuo desastre ecológico termina aguas abajo en el dique Cabra Corral. Los vecinos suben a sus redes sociales interminables denuncias sobre cómo la suciedad invade las márgenes y el cauce seco, por ahora, de los ríos Toro y Rosario.
Hace pocos días un exlegislador subió a las redes sociales en fotos el contraste ambiental. "Salí a disfrutar de la naturaleza y me encontré con basura por todos lados. Por qué somos tan sucios. Tan desinteresados por la naturaleza y el bienestar común. Se levantó la basura y ahora está de nuevo lleno de residuos y desechos tóxicos", comentó Mario Alberto Vilca en su perfil de FB.
Vilca en su habitual recorrida en bicicleta por la zona rural de Rosario de Lerma, entre río Rosario y río Toro, fue testigo de la irracional actitud de pobladores que no les interesa preservar el medio ambiente.
El camino elegido por él y otros vecinos que salen a realizar actividades al aire libre muy habituales en esta época del año es el de la zona de Las Peras y el camino que cruza el río hacia el sector del paraje conocido como Finca Cámara.
Los desechos domésticos, neumáticos, mercadería en mal estado, animales muertos, y chatarra abundan. Las botellas de vidrio y de plástico son depositadas en largas extensiones del cauce del río. "Antes podíamos salir a disfrutar de todo el río a lo largo del año. Hoy es imposible. No hay quien no deje basura en todo este recorrido que antes era verde y saludable", posteo Blanca, una vecina que recorre en bicicleta junto a deportistas el sector.
Hacia el Cabra Corral
Hacia la zona de Campo Quijano el mismo cauce se extiende desde la Quebrada del Toro, pasando por Quijano, Rosario de Lerma, La Merced, El Carril y su desembocadura final en el Cabra Corral, al sur del Valle de Lerma. Son alrededor de 35 kilómetros de recorrido de las aguas en época estival. Las lluvias arrastran todo a su paso. La basura termina navegando de norte a sur hacia el dique.
Desaprensivos
“De esta parte del río creció la población. Al no haber recolección o algún tipo de planificación para la basura la gente la arroja al río. Nosotros en nuestra finca la enterramos, pero no todos lo pueden hacer y los más desaprensivos la tiran en cualquier lado. Nadie multa o previene estas acciones”, contó un finquero del lado de Cámara que acercó fotos a El Tribuno.