Ya no queda nada. Las horas se esfuman como agua entre los dedos para muchos, aunque para otros, los ansiosos, los hinchas expectantes, aquellos que mordieron el polvo en aquel fatídico 11 de abril de 2019 cuando Gimnasia y Tiro consumó en cancha y en tierras cordobesas su descenso de categoría, transcurren como en un reloj atascado por la arena por la misma ansiedad, por las ganas inmensas de que llegue la hora indicada.
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Ya no queda nada. Las horas se esfuman como agua entre los dedos para muchos, aunque para otros, los ansiosos, los hinchas expectantes, aquellos que mordieron el polvo en aquel fatídico 11 de abril de 2019 cuando Gimnasia y Tiro consumó en cancha y en tierras cordobesas su descenso de categoría, transcurren como en un reloj atascado por la arena por la misma ansiedad, por las ganas inmensas de que llegue la hora indicada.
Para ellos las agujas parecen no correr y cuentan los minutos para que llegue ese día, el gran día, y que después de las 19 horas de mañana todo sea algarabía, euforia, gloria y vuelta olímpica para el sacrificado grupo de jugadores del millonario que pusieron el pecho en el peor momento histórico deportivo del club, tomaron entre sus manos una brasa caliente y que están a un paso de devolver al albo al sitial que medianamente le correspondería por su historia y por lo que representa como institución: el torneo Federal A, el estamento que divide el doloroso y luchado amateurismo, del profesionalismo.
Y los jugadores de Gimnasia también esperan con una ansiedad, más medida, pero no menos pasional: son aquellos que cargan con historias personales de ahínco, dificultades y adversidades que los fueron fortaleciendo sobre la marcha, como son los casos de Juan Manuel Perillo y de Ivo Chaves, por citar a algunos, entre los puntos más altos del equipo.
El albo partirá hoy a Santiago del Estero con una valija cargada de una veintena de ilusiones supremas de ascenso de un destacable grupo de gladiadores que superó las batallas más duras en cancha para afrontar el partido más importante del año, la finalísima del Regional Amateur por uno de los cuatro ascensos de la categoría frente a Deportivo Fontana de Chaco, al que enfrentará mañana, a las 17.10, en el escenario neutral del estadio “Jiya Miranda” de Güemes de Santiago del Estero, con el arbitraje de Bruno Amiconi, oriundo de Saltos, provincia de Buenos Aires, quien estará asistido por sus compoblanos Carlos Viglietti y Gonzalo Roldán.
La única duda para la nómina de viajantes sigue siendo Juan Pablo Cárdenas: el veterano zaguero no pudo ponerse aún a tono por la falta de rodaje en la semana debido a su molestia muscular. El ex-Juventud Antoniana será exigido en la práctica matutina de hoy, previa al último almuerzo de la delegación en la ciudad y el viaje a Santiago, para ver si está en condiciones de afrontar una final que requiere que todos estén en óptima condición.
El rival llega primero
El plantel de Deportivo Fontana de Chaco no quiere dar ventajas de cara a la finalísima de mañana. La delegación chaqueña, tras resultar negativos todos sus testeos para COVID-19, parte en la madrugada de hoy a Santiago del Estero para arribar al escenario del partido a media mañana.
Allí tiene previsto entrenar por la tarde, hacer un reconocimiento del estadio de Güemes y que el DT Rolando López termine allí de definir el equipo.