Hay una zona en el centro de la ciudad de Salta en donde los vecinos viven y trascienden sin ser vistos ni considerados por el Estado en su conjunto.
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Hay una zona en el centro de la ciudad de Salta en donde los vecinos viven y trascienden sin ser vistos ni considerados por el Estado en su conjunto.
Se trata del barrio Ferroviario y su cara visible está en avenida Sarmiento al 900, es decir a unas 10 cuadras del centro de la ciudad. El grave problema que tienen es que carecen de la regularización dominial y quieren que el Gobierno de la Provincia los vuelva a censar.
Para el interior del asentamiento barrial, hacia la estación de trenes de la ciudad, las casas mantienen su halo oculto de construcciones en total descontrol urbanístico.
Si bien son todas viviendas diferentes todas mantienen el denominador común de contener los restos inmanentes del ferrocarril en el alma de sus construcciones, algunas con restos de durmientes apilados como ladrillos, otras con rieles de viga, hierro ferroviario en sus estructuras, en los galpones que quedaron de las épocas doradas, de una casa al lado de los baños de los talleristas, ambientado todo en sus pasadizos angostos y una calle sin nomenclatura que se tuerce hacia un interior en donde los frentes también adolecen de la numeración. Cifras pintadas con tizas o aerosoles marcan solamente el número de las viviendas.
"Nosotros somos más de 50 familias que viven en al menos 30 casas. Nuestro barrio se llama Ferroviario, pero se hizo famoso como barrio fantasma. Si bien nos sentimos así porque todos pasan, pero nadie nos ve. Queremos que nos escuchen como lo que somos, hijo, nietos y bisnietos de los trabajadores del ferrocarril. Llevamos más de 40 años en un limbo estatal que hace que no podamos ser los propietarios de las casas que se ganaron nuestros padres", dijo Lilia Santillán.
Algunas familias viven desde hace 50 años cuando los abuelos que construyeron el Ferrocarril recibieron el beneficio de una vivienda en los terrenos estatales. En los 90 llegó el paradigma privatizador de Carlos Menem y los terrenos entraron en un limbo porque algunos dicen que las propiedades fueron entregadas a la Provincia.
Al día de hoy Nación y Provincia se pasan la pelota, pero ninguno define. En el medio queda la Municipalidad de la ciudad y las empresas prestatarias de los servicios públicos que ante la irregularidad dominial no pueden sortear su propia burocracia de funcionamiento.
Por ejemplo, como no tienen la cédula parcelaría no pueden acceder al servicio del gas natural. Lo mismo pasa con el servicio de iluminación urbana. Entonces las noches son territorio regidos por la ley del más fuerte y el barrio se convierte en un aguantadero de personas que utilizan su invisibilidad para todo tipo de prácticas ilegales. Drogas, sexo público y bandas dominan el territorio.
"Tiene que ser algo grave para que entre la Policía. O vienen, los vándalos huyen y al rato vuelven cuando la Policía se fue", dijo otro vecino que teme dar su nombre.
"Acá nos cobran los impuestos como zona 1. Somos parte del centro de la ciudad y pagamos como si fuéramos de primera, pero tenemos todos los servicios de tercera. Es una de las pocas zonas que no tiene ni una cámara de seguridad. Nuestros niños y niñas no pueden salir a jugar a la calle. Acá ya vinieron el secretario de Tierras y Bienes de la Secretaría General, Esteban Carral; el ministro de Infraestructura, Sergio Camacho; el diputado Adrián Valenzuela. Vino hasta (Aroldo) Tonini y nadie nos soluciona nada. Queremos la regularización dominial para comenzar nosotros mismos a reclamar una mejora en los servicios que nos dé dignidad", dijo Santillán.
Panorama
En sus calles el petricor es mal augurio. "Acá cavás menos de un metro y sale agua. Por algún lado hay una pérdida grande de agua que sale por acá. No tenemos cloacas, tenemos pozos ciegos porque cuando se remodeló la avenida Sarmiento, hace unas cuantas décadas, no pudimos acceder a la red de cloacas porque no teníamos la cédula parcelaria. Entonces cuando llueve todo se junta y las calles son imposibles", dijo José Alberto Castillo.
"A nosotros nos cobran impuesto inmobiliario alto y no tenemos sistema de recolección de basura domiciliario. Hay una camioneta que viene cada tanto y recoge lo que los vecinos dejamos en un cesto comunitario que, como siempre pasa, alguno deja sus basuras en cualquier día y los perros vienen y desparraman todo", dijo Castillo.
Servicios
"Tampoco tenemos barrido, hay poca agua, tenemos malezas que nadie corta, un servicio de luz que quema todo. Todas estas deficiencias las tenemos porque no tenemos las propiedades a nuestro nombre. Si vamos a reclamar nos piden de entrada la cédula parcelaria. Ya nos censaron, somos siempre los mismos, pero al menos queremos que nos vuelvan a censar porque cada vez viven más familias en una sola casa. Queremos dejar de ser fantasmas y que nos vean en nuestros reclamos", dijo Carlos Cruz.
Para finalizar, el hombre concluyó: "Hacemos todo esto en memoria y con la fuerza de Juan Miguel Chávez que se murió en la lucha de conseguir ser el titular de su propia casa".