Todo empezó por la denuncia de una mujer, que difundió un video que mostraba a una anciana atada a una silla mientras la golpeaba una enfermera. Así se abrió una investigación que reveló el horror que sufrían unos 14 abuelos internados en un geriátrico clandestino de la localidad bonaerense de Ezpeleta, en Quilmes.
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Todo empezó por la denuncia de una mujer, que difundió un video que mostraba a una anciana atada a una silla mientras la golpeaba una enfermera. Así se abrió una investigación que reveló el horror que sufrían unos 14 abuelos internados en un geriátrico clandestino de la localidad bonaerense de Ezpeleta, en Quilmes.
Un gran despliegue policial cercó la propiedad que fue clausurada por “falta de habilitación, seguridad e higiene y cuestiones de bromatología”, según confirmó la titular de la Agencia de Fiscalización y Control Comunal AFyCC, Alejandra Cordeiro, al portal Perspectiva Sur.
En total, unos 14 adultos mayores convivían en la vivienda de una planta y un solo baño en condiciones de hacinamiento. El lugar contaba con dos habitaciones pequeñas con cuatro camas cada una, y un tercer dormitorio improvisado en un garaje con seis colchones de goma espuma en mal estado.
Las imágenes aportadas por la denunciante de la brutalidad hacia los ancianos son impactantes. Los residentes no solo eran maltratados por sus cuidadores sino que además se los obligaba a comer y tomar medicamentos en mal estado. Tal es el caso de una supuesta enfermera que le da un remedio a una abuela a la fuerza, y le tapa la boca y la nariz para que no grite.