Desde siempre, junio fue un mes en el que florece la salteñidad en todo su esplendor. El mes del General Güemes nos hace sentir orgullosos de nuestro suelo, cultura y del papel que tuvo Salta en el marco de la independencia nacional.
La tradición se materializa en cada gaucho, en cada acto escolar y en cada poncho que tiñe la provincia de rojo sangre. A 200 años del fallecimiento del Héroe Gaucho, el mejor homenaje de los hijos de esta santa tierra es defender la vida y la salud de los salteños.
En esta oportunidad no hacen falta los lazos, facones y lanzas, sino una profunda toma de consciencia sobre el difícil momento que atraviesa nuestra sociedad, uno de los más complejos de su historia.
Los más de 1.500 comprovincianos muertos desde que comenzó la pandemia, pinta de cuerpo completo a la guerra silenciosa que se desarrolla por estos días en las calles, casas, salitas y hospitales, de todos los pueblos de Salta.
Si hay algo que caracterizó a Martín Miguel desde su tierna juventud, fue estar y luchar donde más se necesitaba. Y hoy se requiere más que nunca atacar al virus de Covid 19 en el lugar en que se encuentra: en las aglomeraciones, en la proximidad, en los espacios cerrados y en todas aquellos comportamientos de riesgo, que los especialistas vienen repitiendo hasta el hartazgo que debemos evitar.
Por todas estas cosas, es que el más profundo sentimiento de patriotismo debe traducirse hoy en el cuidado personal y en el cuidado del prójimo. El amor no debiera solo expresarse en la cantidad de flores sobre una tumba, sino también en el amor silencioso y sincero.
Seguramente habrá tiempo de hacer brillar la salteñidad con toda su grandeza, como nos lo merecemos, como lo merece el General.
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Desde siempre, junio fue un mes en el que florece la salteñidad en todo su esplendor. El mes del General Güemes nos hace sentir orgullosos de nuestro suelo, cultura y del papel que tuvo Salta en el marco de la independencia nacional.
La tradición se materializa en cada gaucho, en cada acto escolar y en cada poncho que tiñe la provincia de rojo sangre. A 200 años del fallecimiento del Héroe Gaucho, el mejor homenaje de los hijos de esta santa tierra es defender la vida y la salud de los salteños.
En esta oportunidad no hacen falta los lazos, facones y lanzas, sino una profunda toma de consciencia sobre el difícil momento que atraviesa nuestra sociedad, uno de los más complejos de su historia.
Los más de 1.500 comprovincianos muertos desde que comenzó la pandemia, pinta de cuerpo completo a la guerra silenciosa que se desarrolla por estos días en las calles, casas, salitas y hospitales, de todos los pueblos de Salta.
Si hay algo que caracterizó a Martín Miguel desde su tierna juventud, fue estar y luchar donde más se necesitaba. Y hoy se requiere más que nunca atacar al virus de Covid 19 en el lugar en que se encuentra: en las aglomeraciones, en la proximidad, en los espacios cerrados y en todas aquellos comportamientos de riesgo, que los especialistas vienen repitiendo hasta el hartazgo que debemos evitar.
Por todas estas cosas, es que el más profundo sentimiento de patriotismo debe traducirse hoy en el cuidado personal y en el cuidado del prójimo. El amor no debiera solo expresarse en la cantidad de flores sobre una tumba, sino también en el amor silencioso y sincero.
Seguramente habrá tiempo de hacer brillar la salteñidad con toda su grandeza, como nos lo merecemos, como lo merece el General.