La jueza de la Sala II del Tribunal de Juicio de Tartagal Asusena Margarita Vásquez, condenó a Dolly Portal y Fabiana Esber, a la pena de un año de prisión de ejecución condicional por ser autores del delito de homicidio culposo en perjuicio de un niño.
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La jueza de la Sala II del Tribunal de Juicio de Tartagal Asusena Margarita Vásquez, condenó a Dolly Portal y Fabiana Esber, a la pena de un año de prisión de ejecución condicional por ser autores del delito de homicidio culposo en perjuicio de un niño.
Además les impuso cinco años de inhabilitación especial para ejercer su profesión. Durante dos años cumplirán reglas de conducta.
La jueza de la Sala II del Tribunal de Juicio de Tartagal Asusena Margarita Vásquez, absolvió a Martín Arias del delito de homicidio culposo por el que había sido acusado. Para ello hizp aplicación del beneficio de la duda.
Los tres son profesionales de la medicina. Llegaron acusados por un hecho que tuvo como víctima a un niño de 1 año. La madre del menor contó al momento de radicar la denuncia que en siete oportunidades acudió al hospital para que revisen a su hijo, que presentaba fiebre y vómitos.
Cinco días después de la primera consulta, el niño fue internado en terapia intensiva, desde donde se requirió la derivación en avión sanitario a la ciudad de Salta, pero falleció durante el traslado debido a una sepsis.
El caso relatado por la madre
"El 24 de enero del año 2016 acudí a las 3 de la tarde al hospital porque mi bebé estaba con fiebre. Lo atendió un pediatra de guardia, el Dr. Agüero, y me dijo que tenía infección en la garganta, así que le recetó un inyectable. La enfermera de nombre Cecilia que estaba en ese momento le colocó la inyección, y lo llevé a mi casa pensando que de a poco se iba a mejorar. Me llamó la atención que en la piernita donde le pusieron la inyección se le hizo una manchita roja; pensé que era normal por el pinchazo pero a la vez me daba cuenta que el bebé no mejoraba. Por eso al otro día volví al hospital Perón. Me atendió la doctora Dolly Portal y me dijo que esa mancha era normal y que le pusiera rodajas de papa y compresas de hielo en el lugar del inyectable. Lo traje de vuelta a mi casa y le hice todo eso que ella me indicó pero mi bebé seguía sin mejorar".
Pasaron 48 horas y no solo la mancha en la pierna del chiquito se hacía más grande sino que no dejaba de llorar, dejó de alimentarse y prácticamente no dormía, por lo que Milagros regresó al hospital. "Me cansé de esperar pero ningún médico lo atendió, yo estaba cada hora que pasaba más desesperada de ver cómo se le hinchaba la piernita. El jueves volví, la doctora Fabiana Esber, que era su pediatra, lo vio desde el pasillo porque yo le pedí que lo atendiera. Le dije: doctora él es su paciente, mire cómo tiene la piernita por favor necesito que lo atienda, y me contestó que no podía porque estaba con muchos pacientes del doctor Trigal, otro pediatra. Hasta ese momento su piernita era el doble del tamaño, la doctora Esber lo miró cuando lo destapé porque ya no podía ni vestirlo y me dijo que estaba muy ocupada, que saque turno al otro día para que ella lo vea por consultorio".
Milagros recuerda que se sentó en el pasillo con su bebé en los brazos y como se sentía totalmente abandonada se le ocurrió ir hasta la oficina de la gerencia. "Ahí lo vio la doctora Grande, que estaba a cargo, y me dijo no te preocupes, debe ser un abseso, andate a pediatría y hablá de parte mía con el doctor Martín Arias. Eso hice porque las horas pasaban, mi hijo ni agua quería tomar y no había quién pudiera ayudarme".
El traslado a Salta
Cuando el pediatra Martín Arias lo vio al bebé: "Lo primero que hizo fue echarme la culpa a mí; me dijo que todo era responsabilidad mía, que seguro por quedarme en la casa mirando la novela y tomando mate dejé que mi hijo llegara a ese estado. Después de retarme como quiso me dijo que le iban a abrir la piernita para drenarle toda la infección. Pero que me vaya a sacar turno; me dejó hablando sola y se fue porque solo lo había alcanzado a ver al chiquito ventanilla de por medio; no quiso ni tocarlo".
Milagros regresó a su casa -ya jueves- con su bebé, llorando ambos y sin saber qué hacer. "Una vecina vino a avisarme que la agente sanitaria estaba en la salita, así que salí corriendo con mi hijo en brazos que ya estaba convulsionando y gracias a ella lo internaron en el hospital. Estaba de guardia el pediatra Trigal, quien todo exaltado, malo, nervioso, como siempre tratan a las madres todos estos médicos, me retó y me dijo que mi bebé estaba deshidratado y no le encontraban la vena".
Al parecer cuando los médicos vieron la gravedad del chiquito y como el hospital no contaba con terapia pediátrica hasta ese momento lo derivaron a la clínica San Antonio. "Fue la doctora Gladys Paredes la que se hizo cargo de la situación de mi bebé y pidió que lo llevaran a la clínica San Antonio. Ella me explicó que al ponerle esa primera vacuna le habían transmitido una bacteria que era mortífera. En la clínica el pediatra que lo recibió me dijo que mi hijo estaba muy grave, que había que derivarlo a Salta para que le amputen la piernita. Pasó una noche en la terapia de la clínica y al otro día lo trasladaron hacia Salta en el avión sanitario, pero mi bebé murió antes de llegar" .
Al llegar a la ciudad de Salta con su bebé sin vida "me llevaron a la morgue del hospital San Bernardo y ahí quedé con el cuerpo de mi hijito. En el hospital de Tartagal nadie se hizo cargo para traer el cuerpo de mi bebé y fue gracias a los periodistas Mabel Carrizo e Ismael "Bambi" Chamat que conseguí los medios para regresar a Tartagal", recordó la madre.