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El dueño del olor a pan de Cachi

Juan Jesús Cardozo, panadero
Domingo, 20 de noviembre de 2022 01:55

Uno tiene que caminar por las calles serpenteantes de Cachi para toparse con ese olor a pan caliente que es envolvente. Se trata de la panadería Mi Abuelita, que está ubicada en esquina típica cacheña, con más de 4 esquinas. Para llegar a ella habrá que orientarse por el olfato, pero primero es mejor conocer algunos detalles.

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Uno tiene que caminar por las calles serpenteantes de Cachi para toparse con ese olor a pan caliente que es envolvente. Se trata de la panadería Mi Abuelita, que está ubicada en esquina típica cacheña, con más de 4 esquinas. Para llegar a ella habrá que orientarse por el olfato, pero primero es mejor conocer algunos detalles.

Para la calle tiene un local comercial y por el costado unos muchachos amasan el pan; es posible verlos por el intersticio de una puerta lateral. Allí Juan Jesús Cardozo comanda a ese grupo de trabajadores del pan. Porque muchos panaderos se llaman Juan, uno tienen su zamba; y Cachi también tiene el suyo.

Lo que lo hace único es su historia. El hombre hoy tiene 36 años. Lo que muy pocos saben es que nació en Finca Pucará, del departamento San Carlos. A los 9 años, sus padres Justo José y Adolfina Guillermina López, lo llevaron a La Viña.

"Cuando tenía 14 años ya no quería estudiar, y fue entonces que decidí que era hora de trabajar. Quería tener mi plata. En realidad no sé si está bien publicar esto porque lo correcto es estudiar. A mí me fue bien, pero fue porque sabía bien lo que quería", dijo el hombre en una casa al lado de la panadería.

Era un niño casi cuando entró a trabajar en Las Delicias como cadete de limpieza en la cuadra. "En esos tiempos se enseñaba mucho. Ahí comencé mirando y preguntando cómo se trabaja con el pan", cuenta Juan.

Estuvo tres años en esa panadería y salió con muchos conocimientos y prácticas sobre el tema.

De ahí salió con un oficio y luego se fue a probar fortuna en la panadería Virgen del Saliente. Su tío Ramón Cardozo alternaba la vida de oficial panadero con músico integrante de Wanabara y era muy difícil cumplir en los dos trabajo. Eligió la música y llamó a su sobrino para que lo reemplace.

Por supuesto que primero fue difícil tarea, pero allí conoció al maestro Carlitos que a los 2 días se dio cuenta del potencial de Juan y pidió que lo formalicen. Allí comenzó su profesionalización. En menos de 10 quedó como trabajador registrado.

Lo mandaron varias veces a Buenos Aires a cursos de profesionalización en pastelería, aprendió los secretos de las masas, de la conservación, las proporciones. Allí se convirtió en oficial panadero.

Sin embargo, había algo que no le cerraba. Quizás era el tema de la relación de dependencia. El hombre quería ser el dueño de su propio destino así fue que a los 21 años abrió su propia librería en Cachi a la cual llamo "Majo". Ya tenía una nena llamada María José junto a su esposa Lidia Roxana Escalante. Al día de hoy tienen a Joanita Isabela, Clarita del Pilar y Juan Gabriel, el más pequeño de casi un año.

Mientras trabajaba con la librería comenzó a comprar paulatinamente una sobadora, luego una amasadora, finalmente un horno panadero.

A fines de 2009, abría la panadería Mi Abuelita en honor a Lidia Magno, abuela de su mujer. El local estaba primero al frente del Automóvil Club y era muy pequeña.

El hombre se emociona y cuenta: "Yo no tenía casi nada, era muy rudimentaria la panadería, así que me fui a Salta, al negocio que está en la avenida Hipólito Yrigoyen y Boedo a pedir que me fíen equipamiento. El dueño me dijo que como yo era un vallisto me fiaba porque sabía que somos trabajadores y que no fallamos. Así fue comenzamos a trabajar en grande. Por supuesto que no le fallé", dijo al borde de las lágrimas.

Por eso fue que la panadería se trasladó al lugar en donde está hoy. Un inmueble grande con un gran espacio de trabajo en donde esos hombres luchan con las masas y las moldean por las tardes y las noches.

Eso sucedió hace más de 12 años y de ahí no paró de crecer. Hasta se está dando el lujo de enseñar a las nuevas generaciones el noble oficio de fabricar el pan. No hay nada mejor que trabajar para un patrón que sabe el oficio. Trabajan Walter Amador, Valentín Pascual Vilte, David Burgos, Dionisio y Moisés Casimiro en la preparación del pan. Nora Colque y Soledad Vázquez son las vendedoras y Jorge Fabián es el repartidor. Son 8 personas que tienen trabajo gracias a la panadería de Juan.

Así que si anda por Cachi, salga a caminar en las tardes por sus calles, piérdase, relájese; salga con hambre de merienda. Déjese llevar por los instintos más básicos y primarios. Seguramente encontrará ese olor tierno y ancestral del pan, y podrá ingresar en ese espacio sin tiempo de la panadería de Juan. Si se anima a preguntar seguro que encontrará al protagonista de esta historia dándole forma al sagrado alimento del pan.

Los proyectos que tiene para el futuro

"Mi objetivo es trabajar fuerte hasta los 40 años, luego tener un rol más de administrador. Es muy duro el trabajo que requiere mucho sacrificio y esfuerzo", dijo Juan.

Para eso tiene proyectado crear una línea de panaderías que vaya por la ruta nacional 40, desde Molinos hasta La Poma. El plan es ambicioso, pero Juan siempre consiguió lo que se propuso.

Uno de los pilares fundamentales en su plan es el turismo. "Estamos viendo una política muy buena para tener visitantes todo el año. Eso es fundamental para que se apoyen todos los proyectos de los vallistos y generemos trabajo genuino", aseguró. Se trata de una panadería que no vende pan rallado porque vende todo lo que se produce.

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