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Secretos de la política minera

Domingo, 06 de noviembre de 2022 01:32

Por Gonzalo Castañeda Nordmann (*)

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Por Gonzalo Castañeda Nordmann (*)

Para que el desarrollo de la actividad minera sea una realidad inexorable y permanente, para que Salta sea de aquí en adelante una provincia minera, la función del Estado fue, es y será el punto cardinal para construir la confianza que necesitan las inversiones. Hablamos no solo del Estado provincial, sino también nacional.

Para entender de lo que hablamos, debemos ponernos en contexto de qué significa hacer minería. Minería es una cantera de áridos en un río, extracción de lajas o arcillas; así como explorar o extraer oro, litio cobre, etc. Parece que hay un abismo infranqueable entre una cantera de áridos y una mina de oro, pero tienen una nota común: los minerales (de distinta naturaleza) que subyacen en el suelo y debajo del mismo. Casi todo lo que se construye por encima del suelo (edificios, calles, autos, celulares, etc.) proviene de lo que yace dormido debajo del suelo (minerales).

Naturalmente la inversión en una cantera de áridos no será la misma para una mina de oro, de litio, o de cobre. Pero como sociedad debemos pensarlo de este modo: un proyecto minero no se hace de un día al otro, de la noche a la mañana y tampoco es una simple decisión empresarial. No estamos frente a la decisión de emprender un simple negocio sino una inversión de escalas monumentales.

Veamos un ejemplo salteño, el proyecto Lindero, que cuenta con un interesante yacimiento de oro, llevó alrededor de 25 años de exploración para que una vez que se dieron las condiciones se avanzara con la construcción de la mina en la Puna salteña.

Es precisamente la actividad exploratoria la que pone en valor un proyecto minero ya que en ella se definen las reservas y leyes del mineral existente. Esta etapa requiere de mayores capitales de riesgo para definir la factibilidad económica del yacimiento y para que ello pueda llevarse a cabo deben cumplirse distintos parámetros políticos, económicos, ambientales y sociales que den garantías suficientes para alcanzar la etapa de producción.

El secreto para que se hundan grandes inversiones durante tantos años, es principalmente la confianza. Generar la confianza de que las normas y reglas de juego se mantendrán a lo largo del tiempo (seguridad jurídica y previsibilidad o estabilidad tributaria); generar la confianza de una sociedad que legitima una actividad que, según reportes oficiales, deja el 80% de su facturación en el país entre salarios, contratistas y tributos.

Podemos tener todo el oro, el cobre o el litio del mundo, pero si se hacen las cosas mal, ese mineral valdrá cero y quedará postergada la oportunidad de extraerlo de manera sustentable, con el desarrollo que se perderá para Salta. Hoy el litio tiene una importante demanda que empuja a que los proyectos avancen, mañana no sabemos si los precios caerán o cambiará la tecnología y el litio ya no sea necesario.

Los países que se consolidaron con la minería dieron en esa nota: seguridad jurídica que implica tener un marco jurídico robusto que se respete a lo largo del tiempo y previsibilidad o estabilidad tributaria. Nadie querrá invertir en negocio alguno si cada dos por tres se cambian las reglas, si aparecen proyectos de leyes que busquen prohibir la actividad con una mirada centralista y no federal; o si se pretende modificar en cada Gobierno el marco tributario. Si queremos ser serios, las reglas deben ser claras y razonables, y perdurar en el tiempo. Y no solo para la actividad minera, sino para cualquier inversión.

Para pasar a ser una provincia minera existe una verdadera política de Estado que los distintos gobiernos respetan y trabajaron en las últimas décadas para dar seguridad jurídica a todos los posibles inversores. Y somos una provincia que para ello creó el Juzgado de Minas, dependiente de su Poder Judicial, lo cual afianzó la garantía de imparcialidad y seriedad necesaria sobre el trámite de la concesión minera. Somos una provincia que exige la presentación de un Informe de Impacto Ambiental y Social, y fiscaliza a los proyectos haciendo monitoreos participativos.

En los países con minería desarrollada se dice que solo 1 de aproximadamente 100 prospectos llegan a producción y en los países con menor desarrollo 1 de cada 20 o 30 podrán llegar a su etapa productiva. Esta es la razón por la que los capitales de riesgo son muy sensibles a los cambios en la política del Estado ya que necesitan tener la confianza necesaria de poder recuperar los capitales invertidos durante las etapas de prospección- exploración y productiva con la existencia de mineral extraíble en condiciones económicas.

Salta trabajó seriamente para sentar las bases de esa confianza durante décadas y por eso estamos catalogados por el Instituto Fraser como una de las provincias mas atractivas para invertir en Latinoamérica. Pero se están viendo nuevos caminos donde la política minera hace eje y que la actualidad clama, y son forjar una educación que acompañe la demanda de trabajo, la inclusión de mujeres en la actividad, la modernización del Estado, fortalecer los controles, desarrollar la infraestructura de la Puna, promover la generación de cadenas de valor, etc.

Transitamos un momento bisagra como provincia, frente a una ventana de oportunidades que tanto se esperaban en minería, un antes y un después. Venimos y vamos por buen camino, pensando que estamos donde anhelaban muchos mineros décadas atrás y estaremos en el futuro donde construyamos de ahora en adelante.

(*)Abogado. Diplomado en Derecho Minero, Regulación y Gestión Minera.

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