El mundo de Alicia Liddell. Charles Lutwidge Hodgson, más conocido como Lewis Carroll (1832-1898), fue un lógico y novelista inglés, además de clérigo de la Iglesia Anglicana, autor de la célebre novela: Alicia en el País de las Maravillas y la algo menos conocida: Alicia en el País del Espejo, donde, dedicando la obra a Alicia Liddle, una niña de la que fue su admirador, plantea un fantástico relato en el que, Alicia (la propia Alicia Liddell, supuestamente), al seguir un conejo que llama su atención, se sumerge por un agujero bajo tierra y se encuentra con un lugar mágico y con personajes desopilantes, argumento que retoma en la segunda obra mencionada, donde todo ocurre al revés (el pastel primero se come y luego se troza, por ejemplo, según instruyen a Alicia), situaciones todas ellas que obviamente desconciertan al lector. Estas obras, particularmente la primera, tuvieron una gran difusión y mantienen popularidad, aun en la actualidad, siendo un tema de análisis y recurrente referencia en el mundo anglosajón.
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El mundo de Alicia Liddell. Charles Lutwidge Hodgson, más conocido como Lewis Carroll (1832-1898), fue un lógico y novelista inglés, además de clérigo de la Iglesia Anglicana, autor de la célebre novela: Alicia en el País de las Maravillas y la algo menos conocida: Alicia en el País del Espejo, donde, dedicando la obra a Alicia Liddle, una niña de la que fue su admirador, plantea un fantástico relato en el que, Alicia (la propia Alicia Liddell, supuestamente), al seguir un conejo que llama su atención, se sumerge por un agujero bajo tierra y se encuentra con un lugar mágico y con personajes desopilantes, argumento que retoma en la segunda obra mencionada, donde todo ocurre al revés (el pastel primero se come y luego se troza, por ejemplo, según instruyen a Alicia), situaciones todas ellas que obviamente desconciertan al lector. Estas obras, particularmente la primera, tuvieron una gran difusión y mantienen popularidad, aun en la actualidad, siendo un tema de análisis y recurrente referencia en el mundo anglosajón.
En nuestra Argentina los libros y su autor son menos difundidos, pero la señora Cristina Elisabet Fernández viuda de Kirchner es la excepción porque, aun sin tener conocimiento de que haya leído e incluso conozca estas obras, se comporta como si viviera en un "país de las maravillas", no queriendo decir que reproduzca el argumento de Carroll, pero sí que actúa como si imaginara un país que, con todas las evidencias del caso, no es indudablemente aquel al que ella refiere en sus dichos y actuaciones.
Se atribuye a Aristóteles (aunque la popularizó Perón) la frase: "la única verdad es la realidad", frase que podría parecer redundante, pero que, curiosamente, es puesta en entredicho nada menos que por la Física Cuántica al proponer que lo que observamos dependería de nosotros mismos, y en el otro extremo, por personas que interpretan la realidad según su visión o conveniencia, o ambas cosas.
Sin duda, la realidad es una sola, ya que, aunque una caja de fósforos no será descrita igual por quien la ve desde un lugar de la mesa, que por otro que la observa desde el extremo opuesto, la caja de fósforos es claramente una sola. Análogamente, cada partido político y aun, cada individuo, "ve" la economía, la educación, la seguridad, etc. conforme justamente su visión o ideología, pero es claro que la inflación, el deterioro educativo y los delitos son una sola cosa, y no "aparecen o desaparecen" simplemente conforme cada uno lo propone.
La visión de "Alicia"
Sin perjuicio de lo planteado, la señora Cristina se inscribe en la categoría de quienes no "ven" la realidad desde su propio punto de vista, sino que "ve" otra realidad… En efecto, la señora ha sido denunciada hace muchos años por presuntas "anomalías", para decir lo menos, en el direccionamiento de la obra pública, junto a otras "irregularidades", como el manejo de hoteles de propiedad de su familia, o el descubrimiento de "cuadernos" en los que se han anotado pagos de sumas de dinero cuyos destinos la habrían favorecido, y otras muchas "irregularidades", tales como el pesaje de moneda extranjera ante la dificultad de contarlo, o el revoleo de bolsos con dinero y moneda extranjera. Sin embargo, la señora, lejos de mostrar evidencia de que tales denuncias eran infundadas, propuso la extraña lectura de la realidad según la cual todas esas denuncias, asociadas a evidencias contundentes, se debían a persecuciones del "law fare" o guerra jurídica, y de la prensa independiente, actitud que se potenció al completarse uno de los muchos juicios ocasionados por las denuncias mencionadas, en el que se la condenó a 6 años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.
¿Quién está detrás del "law-fare"?
"Yo no creo en conspiraciones, aunque algunas haya". La frase es tomada de la que hace referencia a la existencia de las brujas, y pone un tono de escepticismo a la verosimilitud de las conspiraciones como mecanismo para explicar que todo lo que ocurre es consecuencia de que la Masonería, la Sinarquía Internacional, el Imperio y otros oscuros personajes o instituciones, "controlan el mundo" (que además ya se sabe que es plano…).
En el caso de las explicaciones de la señora para la extensa lista de denuncias en su contra, la idea de que "el Imperio", el expresidente Macri o la "Mafia Judicial" la persigan es poco creíble, por aquello de que es inevitable que veamos la realidad desde distintos puntos de vista, pero en cambio no es cierto que exista "una realidad para cada necesidad".
En efecto, las denuncias contra la señora datan de mucho antes de que Macri fuera Presidente y de tiempos en que la Tierra todavía era redonda… Por otra parte, cabe preguntarse por qué la Justicia "mafiosa" tendría empeño especial en perseguirla: ¿en qué medida el fallecido juez Oyarbide la perjudicó, al igual que muchos otros jueces que la sobreseyeron sin llegar a formalizar juicios en su contra? ¿Esos jueces no eran mafiosos? La señora está considerada casi unánimemente como la política más inteligente de la Argentina.
Sin embargo, este columnista discrepa con esta calificación, porque las "jugadas maestras" de la señora no parecen tan brillantes como se las pinta. Por ejemplo, el triunfo del binomio Fernández-Fernández en las elecciones presidenciales de 2019 no parece, a la luz de los resultados que se observan (inflación, inseguridad, decadencia educativa, pobreza), muy "brillante". Es cierto que lograron ganar las elecciones, pero debe admitirse que el mayor mérito lo tuvo el gobierno anterior, con muy malos resultados al final de su mandato. Si se sostiene que el objetivo era lograr la impunidad de la señora, la sentencia que obtuvo, más las probables que vendrían en los juicios restantes, lo desmiente.
¿Y la jugada "maestra" de dividir su propio bloque en el Senado para conseguir un senador adicional en el Consejo de la Magistratura? Tampoco aquí la señora ha logrado un resultado satisfactorio, y en todo caso, podría proponerse una victoria pírrica, ya que ese mamarracho sólo sumó más descrédito a su persona y su grupo del que ya posee.
Evidentemente, la señora vive una realidad paralela, lo que es muy diferente de la lectura matizada de la realidad que se tiene desde distintas perspectivas. En todo caso, la pregunta que corresponde hacer es si esa percepción obedece a cierto tipo de alienación (una psicopatía, por ejemplo), o es una actitud calculada. Probablemente la respuesta sea un poco de ambas cosas. No obstante, lo que cuenta es si esa actitud le sirve a sus propósitos (conservar el poder; impunidad) y todo hace pensar que la cosecha de esta conducta es magra o nula.
Peor aún, el cierre de filas de (al menos gran parte) del peronismo detrás de su "inocencia" no hace más que servir en bandeja a la oposición, que, cada vez de manera más evidente se llevará el triunfo en las próximas elecciones presidenciales, de no mediar una jugada desesperada de la señora y su grupo, que no debería descartarse, animada tal vez por la que llevó a cabo el destituido Castillo en el Perú y que lograría también idénticos resultados. Así, la suma de "realidades" hace pensar que el ciclo de la señora se ha terminado definitivamente.