Pasan los días y la preocupación del sector productivo crece en Salta por la falta de gas y gasoil. Sin respuestas del Gobierno nacional, endurecen las advertencias. Tras dos años de pandemia, ahora cualquier expectativa sobre el 2022 se desmorona.
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Pasan los días y la preocupación del sector productivo crece en Salta por la falta de gas y gasoil. Sin respuestas del Gobierno nacional, endurecen las advertencias. Tras dos años de pandemia, ahora cualquier expectativa sobre el 2022 se desmorona.
En el campo y la industria son los que más hacen notar lo que se viene. Argentina importa entre el 20% y el 30% del combustible para motores diésel que se consume en el mercado doméstico, y además tiene una gran dependencia del gas boliviano, que ya anunció que reduciría los despachos.
Los sectores industriales y agropecuarios piden al Gobierno nacional que garantice un cupo razonable para sostener la producción regional. En Salta la cosecha de granos recién está en sus inicios, pero entre las entidades rurales reina la preocupación por la incertidumbre que tienen los productores. No saben si podrán mover sus maquinarias agrícolas y si las empresas de transporte podrán hacer fletes.
El viernes el gobernador Gustavo Sáenz planteó al secretario de Energía de la Nación, Darío Martínez, el abastecimiento de combustible, como consecuencia del desfase entre el precio de venta y el de importación, lo que lleva a las petroleras a racionar las entregas a las estaciones de servicio, que a su vez aplican cupos de venta de hasta 15 litros por vehículo. "Esta problemática puede impactar negativamente en la provincia, especialmente, en el sector de la producción, los contratistas rurales y los transportistas", le indicó.
El jueves El Tribuno publicó un informe sobre el mayor impacto que tendrá la escasez de gas en el NOA. Desde la semana pasada en el departamento de Anta ya se notó el faltante de combustible. Esta situación es muy grave para el sector agropecuario, ya que está arrancando la cosecha de los cultivos de verano, como soja y maíz, pero también se intensifican las tareas de preparar los suelos para la próxima siembra de trigo y cebada.
"La cosecha no espera porque se empiezan a caer los granos, sobre todo lo que es soja. También preocupa porque cuando hay escasez o desabastecimiento de combustible los precios también se elevan e inciden en el costo de la cosecha, que es un porcentaje importante en la estructura de costo de los cultivos. A eso debemos sumar los problemas de logística que se darán con los camiones que tienen que sacar la cosecha", expresó Carlos Segón, presidente de la Sociedad Rural de Salta.
"El daño más grave será la pérdida que tendremos en la cosecha por la demora de las máquinas para ingresar a trabajar. Una vez que la soja está a punto, o cualquiera de los cultivos, y no se levanta, se desgrana y se pierden kilos, no solamente en cantidad sino en calidad del grano. Si hay demora en algunos cultivos pueden ser afectados por una helada o lluvia, que no se esperan para la época de cosecha pero pueden llegar a ocurrir", expresó.
Sector industrial
La incertidumbre en el sector es muy grande no solo por la falta de gasoil, sino también por la falta de gas que va a sufrir el país en los próximos meses. El derrumbe de los yacimientos gasíferos del norte salteño y el recorte de las importaciones de Bolivia colocaron a Salta frente a una situación que preocupa a la industria y la producción.
Hay mucha preocupación en el sector, porque hasta hace unos días tampoco había reglas claras en cuanto a la negociación de Argentina con el país vecino. La última información que tenían los industriales era que para la provisión de gas se tenía que aumentar un volumen mayor a esos 12 millones de metros cúbicos para lograr el abastecimiento.
"Eso estaba planteado, también el aumento en el precio que se iba a pagar respecto a ese gas importando, que iba a repercutir en el valor de compra de ese gas. Así que ya había un escenario diferente que estaba generando una preocupación respecto al sector industrial. A partir de la no concreción de la firma de los contratos y tener un panorama muy negativo respecto al abastecimiento del gas para el sector industrial hoy estamos muy preocupados", expresó Paula Bibini, presidenta de la Unión Industrial de Salta (UIS).
El sector aguarda la decisión del Gobierno nacional respecto a los cortes programados de abastecimiento al gas industrial.
Que no haya certezas sobre los volúmenes de gas que garantizará Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Bolivia a Integración Energética Argentina, traer viejos fantasmas, como las restricciones que años atrás paralizaron procesos fabriles y generaron desabastecimiento de insumos, cierres de plantas, reducciones de turnos laborales y pérdidas económicas.
“Esto afectará directamente a la planificación en la producción, porque seguramente habrá turnos que se reducirán, con lo cual bajará el volumen de producción y productos a entregar. Eso significará algún tipo de demora en la entrega de productos terminados al mercado interno o de exportación, donde muchas empresas tienen comprometidas ventas anticipadas. Esto afecta directamente a la producción y a la industria”, expresó.
Bibini comentó que nuevamente ve la “falta de previsibilidad” por parte del Gobierno nacional en anticiparse a este tipo de cuestiones. Aseguró que ya se sabía desde los primeros meses del año, antes de que se declare la invasión de Rusia ante Ucrania y dispare la demanda global de gas, de que esto iba a suceder.
“Obviamente nos tendremos que adaptar entre todos a este recurso escaso, pero la verdad que la situación es muy preocupante porque en definitiva estamos planificando un crecimiento y un desarrollo industrial y en este contexto no lo vemos viable. Nos vemos totalmente restringidos por una falta de política pública que prevea este tipo de cuestiones”, afirmó la presidenta de la UIS.
El gas es un insumo fundamental para el sector, para poder producir, por lo que cualquier variación respecto a la provisión y el precio de ese insumo afecta directamente, no solo a la producción sino también al precio del producto final.
“Si el industrial tiene que pagar una tarifa cuatro veces mayor a la que venía pagando se traslada al producto y esta cuestión termina impactando en el precio final de venta. Esta falta de previsibilidad del Gobierno nacional respecto a estas cuestiones en definitiva termina siendo la gente o el industrial a quién le termina impactando en el bolsillo”, finalizó Bibini.