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Hasta pronto, Octorina

Jueves, 02 de junio de 2022 02:10

Octorina fue, antes que nada, la voz de las mujeres indígenas, sobre todo de las wichis.

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Octorina fue, antes que nada, la voz de las mujeres indígenas, sobre todo de las wichis.

Fue también la expresión viva de las comunidades y utilizó diferentes formas para hacerse escuchar por todas las mujeres de las comunidades, y por las mujeres que no somos de las comunidades, pero nos interesa acompañarlas en las luchas por sus derechos.

Pero también supo ser escuchada por aquellos otros que, sin ser miembros de las comunidades, tenían el deber político de diseñar políticas, restituir sus derechos a la educación, a la capacitación laboral y, lo más urgente, el acceso a una alimentación sana, a la salud y al agua.

Por esos temas bregó siempre y exigió que las dirigencias nacionales y provinciales resolvieran la enorme violencia social que sufrían y sufren las comunidades indígenas.

Siempre presente, incansable, nada ni nadie la amilanaba. La muerte nos priva de su militancia, pero su mensaje y su ejemplo seguirán vigorosamente presentes. Salvo ahora con su muerte, pero seguirán vivos en su mensaje.

Yo personalmente siempre tengo presente el momento compartido cuando se produjo la violación de la niña wichi, que mereció una sentencia de un valiente juez de Tartagal, luego de la Corte de Justicia de Salta y por último de la Corte Suprema de la Nación.

Contra la opinión de los otros miembros de la Corte salteña, yo sostuve, en absoluta soledad, que es un principio inalienable aplicar los derechos universales de los niños en las sentencias, y que no hay argumento antropológico, cultural, y mucho menos jurídico, para privarlos de esos derechos, ni de ningún otro porque son ciudadanos y gozan por eso de la igualdad ante la ley. Además, no era ni es una costumbre de los wichis el que las niñas sean iniciadas sexualmente por sus padres (en el caso un padrastro), y que hay que respetar los tratados internacionales.

Por eso el fallo dividido pasó a la instancia del recurso federal.

El fallo condenatorio al padrastro abusador, que aún hoy se estudia en la carrera, representa el primer pronunciamiento del máximo tribunal que distingue los alcances de los derechos de los pueblos originarios, reivindica para los menores de las comunidades el acceso a los Derechos del Niño.

El llamado "caso Salas", que generó tantas opiniones jurídicas y no jurídicas, demostró lo alejada que estaba la sociedad salteña de la problemática de las comunidades, de las mujeres y niñas wichis.

Lo alejada que estaba la Justicia de dicha problemática, y lo alejado que estaba (y está) el Estado de ese sector en todo sentido.

Fue Octorina la que levantó su voz en esa ocasión y dijo que no era verdad que era una costumbre wichi.

Que las mujeres wichis no entendían qué era una costumbre ancestral, y que si lo hubiese sido, sería una mala costumbre.

Hoy las mujeres indígenas de nuestro Chaco levantan su voz y se movilizan en rechazo a la violencia machista y misógina, cualquiera sea quien la ejerza.

Adiós Octorina; te extrañaré. Nos harás falta. Pero tu espíritu sigue vivo en esas mujeres que siguen tu lucha.

Que la Pachama te acoja.

* Directora del Instituto de Derecho Ambiental y Sustentabilidad de la Universidad Católica de Salta (IDEAS de la UCASAL).

Un recuerdo

"La Iglesia anglicana decía que la familia de los shamanes éramos familia de brujos, entonces no se podían hacer las prácticas, no se podía dar a conocer, porque si no nos echaban de la comunidad. En aquellos tiempos había muchas persecuciones, mucho racismo. Que te echen de tu comunidad era terrible. Entonces mi familia ha resguardado esa religiosidad como ha podido; esa parte tan valiosa que llevo con mucho orgullo. Y hoy podemos hacer una prédica más libre de lo que somos. Ser religiosa wichi es justamente ser guardiana de tu pueblo, de tu territorio, de tu espíritu".

 

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