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La comodidad del sometimiento

Jueves, 14 de julio de 2022 02:34

El sistema punitivo por tabla de puntajes (scoring) se contradice con el objetivo de una sociedad intelectual y enfocada a la belleza humana. Quien piensa que "somos hijos del rigor" asume la falta de conciencia social desde su sórdida desconsideración.

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El sistema punitivo por tabla de puntajes (scoring) se contradice con el objetivo de una sociedad intelectual y enfocada a la belleza humana. Quien piensa que "somos hijos del rigor" asume la falta de conciencia social desde su sórdida desconsideración.

Si bien es cierto que arrastramos varias generaciones con una escala de valores sociales e interpersonales muy egoístas y limitados, todos estos fueron la respuesta a los cambios sociales que se gestaron por tecnología, hemos respondido con facilismo y temeridad, sin un consenso planificado, como si la misma velocidad de la información nos obligara a lo que hoy padecemos, una sorpresiva improvisación de soluciones que más que ayudar nos enredan en más confusión.

Una sociedad que busque elevar su nivel debe buscar hacer desaparecer las penalidades, ampararse en el beneficio de la conciencia de acto, por el sentido filosófico de un contexto en expansión, en beneficio de todos, de toda la sociedad, sabiendo el principio de acción y reacción, todo vuelve.

No pensar es una comodidad que nos lleva a vivir esquematizados, en reglas y conductas pautadas para ahorrarnos el sentido común y evitarnos la responsabilidad de la decisión, dejando tercerizado el esfuerzo del compromiso. El principio de la pereza nos permite deslindar responsabilidad, acusando al pasado, al entorno o al otro, de nuestra propia desaprensión.

Las redes sociales nos despojaron de nuestra identidad, nos han dado múltiples máscaras, con posibilidad de ser quien queramos, esto nos llevó a asumir la misma actitud en la calle al contacto común con la gente, aislarnos en auriculares, en escudos de barbijos y capuchas. En el transporte colectivo pocos saludan, nadie se mira, en los restaurantes o bares el avatar de las redes enfría todo diálogo amigable, para mostrar lo que se come o toma con fotos, y esperar los "me gusta" o visitas con más ansiedad que una mirada directa. Pasamos de ser una comuna a ser una manada o rebaño, y lo ratificamos usando el término cuando nos referimos al impacto comunitario de las medidas que imponemos en temas de salud y económicos.

Si la tecnología estuviera al servicio del humano, y no buscando su adicción para el flujo comercial, el sistema financiero colapsaría, porque la tecnología nos permitiría un equilibrio económico con respecto al equilibrio de recursos, no vemos esta solución porque basamos nuestros proyectos sobre los métodos de un sistema viciado de derroche energético y sociabilidad financiera.

La palabra sustentabilidad está asociada hoy al mercado, a la oferta y la demanda, el "cuanto gano por ofrecer energía o ahórrala" y no el beneficio de liberar esta dependencia.

La vida es más fácil en el sistema de derroche de las ciudades y su sistema de “pago por tener”, no pienso en el costo.
En la actualidad es imposible pensar en una ciudad o un barrio donde las familias tengan agua gratis, electricidad gratis, gas gratis, comida gratis (esto consecuencia de lo anterior), reciclado de residuos gratis y todo esto en armonía con el medio ambiente, el flujo de sistema financiero no puede permitir esta barbaridad. 
Esto es similar a lo que pasó con el motor eléctrico en base a la pila de hidrógeno Sora, creada en Japón en los 90, apareciendo en un ómnibus totalmente eléctrico y alimentado con agua, desapareció hasta el año 2018, Toyota había comprado la patente y la mantuvo oculta, la aparición de este sistema en los 90 hubiera colapsado el mercado mundial, hoy hay miles de videos con generadores de hidrógeno baratos, que pueden aplicarse en los motores de combustión actuales, ciertas combinaciones van a hacer inevitable el paso hacia Sora. Toyota usó la logística para suavizar este paso y equilibrar la economía, para mantener el sistema financiero a su favor. Comodidad financiera a cambio de una libertad incómoda y conflictiva.
El hecho de tener un ingreso mensual de cualquier institución u organismo provoca una disociación subliminal de ciertas problemáticas sociales, que llevan al individuo a percibir una burbuja de realidad muy particular, por eso a veces surgen frases en esta percepción como: “Debemos cambiar todo lo que hacemos”, haciendo una generalización, porque se percibió el efecto dominó de las inacciones o acciones. El efecto mariposa.
Hay entonces una inercia negativa a salir del entorno cómodo y permitir pasar, ignorando, a propósito o no, ciertos paradigmas a los cuales somos adictos, quedando prisioneros en negaciones conformistas, invisibles a nuestra rutina, podemos decir: “No porque hacemos algo a diario está correcto”, que la falta de comprensión en el contexto, general, social, no nos permite dimensionarlo, manteniéndonos en nuestra zona de confort, entonces cualquier solución que busquemos al equilibrio social, ambiental, económico, no tendrá validez alguna porque seguimos aferrados al sostenimiento de nuestros vicios, que van en contra de un avance superador. Se necesita logística, que tiene una relación directa con las estadísticas, no las encuestas, sino las matemáticas, aquellas que determinan probabilidades, y que necesitan de datos reales, y su exactitud está en relación directa con la cantidad incorporada de los mismos. Se pierde la visión de contexto cuando no aunamos criterios con logística, por ejemplo: hoy, mediados de 2022, el secretario de Economía Social, Emilio Pérsico, dijo que hablar de tercerización es de gorila, tratando de poner un tono despectivo al cuestionamiento que se hizo de su posición política en los planes sociales, demostrando que la comodidad de su cargo le hizo perder perspectiva de como llegó a esta situación, porque quien hizo uso y abuso social y político de las tercerizaciones fue el primer gobierno de Néstor Kirchner, quien tampoco apeló a la logística para renovar los contratos tecnológicos de la época que influían directamente en el crecimiento del país a futuro.
Como vemos, nuestras decisiones tienen siempre el imperativo financiero de fondo, de forma indiscutible, sobre cualquier idea que propongamos, sin exponer el paradigma directamente, como si la sociedad tuviera el estigma de un subconsciente parte del colectivo.
Cambiar la comprensión de nuestro entorno, asumiendo nuestra dependencia del sistema financiero, va a ser un desafío para este siglo. 
 

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