¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

16°
5 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

El arduo camino de la reforma sindical

Lunes, 09 de octubre de 2023 02:43

La amable, aunque equivocada, mención de mi nombre en el coloquio de IDEA celebrado la semana pasada, me sugirió este resumen, que va más allá de la génesis de las multas aprobadas en 1991 con el propósito (finalmente fallido) de luchar contra el empleo no registrado. Presentaré algunas ideas sobre lo que sucede en materia de empleo y trabajo, poniendo de un lado aspectos nacionales y de otro las características regionales.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

La amable, aunque equivocada, mención de mi nombre en el coloquio de IDEA celebrado la semana pasada, me sugirió este resumen, que va más allá de la génesis de las multas aprobadas en 1991 con el propósito (finalmente fallido) de luchar contra el empleo no registrado. Presentaré algunas ideas sobre lo que sucede en materia de empleo y trabajo, poniendo de un lado aspectos nacionales y de otro las características regionales.

En la Argentina

La decisión política de encorsetar todas las relaciones sindicales y laborales en un solo "modelo", es la causa de muchos de nuestros males (1).

El mundo del trabajo demanda reformas compatibles con la democracia constitucional y los derechos humanos, en línea con la doctrina de la OIT.

En el actual contexto político argentino es necesario -antes que reincidir en una reforma laboral al estilo de las ensayadas en las cinco décadas anteriores- priorizar una reforma sindical.

La Argentina debe poner -por fin- su legislación sindical en línea con los convenios de la OIT; inaugurando un sistema de plena libertad sindical que fomente la democracia interna y la transparencia y elimine resabios corporativos.

Dentro de esta reforma sindical incluyo cambios en la negociación colectiva laboral para descentralizar los convenios; para fomentar la autonomía colectiva y la articulación entre convenios; para dar prioridad a los convenios de ámbito regional; para promover reglas para la paz social; para abordar este campo el problema de la jornada de trabajo su duración y su distribución.

El sistema de obras sociales (tema tabú dentro del "modelo sindical") se encuentra en quiebra luego de años de pésima gestión, de abusos y desigualdades inadmisibles en un Estado moderno. No hay reforma sindical ni laboral sin reforma a las Obras Sociales que apunte a un sistema integrado, transparente la gestión y democratice la dirección.

En el Norte Grande

En nuestra región los problemas y las oportunidades difieren sustancialmente de lo que sucede en la zona núcleo. El discurso político nacional ignora estas singularidades.

La inflación daña -de modo diferencial respecto de lo que sucede en el centro del país- a los trabajadores con y sin trabajo, a los jubilados, a pequeños y medianos emprendedores.

La categoría de asalariados pobres ha reaparecido con singular fuerza. No hay en el Norte Grande "industria del juicio"; hay "industria del trabajo no registrado".

Las leyes no se cumplen ni hay quién las haga cumplir. La inspección del trabajo, la justicia del trabajo y la superintendencia del riesgo del trabajo están "pintadas" o han elegido la negligencia como política de Estado.

La insuficiencia de nuestras infraestructuras perjudica las potencialidades de la agroindustria, la minería, el turismo y los nuevos servicios. Caminos, puentes, conectividad, aeropuertos, educación, capacitación, justicia y ordenamiento jurídico han de rediseñarse para responder a los nuevos desafíos propios de una democracia constitucional con economía de mercado.

Queda un último problema que agruparé bajo el concepto de prestaciones de bienestar colectivo. Salta y el Norte Grande presentan grandes déficits educativos, urbanísticos, sanitarios y de convivencia. En Salta el hacinamiento alcanza el porcentaje más alto del país y esto es causa de violencias, promiscuidad y mal vivir.

Soy de los que piensan que no hay reforma sindical ni laboral políticamente viable y equitativa sin abordar estos dos últimos aspectos (infraestructuras para la producción y el empleo; servicios de bienestar colectivo).

(1) La experiencia -diseñada en los años de 1990- de crear dos mercados de trabajo en función de la fecha de contratación, dio todo lo que podía dar y hoy es irrepetible

 

PUBLICIDAD