¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

17°
10 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Milei, Lula y el Mercosur

Jueves, 14 de diciembre de 2023 22:13

La asunción de Javier Milei como presidente de Argentina parece anticipar un rumbo diferente al transitado en los últimos cuatro años en materia de política exterior.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

La asunción de Javier Milei como presidente de Argentina parece anticipar un rumbo diferente al transitado en los últimos cuatro años en materia de política exterior.

Durante la campaña electoral y con un discurso altisonante, Milei dejó en claro que implementaría una nueva política exterior abandonando los vínculos estrechos que el gobierno de Alberto Fernández estableció con regímenes a los que calificó de autoritarios, como Venezuela, Irán, Rusia o China. En materia regional subrayó sus coincidencias con gobiernos tan disímiles como los de El Salvador de Nayib Bukele y Uruguay de Lacalle Pou; sin embargo, lo más resonante fue su contrapunto con el presidente de Brasil, Luiz Inacio "Lula" da Silva. En una entrevista televisiva calificó al mandatario brasileño de "comunista" y "corrupto", afirmando que no entablaría relaciones con ese país. Si bien avanzando en la campaña y, sobre todo, a partir del triunfo electoral, trató de poner paños fríos a la situación invitando al presidente del vecino país a la ceremonia de asunción -invitación que fue rechazada-, una vez más parece que los mandatarios argentinos confunden lo personal con lo institucional, lo que, a la corta o a la larga, redunda en una severa afectación al interés nacional.

Desde que se creó el Mercosur, el comercio entre sus miembros se multiplicó por diez, pasando de algo más de US$ 4.000 millones a los US$ 40.000 millones actuales. Brasil es el principal socio comercial de Argentina; según datos del Indec, fue el destino del 14,3% de las exportaciones y el proveedor del 18,7% de las importaciones argentinas en 2022. El Mercosur es el principal destino de exportaciones del país, con el 17,9% del total en 2022, según el Indec. Principalmente debe tenerse en cuenta a las manufacturas con valor agregado ya que Argentina y Brasil constituyen, en el marco de América Latina, el único ejemplo de comercio intraindustrial tecnológico, es decir, intercambio de productos simétricos, concretamente en sector automotriz.

Según la Asociación de Fábrica de Automotores (Adefa), casi el 60% de los vehículos que se producen en el país se exportan, y de ese porcentaje más del 60% tienen como destino a Brasil. Romper relaciones con el vecino país, criticar al Mercosur y sus potenciales como bloque o desatender su relevancia geoestratégica no parece acertado.

Desde la crisis brasileña de finales del siglo pasado y la Argentina de principios de este siglo, las bases del Mercosur fueron resquebrajándose y lo que era una promesa de auténtico mercado común fue retrocediendo hasta una zona de libre comercio con muchas imperfecciones y asimetrías. El estancamiento del proceso de integración fue muy visible en la última reunión del 7 de diciembre cuando los mandatarios no lograron destrabar el acuerdo de libre comercio con la Unión Europea ni consensuar las negociaciones de un acuerdo con la República Popular de China.

La permanencia del embajador argentino ante Brasil, Daniel Scioli, es visto como una señal alentadora, al mantener una continuidad en la representación argentina y, a su vez, al tratar de recomponer la situación con el presidente Lula, pues detrás de los vínculos institucionales son las personas las que actúan. También es cierto que el actual embajador no es de carrera y que durante su gestión el déficit bilateral de la Argentina persiste y al igual que algunas trabas en el comercio.

Si bien cada jefe de Estado imprime su sello a la política exterior de su país, existe un entramado institucional que debe mirar a los intereses nacionales y no a las simpatías personales, y que toda política exterior coherente se construye sobre esa base.

Es probable que la canciller Diana Mondino sea consciente de ello y que trate de instruir al cuerpo diplomático para menguar los daños que pudo haber provocado el candidato Mieli y entablar relaciones más apropiadas con los desafíos que tiene el presidente Milei durante su mandato. Pero, como bien lo dice la sabiduría popular, la confianza es como un vaso de cristal. Si se quiebra, aunque trate de repararse, no será igual.

El Mercosur, aun en su frágil estado actual, semejante a un vaso de cristal, es una pieza fundamental para la economía del país. Es también, una plataforma para mantener una política exterior regional consistente en materia de medio ambiente, energía nuclear, derechos humanos, y un largo etcétera de temas a los que Argentina no puede enfrentar aisladamente. Un proceso de integración regional tiene como finalidad sumar fortalezas, en especial cuando se trata de países no desarrollados como los de nuestra región.

La integración y la cooperación internacional que se canalizan a través de procesos como el del Mercosur tienen como objetivo brindar una base para el desarrollo. Desatender ese norte solo por cuestiones ideológicas constituye un grave error.

PUBLICIDAD