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¿Una deuda pendiente?

Sabado, 09 de diciembre de 2023 22:45

Siguiendo el proverbial aforismo "Conócete a ti mismo", el pueblo griego afanoso en conocerse forjó sus moralejas a través de la mitología, personificando la multiplicidad de aspectos que configuran al ser humano, concibiendo a la historia por medio de la musa Clío, la cual nos interpela desde la iconografía con el mundo a sus pies y la clepsidra en su mano (reloj de agua) para denotar ubicuidad. No es casual que a su vez ella sea hija de Mnemosina (del griego: memoria) a quien se atribuye la facultad de traer recuerdos y cosas al magín.

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Siguiendo el proverbial aforismo "Conócete a ti mismo", el pueblo griego afanoso en conocerse forjó sus moralejas a través de la mitología, personificando la multiplicidad de aspectos que configuran al ser humano, concibiendo a la historia por medio de la musa Clío, la cual nos interpela desde la iconografía con el mundo a sus pies y la clepsidra en su mano (reloj de agua) para denotar ubicuidad. No es casual que a su vez ella sea hija de Mnemosina (del griego: memoria) a quien se atribuye la facultad de traer recuerdos y cosas al magín.

Por ello el porvenir necesariamente se nutre del pasado, y en justa medida, celebra aciertos, "endereza entuertos", pero sobre todo estriba en la historia para evitar nuevos tropiezos y así alcanzar derroteros perfectibles.

Tras cuatro décadas de convivencia democrática, hoy podemos evocar el advenimiento de la democracia con la imparcialidad que solo el tiempo otorga. Y lo hacemos sopesando los luctuosos trances sociales y políticos que marcaron con sangrienta simetría las páginas de nuestra historia para hacer de la memoria, no una incurable pústula que sólo da pábulo a mezquinos relatos de facciones, sino para valerse de ella como jalón que marca nuestra responsabilidad en el decurso de nuestros destinos. Por ello, cuando los hechos adquieren claridad en la lejanía, es entonces cuando la historia cristaliza, y en ella se declara la evidencia de los deberes.

El año 1983, con la llegada del Dr. Raúl Alfonsín a la presidencia sufragio mediante, dará inicio a una nueva etapa democrática para así trasponer una conducta tan recurrente como patológica, y que fue la pulsión golpista. Seis golpes de estado llevados a cabo secuencialmente desde el año 30 hasta la década del 70 inclusive. Zanjados aquellos períodos aciagos presididos por el militarismo y ya en plena democracia, serán otros los escollos que la política argentina deberá enrostrar, aunque el atavismo irrumpirá tras solapada latencia en diciembre del 2001 con la caída del presidente Dr. Fernando De la Rúa, marcando así un nuevo derrape institucional, aunque en pleno estado democrático, pero atravesado por el germen golpista que en este caso se encarnará a través de la conspiración política - civil. Así es que "de aquellos barros estos lodos", ante las malsanas declaraciones recientemente vertidas por parte de representantes del actual gobierno saliente de Alberto Fernández en las cuales auguran la fatalidad y un gobierno trunco al electo presidente Javier Milei, nos retrotrae a aquel destino del 2001.

El asesinato del fiscal Alberto Nisman en el año 2015, perpetrado en pleno estado democrático el día previo a su presentación en el Congreso de la Nación para denunciar presunto encubrimiento del atentado contra la sede de la AMIA y que ponía a Cristina Fernández de Kirchner como principal responsable, también ponen otro umbrío paréntesis a las actuales celebraciones democráticas. Este magnicidio enturbiado groseramente desde sus orígenes en la adulteración de pruebas y en parte por ello aún huérfano de responsables, vendría tristemente a reforzar aquella lóbrega expresión de la expresidenta cuando manifestaba que "sólo a Dios hay que tenerle miedo…y un poquito a mí…".

Las democracias contemporáneas, más allá de meras declamaciones, exigen eficacia para ser vigentes, y su resguardo radica en reconocer que ella es el gobierno de la opinión pública y su representación se ejerce a través de los partidos políticos.

Deudas pendientes que ahora encarnará el nuevo mandatario electo y que residirá en gobernar para la sociedad en su conjunto, no solo para grupos corporativos, sabiendo conducir la gobernabilidad desde la ejemplaridad, cultivando fortaleza en la institucionalidad, liberando los resortes que ponen sano balance y justo equilibrio al libre juego de roles y partes que componen a un estado republicano. Estas elecciones vienen a expresar un concepto aggiornado del "Nunca más", en donde la ciudadanía viene a poner luz en los sórdidos claustros de una burocracia pavloviana en donde a base de canonjías y prebendas, se sojuzga al soberano.

Las urnas del 19 de noviembre último se han pronunciado contra la impunidad, la corrupción y los privilegios exigiendo su destierro en la conducta de la clase política.

Alguna vez J.L. Borges dirá: "la democracia es, por ahora, nuestra única esperanza; nunca será tan insensata como un golpe de estado". (1983) Así, los fines de las causas que defendemos, por más altos que sean, no pueden ser traicionados al separarse de los medios que empleamos…

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