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La memoria de las rocas

Lunes, 27 de marzo de 2023 02:25

La naturaleza es siempre motivo de reflexión.

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La naturaleza es siempre motivo de reflexión.

Un paseo por ríos, quebradas, serranías o montañas permite descubrir a cada paso elementos del paisaje que atesoran jirones del tiempo profundo en las rocas, fósiles y minerales que contienen. Un rodado aquí nos habla de una formación lejana en la que se engendró. Un fósil más allá nos adentra en un tiempo celosamente guardado en el estrato que lo contuvo por decenas o centenas de millones de años.

El planeta Tierra puede ser aprehendido desde los elementos más simples, los que se encuentran en cualquier paseo dominical. La geología local, especialmente en regiones montañosas, es a su vez una geología universal. Cada parte fue parte de un todo en otro tiempo. Como los retazos de extintos superocéanos y supercontinentes que albergan las montañas en cualquier lugar del planeta.

Para nosotros, el mejor ejemplo son los Andes, un majestuoso apilamiento de mundos desaparecidos. Los cantos rodados de un río, las rocas de una montaña, el tiempo abismal, la curiosidad de un paisaje, los fósiles y los minerales, son motivo de reflexión profunda para el geólogo y el naturalista.

Geólogos del espacio

Neil Armstrong, el primer ser humano que pisó la Luna, decía que los geólogos tenían un refrán y era que "las rocas recuerdan". Precisamente Armstrong, un piloto militar que devino en comandante de la nave Apolo XI, recibió un intenso entrenamiento en geología para poder llevar adelante el primer muestreo de rocas lunares. Sus maestros fueron los geólogos Eugene Shoemaker y Maretta Nelle West. Maretta eligió el punto donde iba a descender el módulo Eagle en el Mar de la Tranquilidad y donde el hombre dejaría la primera huella en la Luna. Y que en palabras de Armstrong sería un pequeño paso para un hombre, pero un gran paso para la humanidad.

Shoemaker iba a ser uno de los astronautas de la misión pero se enfermó y no pudo viajar. Junto a Maretta dirigieron desde la Tierra el trabajo lunar. Cuando ellos fallecieron, las cenizas de Maretta fueron enviadas al espacio y las de Shoemaker a la Luna. Con este gesto la NASA honró a esos dos grandes astrogeólogos, pioneros de la Geología Planetaria.

Shoemaker es el primer ser humano enterrado en la Luna. Nunca olvidaré mis conversaciones con él en el Congreso Geológico Internacional de Washington DC en 1989. Maretta, primera astrogeóloga y gran cartógrafa lunar, nos dejó una frase vocacional: "Estudiar geología otorga una excelente perspectiva y ayuda a comprender que una vida es apenas un instante en la historia de nuestro planeta".

Probablemente la frase de Armstrong acerca de que "las rocas recuerdan" haya sido mal enunciada. Más que recordar, las rocas son el reservorio de memoria de la historia de la Tierra. Descifrar esa memoria es un trabajo detectivesco, que insume campo, gabinete y laboratorios. Téngase presente que el planeta Tierra es producto de unos 14 mil millones de años de evolución cósmica y la joya del sistema solar en la vía Láctea.

Metamorfosis de la Tierra

Desde su origen, nuestro planeta pasó por todas las vicisitudes que involucraron el desprendimiento de la Luna, el gran bombardeo meteorítico, su diferenciación interna desde una espuma cortical superficial hasta un núcleo profundo, la evolución sucesiva de una litosfera, hidrosfera y atmósfera, así como el nacimiento de una biosfera única en el sistema solar. Biosfera que sobrellevó grandes revoluciones y grandes extinciones. La historia nos enseña que la Tierra es un planeta que sufrió profundas metamorfosis evolutivas desde el Hádico al Antropoceno, en sus 4.567 millones de años de vida, esto es un tercio de la vida del universo. En su larga evolución pasó por múltiples fases, desde una roca caliente anóxica y estéril hasta un mundo pletórico de océanos y de vida.

Las rocas contienen la memoria de millones de años de evolución planetaria. Hay cristales de zircón que se remontan al periodo Hádico y alcanzan los 4.200 millones de años. En Salta, sin ir más lejos, se encontró en Cachi un cristal de zircón de 3.445 millones de años. Estaba incluido en rocas marinas formadas en un antiguo fondo oceánico por corrientes de turbidez. Llegaron allí arrastrados por proto - ríos del continente de Gondwana que corrían desde lo que hoy es Brasil hacia Chile.

Hay un adagio que dice que "las rocas no mienten". Pero, se sabe, que pueden ser mal interpretadas. Efectivamente las rocas han estado allí por millones de años. Fueron observadas por los primeros humanos que ingresaron a la región a fines del Pleistoceno, cuando aún vivían los mamíferos de la megafauna, como mastodontes, megaterios, gliptodontes y tigres dientes de sable. Y siguieron siendo observadas a lo largo de siglos y milenios hasta nuestros días. A algunos les llamó su atención la dureza, a otros el color, a otros la disposición de los estratos o los paisajes que forman. Desde hace siglo y medio han sido observadas por geólogos de muchos países y muchas especialidades.

Las interpretaciones cambian, pero las rocas permanecen ajenas a los rótulos que se les atribuya. Vino nuevo en odres viejos.

El hallazgo de fósiles puede modificar radicalmente las interpretaciones que se tenían. O una edad radimétrica cambiar la geocronología. Y esto ha venido pasando sucesivamente con cada oleada de estudiosos y con el avance de las técnicas de estudio cada día más sofisticadas. Hay cuestiones que permanecen y pueden expresarse tentativamente en una "Ley del reciclaje de la materia en el planeta Tierra" que podemos enunciar así: "Las estrellas forman elementos químicos, los elementos químicos forman minerales, los minerales forman rocas, las rocas forman estructuras geológicas, estas se destruyen para dar rocas, las rocas se destruyen para dar minerales y los minerales se destruyen liberando los elementos químicos que los componen. Esto genera un reciclaje de la materia en el sistema Tierra desde sus orígenes hasta su final". Tal como en otras palabras nos enseñó Carlo Rovelli en su libro "El orden del tiempo" cuando señala que: "La piedra más dura, a la luz de lo que hemos aprendido de la química, de la física, de la mineralogía, de la geología, de la psicología, es en realidad una vibración compleja de campos cuánticos, una interacción momentánea de fuerzas, un proceso que por un breve momento logra mantener su forma, mantenerse en equilibrio antes de desintegrarse nuevamente en polvo, un breve capítulo en la historia de las interacciones entre los elementos del planeta, …un nudo intrincado en ese juego cósmico de espejos que constituyen la realidad".

John McPhee, un divulgador norteamericano de la geología, hacía referencia a cómo la simple observación de un estrato de grava daba lugar a reflexionar retrospectivamente sobre lo que allí había acontecido. Decía en su libro "Annals of the Former World" que: "Un conglomerado fluvial, como roca tangible, representa indiscutiblemente un río. El río habla de un terreno más alto. El volumen de sedimento que ha llevado el río puede implicar una cadena montañosa. Encontrar cuarzos precámbricos en los lechos de los ríos más jóvenes significa que el Precámbrico, la llamada roca del basamento, se levantó para formar las montañas. Regresar de esta manera, retrospectivamente, de escena en escena, es descender por la columna de rocas, tanteando hacia el comienzo del mundo".

Hans Cloos, un filósofo de la geología, reflexionaba sobre cómo: "Durante mil millones de años, la Tierra acumuló pacientemente documentos y los inscribió con signos e imágenes que pasaron desapercibidos y sin usar. Hoy, por fin, están despertando, porque el hombre ha venido a despertarlos. Las rocas han comenzado a hablar, porque hay un oído para escucharlas. Las capas geológicas se convierten en historia y, liberadas del sueño encantado de la eternidad, la danza abigarrada e interminable de la vida surge de las negras profundidades del pasado hacia la luz del presente".

Los océanos han permitido la sedimentación desde los más remotos tiempos geológicos. En esos sedimentos se han conservado restos fósiles, desde las bacterias primigenias, pasando por invertebrados, vertebrados y plantas que prueban la evolución de la vida. En geología lo local es universal. La historia de la Tierra ha quedado escrita en cristales, fósiles e isótopos. En cualquier grano de arena está contenida la historia del universo.

 

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