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Coherencia por favor

Lunes, 22 de mayo de 2023 02:22

El 14 de mayo los salteños acudimos a las urnas y, tal como se esperaba, el gobernador logró ser reelecto sin dificultad. A mi juicio, ello obedeció a dos factores principales: un sistema electoral que le permitió nutrir su candidatura con una cantidad inusitada de listas colectoras, y una oposición que nunca terminó de comprender su rol.

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El 14 de mayo los salteños acudimos a las urnas y, tal como se esperaba, el gobernador logró ser reelecto sin dificultad. A mi juicio, ello obedeció a dos factores principales: un sistema electoral que le permitió nutrir su candidatura con una cantidad inusitada de listas colectoras, y una oposición que nunca terminó de comprender su rol.

Con relación a este último punto, cabe decir que nuestra provincia fue testigo de dos armados electorales sui generis, que en lugar de edificarse detrás de valores y proyectos compartidos, buscaron "ampliar" su base de sustentación amontonando dirigentes "con votos", pero con visiones de país antagónicas.

Quienes denunciamos que en política hay sumas que restan, fuimos acusados de "extremistas" e "intransigentes". Pero la verdad es que solo defendíamos el valor de la coherencia. Si un candidato piensa Blanco y aspira a representar a quienes piensan Blanco, no puede hacer una alianza electoral con un candidato que piensa Negro, creyendo que los votantes de ambos pasarán por alto la inconsistencia y estarán encantados con esa unión. No funciona así.

A nadie puede sorprender, por tanto, que los dos frentes opositores que buscaban ganar la gobernación hayan quedado tan lejos de lograrlo.

En el mes de enero, Emiliano Estrada (La Cámpora), Carlos Zapata (Ahora Patria) y Felipe Biella (Salta Independiente) anunciaron con bombos y platillos que habían conformado una "nueva mayoría" a la que bautizaron "Avancemos". La única explicación que dieron antes de empapelar toda la provincia con sus caras (y los estadios de fútbol de otras provincias también) fue que "no había que traer la grieta a Salta".

Lo cierto es que esa "nueva mayoría" no tenía nada de "nueva", pues sus principales referentes llevan muchos años en política, y tampoco tuvo nada de "mayoría", considerando que quedaron a más de 30 puntos del gobernador.

La mezcolanza que armaron no ganó una sola banca en Salta capital, ni en la Legislatura ni el Concejo Deliberante.

Lamentablemente, Juntos por el Cambio decidió seguir el mismo camino, y en lugar de ofrecer una propuesta sólida, que marcara claramente cuáles son las ideas y los valores que nos distinguen, decidió incorporar una "pata kirchnerista" a la coalición. Es decir, lo mismo que le criticábamos a "Avancemos" en enero y febrero, Juntos por el Cambio lo hizo en marzo.

La explicación oficial que se nos dio fue bastante similar a la de Avancemos: "Tenemos que ampliar el espacio, para obtener un mejor resultado". Por supuesto que esto hubiese tenido lógica si en esa "ampliación" se incluía a personas que comparten nuestros mismos valores, pero ¿qué sentido tiene "ampliar" el espacio con gente de valores antagónicos?

Sea como fuere, la decisión se tomó y lo adecuado es juzgarla en base a sus resultados, que fueron decididamente malos. El "aluvión" de votos que el señor Matías Posadas había prometido traer a Juntos por el Cambio nunca existió, cosechando su candidatura a intendente un mísero 12%.

Lo que se impone ahora es preguntarnos: ¿Fue positivo incorporar a una persona que pasó todo el gobierno de Mauricio Macri exigiendo el regreso de Cristina Kirchner? ¿Fue justo pedirle a los votantes del PRO y la UCR que apostaran por un candidato que públicamente se había declarado enemigo del libre mercado, la meritocracia y el "neoliberalismo"? ¿Tuvo sentido sacrificar la coherencia (y la cohesión) de Juntos por el Cambio para sumar a un funcionario del gobernador? La respuesta la han dado los votantes.

En los últimos días, sin embargo, algunos dirigentes han salido a festejar que se le haya ganado a Avancemos, por un punto porcentual. No comparto la algarabía. Es cierto que Avancemos no logró ninguna banca en el senado provincial. Pero Juntos por el Cambio tampoco. Es cierto que Avancemos logró apenas dos diputaciones provinciales. Pero Juntos por el Cambio obtuvo exactamente la misma cantidad. Y es cierto también que Avancemos conquistó una única intendencia (Tartagal). Pero Juntos por el Cambio no logró ninguna.

La elección, en términos de construcción futura, ha sido realmente mala para el PRO. No sólo por dilapidar el crecimiento que el partido había tenido en las elecciones del 2021, sino por haberse desaprovechado la oportunidad de consolidar nuestro frente electoral, dotándolo de un perfil claramente opositor. Se perdió la posibilidad de ofrecer una propuesta superadora y realmente comprometida con la cultura del esfuerzo, la transparencia y la división de poderes.

Lo que castigó el votante, creo, fue la falta de coherencia, porque muchos políticos salteños parecen haber olvidado que su tarea se resume en una palabra: REPRESENTAR. Quienes estamos en política buscamos "representar" a nuestros vecinos, a nuestros pares. Y ciertamente, la gente quiere ser representada por dirigentes honestos, que compartan sus ideas y sus valores, y no se vendan al poder de turno. Es así de sencillo.

¿Cómo podemos pedirles que nos designen como sus "representantes", si un día decimos una cosa, al siguiente otra y a la semana otra diferente? Es imposible construir confianza de ese modo.

Que Avancemos y Juntos por el Cambio hayan quedado a 30 puntos de un gobernador que ha tenido escasos logros para mostrar, denota que algo falló en el armado de sus candidaturas.

Ahora nos toca escuchar a las urnas y hacer una lectura honesta, adulta y sin animosidad de lo ocurrido. Los errores del pasado no pueden repararse, pero pueden dejar importantes lecciones para el futuro. Si volvemos a ofrecerle algo confuso o incluso contradictorio a la ciudadanía, correremos el riesgo de que prefieran "malo conocido, que bueno por conocer".

 

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