En un estadio Delmi colmado de amantes del boxeo, que corearon permanentemente el nombre de Durval Palacio, el salteño mostró su poderío desde el primer round.
Además, logró hacer explotar al público local en el segundo asalto, cuando luego de un potente derechazo mandó a la lona al campeón brasileño intercontinental Da Silva, víctima de una andanada de golpes letales.
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Finalmente, en el octavo asalto, Durval acertó un gancho en la zona abdominal a Da Silva, obligando al brasileño a “morder” nuevamente la lona sin lugar a una recuperación.
El estallido popular en el Delmi fue ensordecedor y el nocaut alimentó la fiesta total en el estadio.
