El Ginkgo biloba es una especie admirada en todo el mundo por su resistencia, especialmente en los países asiáticos. Su fortaleza es tal, que sobrevivió a los efectos de la bomba atómica lanzada por Estados Unidos sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945, que generó una temperatura 40 veces superior a la del Sol y arrasó con esa ciudad japonesa, que quedó destruida y en la que murieron cientos de miles de personas.
Tras la tragedia y la desolación, en poco menos de un año y a escasos kilómetros del sitio exacto de la explosión, brotó un Ginkgo biloba de entre las ruinas de un antiguo templo budista. A sus pies, los japoneses inmortalizaron la frase: “No más Hiroshima”.
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El Ginkgo biloba es una especie admirada en todo el mundo por su resistencia, especialmente en los países asiáticos. Su fortaleza es tal, que sobrevivió a los efectos de la bomba atómica lanzada por Estados Unidos sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945, que generó una temperatura 40 veces superior a la del Sol y arrasó con esa ciudad japonesa, que quedó destruida y en la que murieron cientos de miles de personas.
Tras la tragedia y la desolación, en poco menos de un año y a escasos kilómetros del sitio exacto de la explosión, brotó un Ginkgo biloba de entre las ruinas de un antiguo templo budista. A sus pies, los japoneses inmortalizaron la frase: “No más Hiroshima”.
Hace más de dos décadas, autoridades niponas donaron a los salteños dos ejemplares de la especie, que fueron plantados en la plaza 20 de Febrero, principal paseo público de Cafayate. Pero, a causa de una poda inadecuada por falta de información y de capacitación, los árboles se secaron y fueron aserrados.
Mal podados
“Se los podó como si se tratara de árboles frutales, es decir una planta productora, por lo que estos ejemplares que requieren de una técnica de poda específica contrajeron enfermedades y murieron. No hubo más remedio que cortarlos de cuajo”, contaron hace algunos años fuentes de la comuna cafayateña.
Fue así que a partir de finales de agosto de 2013, un mes histórico e íntimamente relacionado con la especie por lo ocurrido en Hiroshima, solo quedaron las bases de los troncos aserrados.
Sin embargo, una vez más el Ginkgo biloba dio muestras de su formidable fortaleza. De entre los restos quebradizos y amarronados surgió en 2017 un retoño, símbolo de vida y persistencia. Hoy, el pequeño retoño se ha convertido en un joven arbolito que ya supera los dos metros y medio de altura. Se encuentra junto a otro de la misma especie, donado por el profesor Raúl Benito Mendoza, conocedor y cultor del Ginkgo biloba. Por la época del año, sus ramas lucen desnudas, sin sus típicas hojas amarillas.
Soporta casi todo
En distintos portales especializados explican, que esta variedad soporta escasez de nutrientes y es altamente resistente a bacterias y hongos. En el caso salteño si bien no pudo resistir una poda inadecuada, renació luego de entre las cenizas como el ave fénix. Su ADN es 3,5 veces más largo que el humano y contiene más de 40.000 genes.
La especie es admirada por los japoneses y también por muchos cafayateños que piden a las autoridades municipales, a los vecinos y turistas, que colaboren con la conservación de este verdadero tesoro para cualquier lugar del mundo que tenga la dicha contar con uno de estos ejemplares.
Cafayate cuenta con tres. “Dos de ellos están ubicados en la plaza central y otro en el pequeño jardín del block de departamentos de la localidad, donde vive el profesor Mendoza”, contaron desde la Oficina de Información Turística.
Un "fósil viviente"
Pese a su fama en Japón, el Ginkgo biloba es un árbol chino cuyo origen se remonta a casi 300 millones de años, convirtiéndolo en una de las especies de plantas más antiguas del planeta, si no la que más. Es un verdadero fósil viviente.
Estos árboles pueden alcanzar más de 30 metros de altura y vivir más de 1000 años.
Los sitios especializados señalan que, “aunque en China han utilizado el Gingko como planta medicinal, muchas de sus aplicaciones en la actualidad proceden de investigaciones de científicos alemanes, quienes encontraron en él más de 40 componentes. Al menos dos de ellas tendrían propiedades medicinales: los flavonoides y terpenoides”.
Luego detallan que los flavonoides son antioxidantes de origen vegetal. “Los estudios demuestran que protegen los nervios, los músculos del corazón y los vasos sanguíneos de la retina. Por otra parte, los terpenoides mejoran el flujo sanguíneo al dilatar los vasos y reducir la viscosidad de las plaquetas. Entre otras cosas, ambos efectos aumentan el aporte de nutrientes al cerebro, lo que explica sus efectos en la mejora de la memoria y la concentración”.