Cincuenta familias quieren el reconocimiento como barrio del controvertido loteo adjudicado hace cinco años atrás. Aunque las autoridades todavía no les dan el aval como organización barrial, igualmente los vecinos festejaron su aniversario de ser parte del loteo 208.
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Cincuenta familias quieren el reconocimiento como barrio del controvertido loteo adjudicado hace cinco años atrás. Aunque las autoridades todavía no les dan el aval como organización barrial, igualmente los vecinos festejaron su aniversario de ser parte del loteo 208.
Sucede que los loteos populares cercanos a la ruta 36 son un caos sin resolver hasta el momento. En los barrios ya establecidos llamados Progreso I y II residen tres mil personas. En el año 2018 se añadió el loteo 208, formando parte de este gran conglomerado urbano y popular, el cual se entregó con carpetas selladas y firmadas por la Municipalidad de Campo Quijano. Algunos de estos lotes cuentan con servicios básicos como luz, agua y recolección de basura. Pero el loteo conocido como el "208" está al margen de todo. Están conectados de forma precaria a los servicios esenciales.
"Somos un barrio de un solo dueño. Por esa razón nadie nos reconoce como barrio. Aunque las autoridades no nos dan el reconocimiento como barrio, nosotros consideramos que sí lo somos. Entonces decidimos festejarlo con todos, vamos a demostrar que estamos constituidos como comunidad", explicó Mabel Ortiz, presidenta del centro vecinal.
Con el paso del tiempo, el loteo 208, que fue entregado en mayo de 2018 con actas de adjudicación a 200 familias, ha presentado un problema catastral inicial. Resulta que los terrenos están registrados a nombre del exintendente Manuel Cornejo.
"Como está judicializado el tema, nos dicen que somos irregulares. Tenemos tenencia de los terrenos, a pesar que el catastro está a nombre de una sola persona", acota la vecina.
Hasta ahora, no se ha regularizado la situación catastral debido a una irregularidad en la compra del predio de aproximadamente 10 hectáreas, ubicado junto a la ruta provincial 36 y el canal de desagote del dique Las Lomitas, que sirve como fuente de riego para las tierras tabacaleras. A pesar de esta situación, la documentación de tenencia existe y, durante este tiempo, las familias han comenzado a construir sus hogares. Sin embargo, algunos no han podido hacerlo debido a la falta de recursos. La mayoría de las viviendas carecen de servicios legales de luz y agua, pero, por necesidad, los residentes han construido sus hogares de todas formas. Actualmente, aproximadamente 50 familias, es decir, unas 200 personas, viven en estas condiciones precarias. Entre los vecinos se encuentran niños, personas discapacitadas y adultos mayores.
"Apenas tenemos dos focos de iluminación pública en todas las cuadras del barrio. Vivimos numerosas familias en casas que están edificadas como corresponde. Queremos pagar, no queremos nada gratis. Algún día, esperamos, algún tipo de autoridad hará las casas bien y nos darán el reconocimiento como barrio", dijo la mujer por último.