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La era de las carnes cultivadas

Miércoles, 28 de junio de 2023 02:33

En los estudios de posgrado del suscripto iniciados en 1975 en las Universidades de Georgetown, Colorado, Arizona y Washington, en los Estados Unidos, sufragados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), centralizados predominantemente en contenidos para asegurar la alimentación humana y mejorar su producción, entre otros temas, lejos estábamos de imaginar lo que a continuación sintetizo como hecho extraordinario ya ocurrente en nuestro planeta luego de los últimos 50 años.

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En los estudios de posgrado del suscripto iniciados en 1975 en las Universidades de Georgetown, Colorado, Arizona y Washington, en los Estados Unidos, sufragados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), centralizados predominantemente en contenidos para asegurar la alimentación humana y mejorar su producción, entre otros temas, lejos estábamos de imaginar lo que a continuación sintetizo como hecho extraordinario ya ocurrente en nuestro planeta luego de los últimos 50 años.

El corresponsal de El País en Estados Unidos, Miguel Jiménez, analizó la autorización definitiva que el gobierno estadounidense otorgó a dos compañías para vender su carne artificial de pollo.

Estamos ante un paso decisivo hacia una era de futuro incierto en la alimentación, que anticipa también el fin a más de 12.000 años en los que la agricultura y la ganadería se convirtieron en la fuente de alimentación y determinaron el fin del nomadismo. Es decir, una actividad fundacional de la civilización. No se trata de la sustitución de la carne por proteínas vegetales, sino de tejido cultivado en laboratorio a partir de células de animales.

"La carne cultivada se cría en tanques de acero llenos de agua, sal y nutrientes, con células procedentes de un animal vivo, un óvulo fecundado o un banco especial de células almacenadas. El proceso de producción a partir de cultivos celulares comprende la proliferación o multiplicación de las células, la diferenciación de las mismas para que adquieran características de músculo, y la recolección o recogida del material celular para su procesamiento convencional como alimento".

En efecto, iniciado el siglo XXI, se han obtenido con éxito diferentes carnes a partir de proteínas vegetales y otros ingredientes, proceso que no ha tenido mayor difusión ni entusiasmo gástrico comercialmente hablando.

Pero ahora, es carne de pollo, sin pollo, es decir de tejido muscular auténtico cultivado en laboratorio a partir de células de pollo, pero sin que haya animal a sacrificar, y sin huesos, órganos, plumas, o pico…

Se trata de un nuevo método para la producción de carne, destinado a eliminar el uso de animales sacrificados y reducir drásticamente el impacto ambiental del pastoreo, producción de alfalfa, granos, etc., para su alimentación, incluyendo los residuos animales.

La Agencia Federal de Alimentos y Medicamentos (FDA) y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, ya aprobaron su uso y consumo, así como en Singapur paralelamente. El sistema tecnológicamente producirá carnes rojas, de mariscos, de peces, destinadas a la industria alimentaria mundial.

Esta tecnología cambiará radicalmente la forma en que la carne llega a nuestra mesa, es un paso gigante hacia un futuro más eficiente y sostenible en lo alimentario, que preserva la elección y la vida. De todos modos, fuera de constituir un gran negocio en el futuro, pasarán años, hasta que la carne cultivada sea comercializada masivamente, y aceptada por la gente.

En un informe de septiembre de 2021, la página científica Open MInd señalaba: "Las vacas son ineficientes… Los humanos las criamos para la producción de carne, de la cual solo rinden en torno a un 4% de proteína de la que consumen, frente a un 6% en el cordero, un 8% en el cerdo y casi un 20% en el pollo. A ello se suma que el consumo de carne está hoy en entredicho por el impacto ambiental de la ganadería: más del 70% de las tierras cultivables se dedican a esta actividad, que consume grandes cantidades de agua potable y es responsable del 5% de las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero…".

La búsqueda de alternativas más sostenibles, agrega la publicación, responde a una reflexión escrita por Winston Churchill en 1931: "Con un mayor conocimiento de las llamadas hormonas, es decir, los mensajeros químicos de la sangre, será posible controlar el crecimiento. Escaparemos del absurdo de criar un pollo entero para comer la pechuga o el ala, creciendo estas partes por separado en un medio adecuado".

Ya hoy, mientras en nuestra Argentina, tradicional productora de carnes, se pierde precioso tiempo en disputas políticas mediocres, muchas empresas en el mundo investigan y fabrican en pruebas carnes cultivadas de pollo, cerdo, cordero, pescado y ternera, debido a que algunas presentan mayor dificultad de replicación que el pollo, de forma de mantener textura y sabor. Así, Estados Unidos, Singapur, Israel, Reino Unida de Gran Bretaña, Suiza y Países Bajos trabajan activa y eficientemente en ello.

Argentina en consecuencia debería sumarse, si los políticos le permiten, investigando y aportando en tan avanzada tecnología alimentaria ya disponible, que asegurará indudablemente la ingesta de muchos millones de seres, y contribuirá al mantenimiento de los ecosistemas productivos, y al uso racional del agua.

 

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