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Pesimismo, desconfianza y malhumor en un año electoral

Domingo, 04 de junio de 2023 02:32

La campaña electoral a nivel nacional aún no ha comenzado formalmente, pero desde hace meses ocupa el centro de las preocupaciones de los dirigentes y de las decisiones y los discursos de los gobiernos. Enfrascados en la especulación acerca de los eventuales resultados de las urnas, la mayoría se concentra en juegos probabilísticos y en la búsqueda de un perfil que pueda darles una ventaja.

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La campaña electoral a nivel nacional aún no ha comenzado formalmente, pero desde hace meses ocupa el centro de las preocupaciones de los dirigentes y de las decisiones y los discursos de los gobiernos. Enfrascados en la especulación acerca de los eventuales resultados de las urnas, la mayoría se concentra en juegos probabilísticos y en la búsqueda de un perfil que pueda darles una ventaja.

Es evidente que tantas inquietudes son ajenas a las preocupaciones de la gente común, justamente, el "soberano" que se pronunciará en las urnas y que hoy muestra cansancio de la política e incertidumbre sobre su futuro y el del país.

Ese cansancio colectivo empaña la conmemoración de los cuarenta años de democracia, con una sucesión de gobiernos que no han logrado construir la expectativa de un futuro promisorio.

Una encuesta de satisfacción política y opinión pública realizada en todo el país por la Universidad de San Andrés indica que el 89% de los encuestados se encuentra disconforme con la dirigencia y las instituciones. La insatisfacción con el Poder Judicial es del 75%, con el Senado, del 80%, y con la presidencia y los diputados, del 83%.

Los cuestionamientos más severos se refieren a la política económica (91% negativo) y a la inseguridad (87%), pero ningún área de gobierno logra un resultado favorable. La inflación, la delincuencia y la corrupción encabezan la lista de los principales problemas.

El desánimo es generalizado: el 85% de los encuestados considera que la situación empeoró en el último año; por otra parte, el 48% piensa que empeorará más aún en los próximos meses y el 26% cree que todo seguirá igual.

Ni uno solo de los políticos más conocidos logra que su imagen positiva sea superior al rechazo que cada uno genera. Entre los más castigados figuran los tres últimos presidentes, aunque Alberto Fernández supera a todos, con el 81% de opinión negativa.

Una encuesta es solo una visión focalizada; realizada con criterios técnicos y sin el prisma distorsivo de la ideología o los intereses electorales, ofrece un panorama que, en este caso, coincide con muchos otros relevamientos y con el humor que cada uno de nosotros percibe en la vida cotidiana.

Es muy difícil que un país salga adelante cuando los liderazgos son tan frágiles, cuando los expresidentes son tan cuestionados y cuando la desconfianza es tan grande que las figuras que van emergiendo, o son desconocidas, o resultan tan rechazadas como el resto.

A dos meses de las elecciones primarias, la encuesta proyecta un escenario incierto que muestra la misma dispersión de votos que se registró en la mayoría de las elecciones de la región.

La grieta, poco a poco, se va convirtiendo en fragmentación, pero la virulencia de los discursos y las descalificaciones, lejos de amainar, se profundiza. Los partidos políticos, institucionalmente, están difuminados y dejaron de ser instrumentos de planificación, formación política y representación.

Al mismo tiempo, las causas abiertas en la Justicia por hechos de corrupción muestran las flaquezas de una dirigencia movida exclusivamente por la apetencia del poder y, al mismo tiempo, encuentran por respuesta cuestionamientos groseros a la esencia misma del sistema. Sin partidos políticos y sin división de poderes no hay democracia.

Tampoco puede haber democracia sin plan de gobierno, sin funcionarios preparados para la gestión y con un parlamento que deja de lado su función esencial: escuchar y representar a la gente, a las provincias, a los barrios. El malhumor generalizado es elocuente: los problemas de la ciudadanía son muchos y no aparecen en la agenda de la dirigencia.

 

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