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Sin reservas y sin programa, y con un dólar indomable

En su doble rol de ministro y candidato, Sergio Massa agota los recursos para evitar una catástrofe; por eso devalúa con un arco iris cambiario.
Miércoles, 26 de julio de 2023 00:00

El tenue declive del índice de inflación del pasado mes, que aumentó solo en 6%, un porcentaje mensual superior al crecimiento anual de los precios en la mayoría de los países vecinos, fue festejado por el oficialismo como un éxito, en el marco del Plan Durar. Lo que no es para festejar y tampoco omitir es que llegó acompañado de una disminución del consumo y de la actividad económica en general. Esta baja es solo una consecuencia de las medidas implementadas para congelar precios hasta después de las elecciones PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias) del próximo 13 de agosto. Con la inflación acumulada hasta el 30 de junio (115,6% anualizada) y si los aumentos del Índice de Precios al Consumidor (IPC) se mantienen con valores entre 6 y 8% mensual hasta fin de año, tendríamos una inflación interanual cercana a 140%.

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El tenue declive del índice de inflación del pasado mes, que aumentó solo en 6%, un porcentaje mensual superior al crecimiento anual de los precios en la mayoría de los países vecinos, fue festejado por el oficialismo como un éxito, en el marco del Plan Durar. Lo que no es para festejar y tampoco omitir es que llegó acompañado de una disminución del consumo y de la actividad económica en general. Esta baja es solo una consecuencia de las medidas implementadas para congelar precios hasta después de las elecciones PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias) del próximo 13 de agosto. Con la inflación acumulada hasta el 30 de junio (115,6% anualizada) y si los aumentos del Índice de Precios al Consumidor (IPC) se mantienen con valores entre 6 y 8% mensual hasta fin de año, tendríamos una inflación interanual cercana a 140%.

En realidad, no hay nada para festejar en el escenario económico y financiero. El enigmático acuerdo con el Fondo Monetario Internacional sigue poniendo en evidencia la caída de las reservas del Banco Central (casi US$ 6.000 millones en rojo), el déficit comercial y la desesperación del ministro Sergio Massa por evitar un desmadre antes de las elecciones. Tras el anuncio del fin de semana sobre un posible adelanto de desembolsos con los que el FMI aceptaría prolongar la deuda, solo lo haría después de las PASO y limitándose a las cuotas de capital. Y las medidas adoptadas con el aumento de las variadas cotizaciones oficiales del dólar ponen sobre la mesa una realidad: la devaluación se va haciendo "a escondidas" y del ajuste del gasto se ocupa la inflación récord.

El jefe de Gabinete Agustín Rossi celebró: "Sacamos al FMI de la agenda electoral". Lo que no van a poder sacar de la agenda es la inflación y su secuela: la caída vertiginosa del poder adquisitivo de los salarios en un año.

La caída del salario, especialmente los que cobran los trabajadores informales se refleja en la disminución del consumo que por ahora no es significativa pero que se va acentuando a medida que pasa el tiempo en esta política económica preelectoral sin ningún tipo de programa.

La caída de la actividad

Al informar sobre el nivel de la actividad económica para mayo de este año, el Indec marcó una caída del 4,2% interanual, provocada principalmente por la sequía que perjudicó a la actividad agropecuaria. A este diagnóstico se suma una encuesta de la UADE en la que los empresarios entrevistados en el mes de junio de 2023, más de la mitad preveían menor nivel de actividad con proyección a los próximos meses agravado por el cepo a las importaciones. Cuando se consulta a los almaceneros de barrio, ellos estiman que sus ventas disminuyeron cerca del 20% a valores reales, afirmando que los alimentos de segundas marcas y con márgenes bajos son los que mantienen el nivel de ventas especialmente en la economía informal.

Para el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci), que mide la inflación en 900 comercios en 20 barrios del Gran Buenos Aires el costo de una canasta básica total se incrementó un 6,6% en junio; indica ese informe que en la gestión de Sergio Massa desde el 1 de agosto de 2022 hasta el 30 de junio 2023 (once meses), los productos de almacén aumentaron 109,5%, las verduras 123,2% y la carne 74,2%.

Discursos vacíos

Estos números nos recuerdan los compromisos asumidos en la campaña electoral por el presidente Alberto Fernández, que prometió dejar su mandato en 2023 con una inflación de un (1) dígito; hoy, la realidad es que finalizará su mandato al ritmo de una inflación cercana al 140% anual. También manifestó que mantendría las cuentas públicas equilibradas, pero el déficit fiscal y cuasi fiscal marcará un récord, a pesar del ajuste encubierto de Massa.

íAhhhh!, prometió bajar la pobreza y la indigencia; la realidad es que ambas crecieron dramáticamente. Quizá pocos recuerden a aquella foto de "la mesa del hambre", el 20 de diciembre de 2019, donde lo acompañaban Marcelo Tinelli, Estela de Carlotto, Daniel Funes de Rioja, Adolfo Pérez Esquivel, tomada en el Salón Sur de la Casa Rosada.

Los ministros del área económica y financiera de su gestión manifestaron su compromiso de equilibrar las cuentas públicas, darle protagonismo al sector privado y a la producción; en resumen, las cuentas públicas siguen con déficit fiscal financiado con emisión monetaria (billetes, letras y bonos) que implica mayor inflación y deuda pública: y como era tan imperioso aumentar la recaudación, se implementaron 27 nuevos impuestos y se aumentaron algunas alícuotas de los existentes.

El actual ministro de Economía, ahora precandidato a presidente, tiene en claro que este gobierno, el suyo, viene utilizando la presión tributaria como parte de una política económica para recalentar la economía; por ejemplo se destacan los tres aumentos de la tasa sobre los débitos y créditos bancarios y la creación de nuevos impuestos, como el de renta inesperada y el de las grandes fortunas.

Pero, por falta de un plan, la economía argentina es una gran incógnita. Lo que sí sabemos con seguridad es que el Gobierno debe sincerar el tipo de cambio. La brecha actual y el cepo son insostenibles. Y es una de las condiciones que pone el FMI para hacer adelantos que prorroguen la deuda. Es imprescindible, pero al oficialismo lo paraliza la idea de formalizar una devaluación porque tendría un costo económico, político y social que Massa no está en condiciones de afrontar y, además, significaría la extinción del kirchnerismo.

El domingo se anunciaron medidas cambiarias que equivalen a una devaluación parcial, mientras la inflación se ocupa de achicar el déficit nominal. Y el dólar blue pegó un salto alarmante, por encima de los 550 pesos.

Es necesaria la liberación del tipo de cambio. La razón más importante es que el Banco Central se quedó sin reservas propias y está usando las prestadas, como los yuanes, que originalmente eran para pagar importaciones y deudas por servicios o trabajos realizados por empresas chinas y ahora se están utilizando para cancelar parcialmente un pago al FMI y las siguientes cuotas si este organismo no nos presta, una trampa en cierta forma aceptada para no entrar en default. Pero nadie sabe, porque es secreto que se oculta hasta al mismo Congreso, cuáles son los intereses y las condiciones que paga el país por ese salvavidas.

Con elevada inflación y alta brecha cambiaria entre la cotización del dólar comercial y los distintos financieros, se debe salir del cepo; observamos que en situaciones similares las experiencias anteriores de restricciones cambiarias no terminaron bien. Es decir, se está trasladando al próximo gobierno la tarea de sincerar el valor del dólar, unificar los distintos tipos de cambio y hacer bien las cosas para salir del estancamiento; o sea, volver a crecer, ser un país normal y no cometer los mismos errores de estos últimos años.

Ministro y candidato

Sergio Massa en su doble rol de ministro de Economía y precandidato a presidente, además de solicitar dólares para cumplir con los desembolsos contraídos originalmente con el FMI, necesita dinero extra para seguir interviniendo en el mercado cambiario y llegar a las elecciones con un dólar controlado. Pero faltan muchos dólares en las cuentas del Banco Central. Economistas que trabajan en partidos políticos de la oposición advierten sobre la política irresponsable de Sergio Massa de entregarle al próximo gobierno, sea del signo político que sea, una verdadera bola de nieve de leliq y pases con intereses altísimos, inflación elevada, gastos superiores a los ingresos, sin créditos y un Banco Central sin reservas. Una deuda pública que supera los US$ 500.000 millones.

Saben que les pasará lo mismo que a Mauricio Macri en 2015. Cuando inició su presidencia le tocó, entre otras cosas, salir del cepo cambiario, con todo lo complejo de esta medida, que necesariamente necesita una devaluación importante del tipo de cambio con el correspondiente impacto en los precios. El actual ministro de Economía está haciendo todo lo posible para que esta medida quede como herencia para el próximo gobierno. ¿Pensará que el presidente para entonces será alguno de sus adversarios?

Con los dólares que se están utilizando para contener la subida de los dólares financieros en sus distintas versiones y el gran crecimiento de las leliq, la deuda en moneda extranjera y en pesos por los altos intereses que pagamos, no la veremos en rutas, hospitales, escuelas, etcétera. Solo les sirve para evitar males mayores por falta de una decisión política. Pero lo que es seguro es que la vamos a pagar entre todos.

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