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Los subsidios serán la madre de todas las batallas

Sabado, 08 de julio de 2023 02:38

Uno de los rubros que deberá ser planteado por el nuevo gobierno son los subsidios, no solo por la gran cantidad que hoy se distribuye, sino especialmente por los importantes montos que pagamos todos nosotros para un beneficio que no es tal, por su direccionamiento político. La mayoría de los beneficiarios residen en determinadas regiones que, sugestivamente, están densamente pobladas y registran un nivel de ingresos que supera la media nacional.

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Uno de los rubros que deberá ser planteado por el nuevo gobierno son los subsidios, no solo por la gran cantidad que hoy se distribuye, sino especialmente por los importantes montos que pagamos todos nosotros para un beneficio que no es tal, por su direccionamiento político. La mayoría de los beneficiarios residen en determinadas regiones que, sugestivamente, están densamente pobladas y registran un nivel de ingresos que supera la media nacional.

Existen muchos tipos de subsidios o incentivos. Hoy nos enfocaremos en los que estimulan la economía de determinados sectores y podríamos definirlos como "la diferencia entre el 'precio real' de un bien o servicio y el 'precio real cobrado al consumidor'".

Los subsidios gubernamentales son una forma de apoyo financiero para beneficiar a determinadas producciones de bienes o servicios con el objetivo de promover determinadas políticas económicas o sociales. Pueden clasificarse según se ejecuten de manera directa o indirecta; los primeros son, por ejemplo, las subvenciones en efectivo, mientras que los otros son los beneficios fiscales, préstamos con tasas a bajo interés y ayudas a empresas.

También pueden ser amplios o limitados. Las formas más comunes son los subsidios que se entregan al productor o a la producción pública o privada para asegurar que estén en mejores condiciones para igualar los precios del mercado, ya sean con apoyos directos o pagos a los factores de producción con el objetivo de que se reduzca el precio de los bienes o servicios a los consumidores o que incentiven a determinados productos de exportación.

Normalmente estos beneficios deben tener una duración limitada hasta lograr que el o los beneficiarios públicos o privados dejen de necesitar estas ayudas.

Actualmente son muchísimos los subsidios con los que el Gobierno estimula el consumo cuando disminuyen los gastos de la gente. Para una mejor interpretación podríamos dividirlos en tres grandes rubros: energía y agua, servicios públicos y transporte urbano, incluyendo las empresas públicas que generan déficit fiscal e implican una asignación de recursos públicos significativos.

El corazón del centralismo

Los habitantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, Almirante Brown, Esteban Echeverría, Ezeiza, Morón, La Matanza y desde 2016 Merlo y Presidente Perón, es decir, la Capital Federal y la parte más populosa del conurbano, están recibiendo (de enero a mayo de este año) $ 9.680 millones en subsidios que se les descuentan de sus facturas por el servicio de agua potable y cloacas. Los datos son oficiales, aportados por el Instituto Interdisciplinario de Economía Política de la UBA - Conicet y la proveedora es la empresa Aguas y Saneamientos Argentinos (Aysa).

A su vez, los subsidios nacionales a la energía en estos primeros cinco meses de este año ascendieron a la suma de $ 939.559 millones (casi un billón de pesos), que incluyen partidas para CAMMESA (la Administradora del mercado eléctrico mayorista), a Enarsa (Energía Argentina, empresa generadora de recursos energéticos), entre otros para el financiamiento de las importaciones de combustibles, el Fondo Fiduciario para el consumo de GLP y Gas por Redes, el Plan Gas Ar, los planes Gas I, II y III y el Plan no convencional.

Solamente en estos dos rubros se concentran el 79% de los subsidios que actualmente estamos pagando en el Área Metropolitana de Buenos Aires, el corazón electoral del país, y que equivalen a casi el 40% del total nacional. Mucho, por cierto, y muy desequilibrado. A pesar de la declamación de federalismo, que los gobernadores aceptan mansamente, los salteños lo sufrimos cuando tenemos que pagar los servicios energéticos y comparamos lo que llega a nuestra provincia con lo que pagan los usuarios en las regiones del centro del país.

Esta desnaturalización de las tarifas, trastocadas por regulaciones y transferencias para estas áreas privilegiadas, les permite pagar poco y nada por estos servicios que nos cuestan el oro y el moro. Solos solo se actualizaron las tarifas para las familias de ingresos altos, pero los de ingresos medios y bajos siguen subsidiados al extremo y el gasto en el presupuesto sigue siendo muy pesado.

Una historia muy parecida es la que se refiere a los subsidios para el transporte público, especialmente, el urbano. De acuerdo con el mismo informe del Instituto de la UBA - Conicet, ascienden en los primeros cinco meses a $ 240.318 millones a, que incluyen el Fondo Fiduciario del Sistema de Infraestructura del Transporte, La Administración de Infraestructuras Ferroviarias, Desarrollo de Capital Humano Ferroviario S.A., Ferrocarriles Argentinos, Operador Ferroviario y Aerolíneas Argentinas.

Estos principales rubros son analizados por el ministro de Economía y pre candidato de Unión por la Patria Sergio Massa para reducir el impacto presupuestario; intenta bajar el déficit de las cuentas públicas teniendo como marco los objetivos – pocas veces alcanzados - acordados con el FMI.

Alquimias con final conocido

Estos subsidios están creciendo menos que la inflación a la espera de que se licúen en términos reales. Lo mismo ocurre con otras erogaciones del Gobierno, como los ahorros de toda la vida de los trabajadores jubilados. La inflación, que no es un espejismo, se devora todo, a veces, silenciosamente.

A la estrategia de devaluar las erogaciones del Gobierno destinadas a los servicios públicos analizados, sumado el impacto macroeconómico (inflacionario) que produce el financiamiento con emisión monetaria, debemos agregar el desdoblamiento cambiario. El control en la cotización del dólar con intervenciones en el mercado paralelo para que no se desborde la cotización de los dólares MEP y mantener ese dólar financiero subsidiado en $483 por debajo del contado con liquidación a $512 y el dólar libre a $493. En este análisis observamos que los subsidios a los controles de cambio –cepo- generaron múltiples tipos de cotización del dólar, otra forma de subsidios que en muchos casos lo pagaremos con deuda externa.

Estos subsidios al dólar benefician a las clases acomodadas que pueden adquirirlos, con la diferencia que los energéticos, benefician a sectores medios y bajos de la sociedad.

Podríamos llamarlos "subsidios cruzados", ya que emprendimientos privados pierden para que ganen otros, entendiendo que los exportadores de campo por ejemplo cobran un dólar comercial muy por debajo del valor de mercado de los importadores, industrias o consumidores terminan disfrutando por esa diferencia de valores, aunque actualmente con la regulación de importaciones pagan valores más altos. Y terminan perjudicados todos.

Las incoherencias en el pago de subsidios, que terminan beneficiando alternativamente a familias o individuos de diversos niveles de ingresos, llegan al extremo de subsidiar la compra de moneda extranjera como ancla para que no aumente la inflación en un país donde la pobreza supera el 40%.y que ese dinero (dólares) no se utilizará para realizar obras en Argentina y que lo tendremos que pagar entre todos.

La falta de transparencia en la asignación de los subsidios, que en la mayoría de los casos se hacen en forma indirecta, para crear la sensación de que el boleto, por ejemplo, es más barato, simplemente busca eso: ocultar el crecimiento sostenido y generalizado de precios. El final de la ilusión ya lo estamos viendo.

Y si seguimos analizando el concepto de subsidios podemos mencionar las subvenciones a la educación privada, los regímenes de promoción industrial y muchos más.

Desde la economía definimos que un impuesto que no se recauda es un costo fiscal que el Estado renuncia a cobrar el mismo. El análisis de cada impuesto será una materia pendiente del nuevo gobierno.

 

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