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5 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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La inseguridad no se aguanta más en Villa Mitre y los vecinos protestaron

Los habitantes de este tradicional barrio de la capital provincial advierten que los ladrones se pasean por los techos buscando una oportunidad para entrar a las casas o negocios y desvalijarlos.
Sabado, 05 de agosto de 2023 12:22

La inseguridad en Salta pasó de preocupante a alarmante y no hay indicios que lleven a pensar que la situación podría mejorar.

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La inseguridad en Salta pasó de preocupante a alarmante y no hay indicios que lleven a pensar que la situación podría mejorar.

No solo los graves y sonantes casos, con crímenes aberrantes o estafas millonarias conforman la inseguridad, sino que la misma se nutre también de cientos de hechos de menor relevancia pero que se multiplican por decenas cada día en los distintos barrios y hacen cada día más difícil la vida de los salteños.

Ayer los vecinos de Villa Mitre y de otros barrios de la zona este dijeron basta y se manifestaron por la creciente "ola de inseguridad" en esa zona. Robos en las casas, atracos de motochorros y el aumento de la venta de drogas entre los jóvenes son moneda común, pero se resisten a acostumbrarse.

Decenas de robos ocurrieron en los últimos meses y aseguran que los delincuentes ingresan por los techos o las medianeras con total impunidad, varios se encontraron con ellos adentro de sus viviendas y hasta se miraron a la cara.

 

Ángel es un vecino que tiene una ferretería y contó a El Tribuno que en su caso entraron a su casa "por los techos, me abrieron una mampara y me robaron toda la mercadería que tenía".

"Se escaparon por los techos y fueron a un vecino, al que también le robaron ropa, las zapatillas de los hijos, de los padres. No dejaron nada. Son changos jóvenes, ágiles. Van por los techos con la escalera al hombro sin problema", manifestó.

Betina es otra de las vecinas que contó a este diario que "al frente de mi casa robaron. Por mis techos pasan corriendo siempre", se quejó y señaló que "afortunadamente no me robaron cosas de gran valor, pero sí se llevaron hasta las plantas que tenía afuera de mi casa".

"De las paradas de colectivos vemos todo el tiempo que viene gente llorando. Nos preocupa que hay muchos chicos que sufren violencia por otros chicos que se juntan en las esquinas", indicó y reclamó que "no hay policías custodiando la zona".

Finalmente dijo que "la Policía tiene que hacer algo; el comisario se tiene que mover y tiene que haber políticas de Estado desde el Gobierno, que no hay".

Emilia, una comerciante, contó que entraron a su casa tres veces y que mantiene su negocio con la puerta de rejas cerrada para más seguridad. "Tengo una pastelería y vivo sola con mi hija. No tenemos seguridad, vivimos enrejadas, que es lo único que evita que nos saquen todo. Además, drogados, van y vienen como fantasmas. Hay negocios que fueron desvalijados", denunció.

La vecina dijo en este sentido que están recaudando firmas para lograr más presencia y patrullajes, no solo en Villa Mitre sino en toda la zona este.

Antes, dicen, se veían al menos bicipolicías y se sentían más seguros, pero ante la falta de patrullaje, aseguran que se observan chicos que se juntan a drogarse en esquinas "no se puede vivir así".

Presencia de patotas

La secretaria de Seguridad de la provincia, Frida Fonseca, dijo que la Policía y la seguridad dependen directamente del ministro Marcelo Domínguez, pero que en cuestiones vinculadas a la prevención de la drogadicción y venta de estupefacientes sí interviene su cartera a través de un "trabajo preventivo e interinstitucional con diferentes áreas".

Explicó que como consecuencia de las drogas "hay un problema transversal en toda la ciudad con puntos críticos", aunque se negó a dar precisiones sobre los barrios específicos "para no estigmatizarlos". Pero admitió que se trata de los que están en la zona sudeste y en el área de Villa Lavalle.

"También en zona norte y oeste hay muchos problemas que están vinculados con patotas, aunque es un tema de toda la ciudad", indicó y expuso que "hay un registro de más de 200 grupos activos (patotas) distribuidos en los barrios de la ciudad y en el norte de la provincia que actúan generando hechos de violencia". Admitió en este sentido que va aumentando el número de grupos y que se vinculan al consumo e incluso venta de drogas.

"Somos una provincia muy vulnerable porque tenemos una frontera con controles muy flexibles en el norte, poco personal de fuerzas nacionales afectados a una frontera extensísima y selvática con una división con Bolivia que es el país productor de cocaína más importante, que nos hace ser una ruta de paso pero lamentablemente queda en Salta la pasta base", señaló.

Frente al riesgo de la "justicia por mano propia"

La falta de respuesta de las autoridades ante los graves y angustiantes hechos que viven a diario, lleva a algunos vecinos a la delicada situación de plantearse la posibilidad e, incluso, necesidad, de hacer justicia por mano propia para resguardar a los suyos y a ellos mismos.

Alfredo aseguró que "son innumerables los hechos delictivos, robos y asaltos; se vive una sensación constante de desamparo y desprotección; es un barrio que tiene más de cincuenta años, y vive mucha gente mayor que está asustada".

"Sabemos la imposibilidad que tiene operativamente la Comisaría Cuarta, que es muy grande su jurisdicción y solo cuenta con un móvil, una sola camioneta y una dotación de 30 efectivos para toda la jornada. También cubren el parque industrial. Es muy amplia la jurisdicción. Hay robos continuamente y ya no llegan o no te toman la denuncia porque no tienen personal. O cuando los atrapan los tienen que dejar ir porque los fiscales no los procesan", expuso.

Advirtió que "hay una enorme sensación de impotencia que nos lleva a pensar incluso en hacer justicia por mano propia porque ya nos tomaron el pelo a todo el vecindario y se pasean como quieren por los techos de las casas y se meten".

Tierra de nadie

"Exigimos seguridad, el barrio es tierra de nadie", reclamó.

Otro vecino advirtió que "los delincuentes están cebados y cada vez se animan a más porque nadie los detiene" y anticipó que "en algún momento vamos a lamentar un hecho de sangre porque uno los siente en el techo de la casa y estamos adentro con nuestros hijos, y los tenemos que proteger".

 

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