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15 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Las escuelas rurales, en pésimas condiciones para iniciar las clases

En El Timbó, a 3 km. de Rosario de Lerma, todavía no tienen baños. Hay malestar por el bajo monto que se destina para los comedores escolares y las demoras en los pagos.
Martes, 27 de febrero de 2024 00:00

Hay escuelas del departamento Rosario de Lerma con serios problemas edilicios para comenzar las clases el próximo lunes. Establecimientos educativos que a estas alturas no tienen ni siquiera baños para los alumnos.

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Hay escuelas del departamento Rosario de Lerma con serios problemas edilicios para comenzar las clases el próximo lunes. Establecimientos educativos que a estas alturas no tienen ni siquiera baños para los alumnos.

Otro dilema que se plantea es ¿de dónde sacan dinero los docentes para pagar a los proveedores de los comedores que funcionan en las escuelas? Y en particular, los que están en lugares alejados, donde los caminos son complicados de transitar especialmente durante la época estival, y por ende, llevar mercadería hasta allí se hace muy difícil.

En El Palomar, a 150 kilómetros de la capital salteña, en plena Puna del departamento de Rosario de Lerma, jurisdicción de Campo Quijano, un director hace lo que puede para hacer funcionar el comedor. Son apenas 40 estudiantes y todos los años esta escuela tiene el mismo problema. Desde diciembre se les debe a los proveedores porque los directores suelen "poner de su bolsillo" y después ven cómo recuperan el dinero. Otras escuelas que están en plena quebrada tienen el mismo problema con los "fondos para mercadería" y demás insumos.

Para la limpieza de las instalaciones, hay escuelas de segunda categoría que están recibiendo $40 mil para todo el año. Un monto que también piden se revea urgente.

"Hay que buscar la forma de salir adelante. Siempre nos mandan más adelante el dinero y pagamos a los proveedores. Los chicos se albergan en la escuela porque mandarlos a sus casas todos los días es una locura, vienen de zonas muy lejanas. Vamos a ver qué hacemos. Espero que se solucione", expresó el director Sergio López.

Por allá, donde los caminos se desdibujan por las lluvias, llevar ayuda es una odisea. Allí se estudia y se trabaja sin importar lo que sucede en el resto del mundo.

El olvido

En otros lugares donde se puede llegar con más facilidad, las escuelas pasan a ser galpones de campo con bancos tratando de educar a un montón de adolescentes que carecen de contención de todo tipo.

Como en el paraje El Timbó de Rosario de Lerma, a tan solo 3 kilómetros de la ciudad, nadie se acuerda de este paraje ubicado al sur de esta comunidad. En el colegio secundario rural "El Timbó" Nº 5209 no comenzarán las clases alrededor de 140 adolescentes de la zona rural porque los techos y los baños están deteriorados y sin mantenimiento adecuado. El año pasado los alumnos tenían que salir a hacer sus necesidades en medio del campo. A una semana de iniciarse un nuevo ciclo lectivo el panorama no cambió en nada, de hecho ninguna autoridad competente arregló siquiera los caminos para llegar hasta el paraje.

Desde la escuela secundaria rural "El Timbó" Nº 5209 manifestaron que no están en condiciones de comenzar las clases. Allí estudian 140 adolescentes de la zona.

"Hay una obra de mejora de aulas que está parada. Lleva entre 8 y 10 meses y nos habían prometido que durante septiembre del año pasado ya iba a estar finalizada, y hasta ahora nada", se quejó su director Gabino Casimiro.

Agregó un dato más: "El año pasado tuvimos 8 meses con dos baños químicos y la verdad que eso no es bueno, hoy con la situación sanitaria que vivimos debemos cuidar la salud de nuestros alumnos". En este viejo edificio rural, hay tres aulas para el secundario, aparte está el nivel inicial en la primaria del turno mañana.

En varias de escuelas del departamento de Anta, los maestros sacaron de sus bolsillos para poder cancelar las deudas con los proveedores de mercadería. Piden una solución urgente.

"El año pasado los chicos por no tener las aulas en condiciones iban dos o tres días a clases a la semana, el primer año fue dos o tres días, el segundo también, y no tenían clases toda la semana. Eso realmente era muy preocupante porque los chicos después directamente dejaban de asistir a clases, en consecuencia, la matrícula bajó hasta fin de año", recordó Casimiro.

En 2024 hubo 114 alumnos secundarios. La matrícula de este secundario es en gran medida de chicos de fincas y del vulnerable barrio San Jorge. Si estos chicos no asisten a clases, no tienen oportunidad de mejorar su calidad de vida, menos futuro.

 

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