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Desafío de un manejo eficaz del aula

Viernes, 05 de enero de 2024 00:00

Si somos lo que la educación hace de nosotros… ¿qué estamos haciendo por la educación?

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Si somos lo que la educación hace de nosotros… ¿qué estamos haciendo por la educación?

Cierre de año en medio de aguas turbulentas. En este escenario termina un ciclo lectivo y se instala, nuevamente, el deseo de todos los que hacemos y vivimos la educación; el deseo de una educación efectiva y enriquecedora.

No nos olvidamos de los resultados de las pruebas Aprender, de las estadísticas, de que es esencial implementar programas de refuerzo en matemáticas y comprensión lectora e integrar herramientas tecnológicas para fomentar el desarrollo de habilidades críticas y de resolución de problemas. No nos olvidamos de los niños y jóvenes a los que la escuela no les está brindando las herramientas para que puedan desempeñarse en otros contextos diferentes a su condición de cuna. Somos conscientes que el sistema, tal como está, no logra trasladar a los niños y jóvenes los instrumentos básicos de la cultura letrada. Que está atrasado en lo que respecta a la revisión de contenidos y prácticas pedagógicas.

Así mismo sabemos que los estudiantes no aprenden más y mejor por estar mayor cantidad de horas en clase, sino también, por lo significativo de una propuesta de aprendizaje que les genera motivación, curiosidad, desafíos y nuevas preguntas.

Las nuevas generaciones deben aprender, desde los inicios de su escolarización, a reflexionar y construir opinión y propuestas sobre la realidad en todas sus versiones.

La transformación de la educación es una necesidad. La clave de los cambios está en manos de todos, los docentes, los alumnos, las familias, el rol del estado.

Hoy los invito a mirar adentro, a meternos en el aula y todo lo que este espacio representa. Si desde nuestro rol pensamos y observamos que los chicos no aprenden y se aburren en la escuela llegó la hora de hacer algo. La fuente de conocimiento está en todas partes, en el aula, en los chicos, en la tecnología, en los trabajos por proyectos, los debates. Sin dudas es necesario, como docentes, salir del centro de la escena y poner en ese lugar al alumno. Si seguimos enseñando como aprendimos nosotros algo estamos haciendo mal, hoy la ciencia nos está poniendo al alcance de la mano información para poner en acción en el aula. Hay aspectos de la escuela que, aunque no estén relacionados con las materias, sí lo están con los propósitos de enseñanza y objetivos de aprendizaje; por ejemplo, el estado anímico de nuestros alumnos, su predisposición para aprender, su motivación.

Si se sienten reconocidos, seguros, contenidos, es probable que mejoren su rendimiento y su predisposición frente al aprendizaje sea distinta.

Otro aspecto tiene que ver con las estrategias y los recursos que utilizamos, ¿les permiten decodificar la información, reflexionar, hacerla suya? Aprender es incorporar información para luego poder evocarla cuando la necesitemos. Si se trata de estudiar para aprobar y luego olvidar, la información se pierde. Si puede ser interpretada, recuperada constantemente, si dimos espacio para poder clasificar, resumir, inferir, ejemplificar, entonces sí estamos hablando de aprendizaje.

El mundo actual exige pensar más y mejor. Y si vamos a pedir al docente que ponga al aprendizaje y a los alumnos en el centro de escena debemos pensar en la organización del aula, entender lo que pasa y no pasa en ella, porque sin vínculos no hay aprendizaje. En entornos afectivos se aprende mucho mejor; un alumno que no se siente seguro y contenido no va a poder desplegar su creatividad y mucho menos ejercitar sus modos de hacer.

Tenemos que poder ofrecer un clima adecuado con nuevos enfoques y nuevas estrategias. Ser docente "efectivo" implica también ser docente "afectivo". El desarrollo profesional implica escuchar, capacitarse, rever prácticas constantemente, leer, llevar al cuerpo y ponerlo en acción en el aula para después evaluar-nos en el hacer.

Un clima institucional negativo atenta con las posibilidades de dar lo mejor, tanto de parte del docente como de los chicos. Somos comunidad; lo que nos pasa a todos, sin dudas, nos afecta a todos. Por eso el manejo eficaz del aula debe estar antes de cualquier otra cosa.

Educar es acompañar, sostener y generar espacios para el crecimiento. Humanizar la educación es importante. La autoridad no se impone, se construye a través del respeto, de la credibilidad y de la idoneidad, conectándonos emocionalmente con nosotros y nuestros alumnos, dándoles herramientas para autorregular sus emociones, enseñando y ejercitando empatía. ¿Eso significa que debemos aprender, primero, a autogestionar nuestras emociones? Sí, después de todo, no se trata solamente de qué hace el alumno, sino de qué hacemos nosotros en función de eso.

La educación está en una situación en la que el cambio es imprescindible. Miremos el aula hacia adentro. Los convoco a reinventarnos frente al compromiso asumido desde siempre.

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