El equipo de Javier Milei supo leer y expresar el descontento de los argentinos que llegó a su momento cúlmine durante los últimos años del kirchnerismo. Lo hizo en tiempo express pero de forma contundente, se expresó en pocos caracteres usando los límites de los nuevos medios. Fue maleducado, directo, rompió el molde y se convirtió en un superhéroe. Los niños y jóvenes hablan de Milei, como nunca antes habían opinado de algún personaje de la política, hablan en el colectivo, en el auto, en el aula y en la mesa durante la cena familiar. Disfrutan de las caricaturas del León y les divierte su aspecto desprolijo.
inicia sesión o regístrate.
El equipo de Javier Milei supo leer y expresar el descontento de los argentinos que llegó a su momento cúlmine durante los últimos años del kirchnerismo. Lo hizo en tiempo express pero de forma contundente, se expresó en pocos caracteres usando los límites de los nuevos medios. Fue maleducado, directo, rompió el molde y se convirtió en un superhéroe. Los niños y jóvenes hablan de Milei, como nunca antes habían opinado de algún personaje de la política, hablan en el colectivo, en el auto, en el aula y en la mesa durante la cena familiar. Disfrutan de las caricaturas del León y les divierte su aspecto desprolijo.
El libertario dijo lo que muchos querían oír: insultó a la política más corrupta, se metió con los poderosos, prometió cambio e increpó de la forma más burda.
Se mostró moderno y estudioso, con patillas alargadas, cantando rock y simultáneamente remontándose a las teorías de Alberdi que nadie entiende pero que le da un sustento estudiado a su proyecto. "Parece formado porque siempre lleva un libro bajo el brazo… " "Su mirada transmite miedo y quizá eso genera respeto…" , murmullos de pasillo…
Su peinado despeinado y sus perros clonados representan el lado más extraño del ser humano que también existe. Su hermana, su infancia traumática y sus brotes histéricos lo humanizaron. Su soledad da pena por momentos.
"El mensaje destructor, al referirse a la casta, hay que instalarlo a través de las redes", expresan sus asesores más cercanos y el resultado es inédito y fue victorioso, todavía lo sigue siendo… Esos canales de comunicación, que no maneja la vieja guardia, acostumbrados a los portales más tradicionales, a lo que ya "no se usa" o a lo que "pasó de moda". Los libertarios saben bien qué hay que aprovechar y darles de comer a las nuevas generaciones, que paradójicamente la casta permitió que se expresen en las urnas, esas mismas que representan un número gigante de votantes y se sienten frustrados, que cobran planes como un "derecho adquirido", que ni Macri se animó a tocar. Ya no tienen miedo de perder su caja de ahorro, pero de todos modos necesitan ilusionarse como todos.
Esas nuevas generaciones que se ilusionan con Messi, que representan tres de cada diez estudiantes de secundaria que no finaliza la escuela ahora también canalizan sus frustraciones y su bronca con un discurso sencillo sin mero análisis de la realidad: hay que enojarse con la casta y tienen que pagar por serlo. Vivimos una especie de "edad del pavo" prolongada, que hoy se extiende hasta pasados los 30 años donde prima: la queja, la bronca, el odio, lo gracioso y lo efímero. Se suma el hartazgo de la inseguridad, de Cristina y La Cámpora, de los gremios, la suba de precios, la mentira, los Moyano, la corrupción, en fin …, cansados de los mismos de siempre…
Jóvenes "influencers" no solo en las redes sino en la sociedad y en sus hogares, que sienten el estancamiento, la imposibilidad de movilidad social, aburridos, con oportunidades truncas en país que los exporta.
Amnesia Argenta
Estamos ante un relato que responde a la necesidad de tocar las emociones, estrategia muy bien estudiada por especialistas de marketing político: "tener fe es más fácil que pensar racionalmente". La emoción a movilizar es: el odio hacia la casta, "hacia los que nos robaron el país". Una necesidad alimentada por la desesperanza ante años de derrumbe económico. Pero en Argentina pasan cosas muy atípicas. Curiosamente, el mal desempeño económico tumbó el gobierno de Mauricio Macri, posibilitando con ello el regreso al poder del kirchnerismo. Pareciera ser que sufrimos una especie de amnesia política, olvidamos lo que nos llevó a la ruina. Ahora aparece nuevamente Macri como principal asesor sabelotodo de la presidencia, que se regocija por no estar en la lista negra.
¿Qué pasa cuando la ilusión no se concreta? ¿Qué pasa cuando lo que te prometieron no llega? Creer que Milei no es político, que no es casta, que no tiene privilegios por viajar en aviones de línea, alimenta la esperanza de un país que se desmorona.
En este mundo capitalista donde se disfruta del presente y lo efímero, también de exigen respuestas rápidas, es como una especie de Tik Tok, cambio, cambio constante, respuestas instantáneas, no existe la paciencia que tenían los abuelos que nacieron en los 50'. La sociedad de consumo quiere comprarse las zapatillas de moda, el plasma más grande, pagar la entrada para el boliche, ir al cine y comienza a sufrir las consecuencias de no poder pagar la cuota del colegio de sus hijos y restringir los gastos al extremo. La sociedad de consumo también mira quien recoge la basura de la esquina. Cree, siente, se ilusiona y se desilusiona. Rompe todo y lo vuelve a armar.
La luna de miel y la legitimidad del gobierno todavía tienen días por delante, establece la grieta de nosotros vs. ellos "la casta". Los argentinos ya sabemos lo que es la grieta, pero nos gusta identificamos socialmente por estar de un lado o del otro como si fuese una competencia de River-Boca.
Si sos casta y te sumas a Milei dejas de serlo, es como una bendición que te cae del cielo y que te convierte de golpe en un ser puro y pasan a sus filas con la misma rapidez en que puede dejar de estarlo. Los funcionarios, legisladores y gobernadores que acompañan a Javier Milei pasan a estar en las listas blancas de la red X, se convierten en seres libres de todo pecado. Algunos ya están sacando sus boletos para hacer un tour por el muro de los lamentos. Estar en la lista negra significa qué hay que exterminar al enemigo, como si no hubiésemos aprendido nada de nuestro pasado que más nos duele como argentinos.