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Roberto Romero, el Norte Grande y la fe en el desarrollo

A 32 años de su muerte, se agiganta su visión de futuro y su compromiso con Salta. Esta tarde, a las 17, habrá una misa en el cementerio de la Santa Cruz.
Jueves, 15 de febrero de 2024 02:15

Hoy se cumplen 32 años de la muerte de Roberto Romero. El tiempo proyecta su figura, agigantándola, porque desde muy joven, como empresario y como político trazó una línea de conducta pública que lo diferenciaba de los arquetipos de la segunda mitad del siglo XX. Mucha gente reconoce en Roberto Romero su sensibilidad social y su particular mirada de los problemas y necesidades de los sectores populares; el los conocía desde adentro y no necesitaba que nadie viniera a contárselos.

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Hoy se cumplen 32 años de la muerte de Roberto Romero. El tiempo proyecta su figura, agigantándola, porque desde muy joven, como empresario y como político trazó una línea de conducta pública que lo diferenciaba de los arquetipos de la segunda mitad del siglo XX. Mucha gente reconoce en Roberto Romero su sensibilidad social y su particular mirada de los problemas y necesidades de los sectores populares; el los conocía desde adentro y no necesitaba que nadie viniera a contárselos.

Además, como un baqueano, recorría nuestra provincia palmo a palmo, y la vivía como se vive a la Patria. Como empresario periodístico, se esmeró en llegar a todos los rincones y reflejar en las páginas de El Tribuno todo lo que ocurre en cada localidad. Él se ocupó personalmente en construir ese vínculo.

Por eso, durante su campaña electoral de 1983, Roberto Romero visitó todos los pueblos de Salta con planes concretos para cada lugar, y los siguió visitando durante toda su gestión como gobernador.

En los hechos, esa voluntad de desarrollo humano se tradujo de inmediato en numerosas medidas de contención social, entre las que se destaca la estrategia de medicina preventiva y la designación de miles de asistentes sanitarios, preparados para ir casa por casa y controlar el cumplimiento del plan de vacunación, el control nutricional de los niños y las mujeres embarazadas, verificar las condiciones de higiene del hogar y otros datos esenciales para evitar la desnutrición y cualquier síntoma de riesgo para la calidad de vida.

Con el mismo espíritu, el gobierno de Romero amplió vigorosamente la oferta educativa con la creación de un gran número de colegios secundarios y bachilleratos acelerados que funcionaron a contra turno en edificios escolares de toda la provincia.

Asimismo, su gobierno llevó adelante el proyecto PROVIPO, de autoconstrucción de viviendas familiares que reconvirtieron a miles de ranchitos muy precarios en hogares dignos.

El Norte Grande

El federalismo no es un sentimiento, sino un mandato constitucional. Es una necesidad de las provincias pero que nunca va a convertirse en realidad si la hiper centralización de las decisiones políticas y las inversiones estratégicas siguen siendo pensadas entre los pequeños límites del área metropolitana.

La Argentina muestra un mapa fraccionado: la región central, agroindustrial, y dentro de ella el conurbano bonaerense, donde conviven los sectores de mayores ingresos con barriadas donde se hacina la mayor proporción de pobres del país. La Patagonia, despoblada y cada vez más limitada a la actividad extractiva y al turismo, y nuestro Norte Grande, con tendencia a un eclipse de la producción y la inversión tecnológica.

Los sucesivos intentos de industrializar el país para sustituir importaciones no favorecieron a nuestro norte y terminaron por naufragar cuando la crisis de los años '70 dejó a América latina en posición de debilidad ante la globalización.

Las décadas posteriores presentan los gobiernos provinciales y dependientes de una coparticipación de impuestos distribuida discrecionalmente desde el poder central.

La consecuencia es el subdesarrollo, la falta de empleo genuino y la necesidad del Estado de reemplazar a las empresas como empleador de los desocupados.

Todo esto lo vivió y lo anticipó Roberto Romero. A partir de 1983, se convirtió en impulsor del gran proyecto regional del Norte Grande. En ese entonces, gobernadores justicialistas y radicales adoptaron una bandera común para el desarrollo. El plan era, centralmente, el corredor bioceánico desde el sur de Brasil hasta los puertos de Antofagasta y Mejillones, en el Pacífico, la revitalización del ferrocarril de cargas, y la integración comercial y de intercambio productivo con todos los países limítrofes.

Era en esos momentos, el Norte grande era una región, dentro de una Argentina, dispuesta a luchar por su desarrollo. Los gobernadores tomaban la decisión y el presidente Raúl Alfonsín acompañaba la iniciativa federalista. En esos días, estaba en plena gestación el proyecto de trasladar la sede de Gobierno a Viedma. Pensaban otro país.

Para Roberto Romero, el "triángulo de Sábato" era un principio liminar: el desarrollo requiere la colaboración del Estado, la empresa y la universidad. En un país cada vez más centralizado, ese instrumento es vital para fortalecer la posición de las regiones y avanzar hacia el desarrollo, que requiere integración regional y proyectos de gran envergadura.

La mayoría de los gobernadores de la región, en estos últimos años, no supieron, no quisieron o no pudieron construir esa fortaleza.

El Norte Grande, tal como lo concebía el ex gobernador de Salta, apuntaba a la inserción internacional, a la industrialización no subsidiada, al desarrollo tecnológico y al crecimiento de cada uno de los pueblos de la región.

El proyecto sigue vigente, pero está anémico. Revitalizarlo dependerá, en gran parte, de la firmeza de los gobernadores, y de que todos confluyan para reflotarlo. No solo para reclamar los fondos que el actual gobierno central retacea, y que nos corresponden, sino para plantearse objetivos de alto vuelo y llevarlos adelante, con la legitimidad que les otorga la democracia.

El constitucionalista cordobés Antonio María Hernández, explica el desvirtuado mandato constitucional del federalismo por el avance del gobierno federal sin resistencia de las provincias y la infraestructura de concentración socioeconómica en el área metropolitana de Buenos Aires, en desmedro del interior y del equilibrio del país.

Roberto Romero pensaba lo mismo, sin ánimo separatista ni revisionista sino con la vocación por fortalecer a la empresa privada como generadora de empleo; tomar decisiones a partir de las realidades que los provincianos conocen y que los presidentes (provincianos o porteños) ignoran u olvidan, Vivió y actuó con la certeza de que la robustez del federalismo depende de la solidaridad de las provincias para vivir, producir, comerciar y exportar con vida propia, y para construir lazos regionales con los países vecinos y con los que se funde gran parte de nuestra historia.

La misa esta tarde, a las 17

Hoy, al cumplirse el aniversario 32 del fallecimiento del exgobernador de Salta Roberto Romero, la familia y amigos invitan a la misa que se realizará en su memoria, a las 17, en la capilla del cementerio de la Santa Cruz.

Una vez finalizada la ceremonia religiosa se realizará la colocación de una ofrenda floral en el mausoleo donde descansan sus restos. La invitación es para todos los vecinos que quieran rendirle un homenaje a Roberto Romero.

 

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