¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

16°
2 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Mirada al pasado: UCASAL conmemora 25 años del hallazgo de los Niños del Llullaillaco

Constanza Ceruti descubre una momia inca en la cumbre del Llullaillaco (© María Constanza Ceruti). Análisis del cabello de la momia congelada del niño Llullaillaco en UCASAL. (© María Constanza Ceruti). Constanza Ceruti en la cumbre del monte Quehuar. (© María Constanza Ceruti).Constanza Ceruti honrada en la Gala Wings Worldquest con Jane Goodall y otras mujeres científicas. (© María Constanza Ceruti). 
Sabado, 06 de abril de 2024 21:50
Constanza Ceruti descubre una momia inca en la cumbre del Llullaillaco (© María Constanza Ceruti).

Fue en marzo del año 1999, cuando gran parte del mundo se frenó a contemplar uno de los mayores hallazgos arqueológicos de la historia: los Niños del Llullaillaco. Por entonces, las momias incas sorprendieron hasta a los más expertos en el campo por su increíble estado de conservación. Y es que, a pesar de constatar sus más de 400 años de antigüedad, las condiciones del entorno donde se encontraron, los esfuerzos que requirió la excavación y el traslado, así como también los meticulosos cuidados posteriores durante la investigación y exposición permitieron preservarlas como una verdadera reliquia.

Remontarse 25 años atrás implica reconocer los esfuerzos de quienes se sumergieron en aquella expedición arqueológica al volcán Llullaillaco sin siquiera imaginar el escenario que los golpearía de frente. A 6739 metros sobre el nivel del mar, Constanza Ceruti codirigió junto a Johan Reinhard la investigación arqueológica a mayor altura en la historia. 

A razón de este cuarto de siglo, UCASAL repasa junto a Constanza Ceruti - la primera mujer arqueóloga de alta montaña del mundo- el detrás de uno de los mayores descubrimientos, cómo los niños del Llullaillaco llegaron hasta el Laboratorio de la Universidad Católica de Salta para ser estudiados, y su traslado hasta el Museo de Arqueología de Alta Montaña (MAAM), situado en la capital de Salta, Argentina.

A 25 años del hallazgo de los Niños del Llullaillaco, ¿qué detalles se desconocen acerca de la expedición arqueológica?

En la expedición que codirigí con Johan Reinhard en Marzo de 1999, el objetivo era estudiar el sitio arqueológico más alto del mundo. No sabíamos qué íbamos a encontrar en las excavaciones; la montaña decidió situarnos ante las momias mejor conservadas de la historia.

Para ello tuvimos que enfrentar los riesgos que implica una investigación científica en un espacio remoto, en altitudes extremas, con temperaturas bajo cero, tormentas de nieve y fuertes vientos. Los rayos se vuelven aún más peligrosos cuando se está acampando en altura. No en vano en una expedición que contaba inicialmente con 14 miembros, quedamos solamente nueve personas trabajando en la cima; ya que una buena parte de los colaboradores prefirió volver a la ciudad aprovechando la logística desplegada para la evacuación de un fotógrafo afectado por el mal de altura.  

Inicialmente nos dedicamos al relevamiento de toda la arquitectura en el santuario; a continuación realizamos sondeos exploratorios y eventualmente aparecieron hallazgos artefactuales, que fueron algunas ofrendas materiales asociadas con el niño, la primera momia que descubrimos. Después llegó la doncella y en tercer término la recuperación de la niña más pequeña, que fue un momento muy emotivo porque el daño ocasionado por el rayo en el textil que la envolvía nos permitió estar frente a frente con un rostro humano que volvía a ver la luz tras medio milenio.

Me preocupaba mucho la calidad científica del trabajo arqueológico, la exactitud de las mediciones que tomábamos, la documentación de todos los aspectos de la investigación; así que además de los esfuerzos durante el día en la excavación seguía mi tarea de noche, pasando en limpio todas las anotaciones, mientras los otros miembros de la expedición descansaban. Y el hallazgo de las momias agregó mucho a esa preocupación, ya que era necesario ponerlas a resguardo y mantenerlas congeladas durante el descenso, improvisando con los materiales que teníamos a mano. 

Hay que destacar el esfuerzo de miembros de comunidades originarias quechua-hablantes y excelentes colaboradores, que hicieron posible varios aspectos de la logística de la expedición. Ellos se las ingeniaron para transportar con toda delicadeza a las momias, llevándolas montaña abajo en sus espaldas. También hubo colaboración de la Dirección de Patrimonio Cultural de Salta (que nos había otorgado los permisos de investigación), especialmente en la instancia de transporte de los hallazgos a la ciudad de Salta.

¿Cómo fue el estudio de las momias en los laboratorios de UCASAL?

Los estudios interdisciplinarios que realizamos en la UCASAL hicieron posible descubrir aspectos de la antigüedad andina que de otro modo sólo podríamos conocer a través de las fuentes históricas. Gracias a los estudios de momias, son los propios Incas quienes cuentan su historia, cumpliendo cabalmente su papel de “Embajadores del Pasado”.

A través de los estudios de momias, la mirada científica al pasado se amplía para alcanzar aspectos que habitualmente no se pueden abordar desde otras evidencias materiales. Conservando todos sus órganos en perfecto estado, los niños del Llullaillaco son las momias mejor preservadas de la historia. Así lo afirmaron los principales expertos en momias reunidos en el congreso de Groenlandia, donde fui invitada hace más de veinte años, para presentar los primeros resultados de los estudios que para entonces habíamos realizado en la Universidad Católica de Salta, con la colaboración de paleo-patólogos, radiólogos, odontólogos, y otros profesionales salteños, argentinos y extranjeros. 

Durante aquellos seis años que las momias estuvieron en estudio en el campus de Castañares, nuestro foco estaba puesto en la investigación científica interdisciplinaria. Esta fue la base de la información que se ofreció al público desde la inauguración del Museo de Arqueología de Alta Montaña.

Análisis del cabello de la momia congelada del niño Llullaillaco en UCASAL. (© María Constanza Ceruti).

Fuiste muy reconocida por tu labor, ¿qué significa para vos haber codirigido una de las investigaciones arqueológicas más importantes?

Me enorgullece mucho, como mujer montañista y como científica argentina, haber codirigido la expedición al volcán Llullaillaco hace ya un cuarto de siglo. No hay que olvidar que se trató de la investigación arqueológica a mayor altura en la historia (motivo por el que nuestro trabajo fue inscripto en el libro Guinness de los récords mundiales). Es una profunda satisfacción que los ojos del mundo se hayan posado en los Andes gracias al extraordinario descubrimiento de los niños del Llullaillaco.

Actualmente seguís trabajando como investigadora, antropóloga y científica, ¿dónde plasmás todo tu conocimiento?

En base a decenas de ascensos realizados personalmente escribí artículos sobre distintas cadenas montañosas, incluidas las Rocallosas, los Alpes, los Pirineos, los Apalaches, los Tatras y diversos volcanes sagrados en Polinesia e islas atlánticas. También soy autora de una colección de libros sobre montañas sagradas.

Invito a los lectores interesados a explorar estos temas leyendo algunos de mis libros o artículos científicos que pueden encontrarse compilados en el portal Researchgate y en las páginas web del CONICET y de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires. Y a sumarse a los seminarios y clases especiales que dictamos periódicamente en el campus de UCASAL y en las delegaciones y subsedes que la Universidad Católica de Salta tiene en distintas provincias argentinas. 

Constanza Ceruti en la cumbre del monte Quehuar. (© María Constanza Ceruti).

Analizar en detalle el descubrimiento de los niños del Llullaillaco, a 25 años de semejante hazaña, invita a reflexionar sobre el legado de una investigación arqueológica que marcó un antes y después en la comprensión de antiguas civilizaciones.
Haber formado parte del proceso, para UCASAL, significa reafirmar su compromiso con la investigación científica y la preservación del patrimonio cultural. 

¿Quién es Constanza Ceruti?

Constanza Ceruti es la primera mujer arqueóloga de alta montaña del mundo, investigadora del CONICET y docente. Miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires. Fue premiada con la Medalla de Oro de la International Society of Woman Geographers y ha recibido diversas distinciones, incluyendo un doctorado honorario en una universidad norteamericana. También fue galardonada con el Premio Príncipe de Asturias en Comunicación y Humanidades, distinguida con la Medalla de Oro de la Universidad de Buenos Aires, el Premio Vocación Académica, el Trébol de Plata y el Cóndor Dorado del Ejército.

Constanza Ceruti honrada en la Gala Wings Worldquest con Jane Goodall y otras mujeres científicas. (© María Constanza Ceruti).

 

Conocé más aquí: https://prensa.ucasal.edu.ar/llullaillaco-trib 

Temas de la nota

PUBLICIDAD