En Molinos, donde las distancias pesan y el acceso a la salud muchas veces depende del clima, los caminos y el bolsillo, un ecógrafo portátil está cambiando la rutina de atención médica. No es una tecnología de última generación llegada, sino también una herramienta concreta que cumple una función esencial, la de acercar diagnósticos a donde antes no llegaban.
El equipo fue cedido por la Fundación Granos de Mostaza y hoy está al servicio del Hospital Dr. Juan A. Fernández. Se trata de un ecógrafo portátil que puede trasladarse fácilmente y que permite realizar estudios en distintos puntos del departamento, sin necesidad de que los pacientes deban viajar a Salta capital u otros centros urbanos.
Desde Molinos destacan que el impacto es inmediato. Con este dispositivo se realizan ecografías obstétricas, ginecológicas y otros estudios básicos que resultan fundamentales para el seguimiento de embarazos y la atención en salud sexual y reproductiva. En zonas rurales, donde muchas veces el primer control llega tarde, contar con este tipo de herramientas marca una diferencia concreta.
El trabajo está a cargo de un equipo de salud que recorre los parajes y organiza las jornadas de atención. El médico Omar Fabiani, referente en embarazo y salud sexual, encabeza las actividades junto a la licenciada Noelia Zerpa, asistente y referente en embarazadas, y el licenciado Hernán Torres, asistente y referente en salud sexual. Entre todos sostienen una tarea que combina atención médica, prevención y acompañamiento.
El ecógrafo no se queda en un solo lugar. Llega a comunidades como Gualfín, Tacuil, Aguadita, Amaicha, Churcal y también al casco urbano de Molinos. En cada visita, las jornadas se organizan para atender a la mayor cantidad posible de personas, priorizando a mujeres embarazadas y pacientes que, de otro modo, tendrían serias dificultades para acceder a un estudio.
La iniciativa nació a partir de una necesidad concreta detectada en la zona. Así lo explicó Sandra Piernomicini, integrante de la Fundación Granos de Mostaza, una ONG con sede en Rosario de Lerma y más de 22 años de trabajo sostenido en el interior de la provincia. A comienzos de este año, a través de un proyecto, se decidió llevar el ecógrafo a Molinos. El objetivo desde el inicio fue evitar traslados largos y costosos, y garantizar un derecho básico como el acceso a la salud.
“Muchas veces la gente tiene que viajar horas para hacerse una ecografía. Eso implica plata, tiempo y hasta perder un día entero. La idea es que ese estudio esté cerca de su casa”, explicaron desde la fundación. En territorios donde cada viaje cuenta, esa cercanía se traduce en controles más frecuentes y diagnósticos más oportunos.
El trabajo de Granos de Mostaza en Molinos no se limita al área de la salud. La llegada al pueblo fue parte de un proceso más amplio. A partir de información sobre la situación social y educativa, la fundación comenzó a trabajar con el intendente Walter Chocobar y con el hospital local, articulando acciones.
Dentro de ese esquema se enmarca el Proyecto de Vida, que incluye acompañamiento a estudiantes secundarios. Este año, por ejemplo, se becó a todos los chicos de cuarto y quinto año del colegio, con un apoyo económico pensado para ayudar a cubrir gastos básicos vinculados al estudio.
La Fundación Granos de Mostaza nació por iniciativa del padre Chifri, quien convocó al padre Gustavo Boquín, hoy vicerrector de la Universidad Católica Argentina (UCA), con un sueño sencillo y profundo, que los chicos de la quebrada pudieran continuar sus estudios y mejorar su calidad de vida. Con el paso de los años, la ONG recibió reconocimientos dentro y fuera del país, pero su mayor logro sigue siendo ese trabajo constante en comunidades como Molinos.
El ecógrafo que recorre caminos de ripio y parajes dispersos es una muestra concreta de ese compromiso. Es una herramienta que reduce desigualdades, acerca derechos y, sobre todo, cuida vidas donde más se necesita.