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Quién es José “Maligno” Torres, el cordobés ganó la medalla de oro en BMX freestyle

Desde Río 2016 que nuestro país no conseguía una presea dorada.
Miércoles, 31 de julio de 2024 11:50
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José Torres Gil, conocido en el mundo del BMX freestyle como el Maligno, ha dejado una huella imborrable en la historia del deporte extremo. Nacido en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, José se mudó junto con su familia a Argentina a los 11 años. Instalados en la provincia de Córdoba, descubrió su pasión por los deportes extremos y la bicicleta. Este viaje que lo llevó a convertirse en una figura prominente del BMX freestyle inició cuando, a los 14 años, presenció un truco espectacular en BMX que cambiaría su vida. “Una tarde fuimos a patear la pelota al Parque de las Naciones y de casualidad vimos a lo lejos a un tipo que más tarde pasaría a ser nuestro amigo, haciendo un flair, un giro en 180 grados hacia atrás. Ver eso fue muy loco, nos generó una adrenalina muy rara”, compartió José en una entrevista con Biciclub.

Nadie pudo con este chico capaz de redibujar el aire sobre dos ruedas, que venía insinuando con hacer algo muy grande en los Juegos Olímpicos. Y que se clasificó sobre la hora a la máxima cita, apenas un mes antes, pero que siempre confió en sus condiciones para llegar a la tierra prometida: París. De esta manera, la Argentina vuelve a obtener una medalla de oro olímpica después de la sequía en Tokio 2020. Maligno se impuso al británico Kieran Reilly (93.91) y al francés Anthony JeanJean (93.76), que parecía que le arrebataba el título, pero cuyas piruetas fueron menos valoradas por los jurados. Quizás haya impresionado el griterío para Jeanjean; lo cierto es que la plasticidad de nuestro biker superó cualquier intento de los otros ocho competidores que animaron la final en el fabuloso complejo de rampas en La Concorde, animado con música a todo volumen.

Nada de abucheos, nada de reprobaciones por parte de los franceses; no se estila en este ambiente de aires adolescentes. Todo lo contrario: el Maligno fue vivado y reconocido tanto en la competencia como durante la entrega de medallas en el podio, vestido de celeste y embargado por la emoción. Con su barba crecida de unos días, procesaba por dentro todo el esfuerzo y el camino que lo condujo hasta aquí, con un físico que resistió todo tipo de golpes y raspones. Si hasta se pegó varios palos durante los entrenamientos previos, antes de las preliminares. Pero Maligno pudo contra todo y hoy está en la cúspide del BMX Freestyle. Bien valen esos esfuerzos de sus entrenadores ni bien terminó la competencia, empapado después de una conquista única.

Como se estila en cada logro argentino, la Villa Olímpica le brindará un gran reconocimiento, dentro de una delegación albiceleste que tenía como principales objetivos en París posibles medallas en el fútbol, el rugby seven, el hockey sobre césped femenino y la categoría Nacra 17, con Mateo Majdalani y Eugenia Bosco. Descartados ya de esa chance los dirigidos por Santiago Gómez Cora, que perdieron en cuartos de final, la ilusión se sigue sustentando en el Sub 23 de Mascherano y las infaltables Leonas, además de la vela. Pero allí aparece el Maligno para romper los esquemas, valiente e intrépido para luchar contra todo. Si asume el peligro a varios metros de altura, ¿por qué no habría de arrojarse a la posibilidad de sentirse candidato a una medalla en París? Hoy, su premio es realidad. Y de oro.

Quebrado y operado, pero irrompible

“Tuve muchas lesiones. Cuando quedé inconsciente después de golpearme no fue tan grave porque no te acordás nada, jaja. Tengo todo el lado izquierdo del cuerpo quebrado y operado, pero por suerte todo tiene titanio y en los escáneres de los aeropuertos no tengo problemas. En cambio, hay compañeros que tienen implantes de acero inoxidable y siempre los están frenando, revisando y tienen que explicar por qué tienen un fierro ahí adentro. Yo paso directo, jaja”, le decía antes de los Juegos el “Maligno”, respecto de las particularidades de su deporte.

Torres nació hace 29 años en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, donde sus padres argentinos trabajaban. Sin embargo, desde los diez años se formó en el barrio Urca, en la ciudad de Córdoba. Fue a los catorce cuando descubrió esta rama del ciclismo, de casualidad, en el Parque de las Naciones, a pocas cuadras de su casa. “Estábamos con mi hermano mellizo (Francisco) pateando la pelota ahí, porque los clubes de fútbol estaban de vacaciones y a lo lejos vimos que había muchos chicos saltando en bici y en skate. Nos acercamos y cuando uno hizo una prueba girando de cabeza, que se llama flair, nos generó una gran atracción y adrenalina. Nos generó mucha intriga. Le pedimos prestada la bicicleta y ahí empezó todo… no hubo vuelta atrás”, describe el Maligno, como le gusta que lo llamen. El apodo, según contó, es por razones combinadas: se lo ganó por la malicia que tiene para hacer bromas y por “la forma agresiva de montar la bicicleta”.

 

Desarrollado entre los adolescentes de California en los ‘70, el BMX freestyle no dejó de crecer en popularidad y se sumó a los programas de deportes extremos. Claro que la explosión se produjo en los 2000, en los X Games de los Estados Unidos, famosa competencia de gran exposición mediática y muy patrocinada. Ser parte del show era impensado para Torres, hasta que en 2018 se le cumplió… “No es fácil lograr una invitación. Es un lugar muy mediático, un show gigante, en el que están viendo todos los patrocinadores. Hacemos un show para la gente, pero hay mucho en juego; interiormente estamos compitiendo a full y los sponsors se están midiendo las cabezas para ver quién tiene más medallas, sobre todo los energizantes. Es algo muy grande”, relata Torres, medalla dorada en los Simple Session 2018 (competencia internacional en Estonia), en los Odesur 2022 y en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023. Claro que el mayor reconocimiento lo logró, probablemente, en julio de 2023, cuando se encumbró como el primer argentino en obtener la medalla de oro en BMX en los X Games.

“A los X Games me invitaron por primera vez en 2018, a una clasificación. Salí segundo y entré en la competencia principal, pero me quebré y no pude seguir”, sonríe. “En 2019 entré directo. Y ganar la medalla de oro, el año pasado, no lo esperaba. Incluso se ve en los videos: iba primero y no sabía, porque entre el show, el espectáculo, el volumen alto… no entendía mucho. En un momento se frenó todo, me empezaron a felicitar, pensé que estaría en el podio, pero se me acercó la cámara gigantesca de los X Games y me di cuenta de que había ganado. Pensé que no era real. Es el lugar en el que se buscan las nuevas estrellas, en el que el segundo de publicidad en la TV sale muy caro”, narra Torres, que se ganó un lugar en París 2024 por su tarea en el Mundial de Glasgow 2023, en el que salió noveno. “Ser olímpico es lo más grande que puede tener un deportista -añade-. Venía muy bien posicionado para Tokio 2020 y me lesioné, en tres competencias puntuables no pude estar y quedé afuera. Haber entrado ahora es un sueño. Es una locura lo que me está sucediendo”.

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